Celeste González

Celeste González ✨Transformo relaciones en conexiones reales
♥️ Especialista en terapia de parejas
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16/10/2025

Jamás pierdas tu tiempo discutiendo sobre verdades con gente adicta a las mentiras… Fin.

Vivimos en una época donde todo pasa tan rápido que casi no nos damos cuenta de lo que sentimos. Donde se valora más la ...
16/10/2025

Vivimos en una época donde todo pasa tan rápido que casi no nos damos cuenta de lo que sentimos. Donde se valora más la foto que la mirada, más el cuerpo que la conexión, más la inmediatez que la profundidad. Y en medio de tanto ruido, encontrar a alguien con quien realmente conectar se volvió casi un acto de fe.

No hablo de tocar, sino de sentir. De esas conversaciones que te dejan pensando, de las miradas que dicen más que mil palabras, de los silencios cómodos donde no hace falta disimular quién sos. Hablo de eso que no se puede mostrar en una historia de Instagram ni medir con likes.

Porque al final, todos en algún momento lo sentimos: esa sensación de haber encontrado a alguien con quien podés ser vos, sin máscaras ni disfraces. Pero también, cuántas veces descubrimos el valor de ese vínculo cuando ya lo perdimos. Cuando entendemos, quizás demasiado tarde, que no era la piel lo que nos ataba, sino algo mucho más profundo.

Por eso, ya no quiero solo piel con piel.
Quiero alma con alma.
Quiero quedarme donde la conexión no se desvanece con el tiempo, donde la presencia pesa más que la apariencia, y donde amar no sea solo tocar, sino entender, cuidar y sentir de verdad.

15/10/2025
Una vez más, una madre tiene que dejar su trabajo, cancelar turnos y salir corriendo para ir a buscar a su hijo/a al col...
15/10/2025

Una vez más, una madre tiene que dejar su trabajo, cancelar turnos y salir corriendo para ir a buscar a su hijo/a al colegio porque se siente mal. Y lo hace sin dudar, porque su hijo/a es su prioridad. Pero eso no quita que duela.

Estas son las realidades que atraviesan tantas madres solas: las que llevan, traen, cancelan, pierden plata, llegan a todo tarde y aun así siguen sosteniendo. Las que trabajan en tres lugares distintos para poder cubrir los gastos, mientras el padre aporta una cuota que ni siquiera alcanza para pagar la escuela.

Y mientras tanto, ellas ceden todo. Ceden tiempo, descanso, vínculos, sueños. Se olvidan de que también son mujeres, amigas, hijas, personas que trabajan, sienten y se cansan. Porque cumplen solas lo que debería compartirse entre dos.

No traigan hijos al mundo si no van a criarlos. Si no van a hacerse cargo. Ser padre no es solo dar un apellido o pasar una transferencia a fin de mes.

Porque mientras uno puede crecer, rehacer su vida y disfrutar su tiempo, la otra sigue corriendo, sosteniendo, remendando todo lo que el otro decidió soltar.

Coincidir. Conectar. Amar. Cuidar. 💫Primero coincidís.Sin buscarlo, sin esperarlo.Dos caminos que se cruzan… y algo aden...
15/10/2025

Coincidir. Conectar. Amar. Cuidar. 💫

Primero coincidís.
Sin buscarlo, sin esperarlo.
Dos caminos que se cruzan… y algo adentro hace clic.

Después llega la conexión.
Esa magia invisible que te hace sentir que lo conocías de antes, que el tiempo pasa distinto cuando están juntos.

Y si la conexión se sostiene, llega el amor.
No de golpe. De a poco.
Con silencios cómodos, risas compartidas y ganas de quedarse.

Pero el amor, para crecer, hay que cuidarlo.
Porque el amor no muere por falta de pasión,
muere por falta de atención.

Cuidar es regar todos los días eso que los une.
Es escuchar, abrazar, respetar, elegir.
Es entender que el amor no se mantiene solo.

Coincidir es suerte.
Conectar es magia.
Amar es arte.
Y cuidar… es la forma más pura de amar. 💞

Hay vínculos que duelen más por lo que prometieron ser que por lo que fueron.A veces, la sangre no alcanza para sostener...
14/10/2025

Hay vínculos que duelen más por lo que prometieron ser que por lo que fueron.
A veces, la sangre no alcanza para sostener el amor. Porque el amor no se impone, el respeto se gana, y una familia no se define por los lazos biológicos, sino por la presencia real.

No hay obligación que pueda fabricar cariño donde hubo ausencia, ni culpa que justifique quedarse donde no se es visto.
Amar desde la culpa es repetir heridas.
Elegir desde el corazón es sanar.

Nadie puede reclamar afecto ni reconocimiento si lo que sembró fue silencio, dudas y soledad.
El amor se riega con tiempo, cuidado y coherencia.
Y cuando eso no estuvo, lo más sano no es insistir, sino aceptar, agradecer el aprendizaje y seguir caminando livianos, sin cargar con lo que no nos corresponde.

14/10/2025

El amor no se impone,
el respeto se gana y la familia no se define por la sangre, sino por la presencia real.

Hay personas que crecen con la sensación profunda de no haber sido realmente hijos de nadie. No porque sus padres no hay...
14/10/2025

Hay personas que crecen con la sensación profunda de no haber sido realmente hijos de nadie. No porque sus padres no hayan existido, sino porque, en el plano emocional, nunca se sintieron sostenidos, vistos ni contenidos. Es una forma de orfandad silenciosa, que no se mide por la ausencia física sino por la falta de presencia afectiva.

Quien atraviesa este sentimiento suele llevar dentro un vacío antiguo, una herida que no siempre sabe nombrar, pero que condiciona la manera en que se vincula con los demás y consigo mismo. Ocupa el lugar de “hijo-abandonado”: alguien que deseó ser amado y cuidado, pero que encontró distancia, indiferencia o incluso exigencia en lugar de ternura.

Desde esa herida pueden surgir dos movimientos posibles. Uno es el de la búsqueda desesperada: intentar llenar ese vacío a través de la aprobación, el reconocimiento o el amor de otros. Este movimiento lleva a repetir vínculos desiguales, donde el otro se convierte en una figura que debe dar lo que no se recibió. Es una repetición inconsciente del intento por sanar la falta original.

El otro movimiento es el opuesto: el retraimiento. La persona se convence de que no necesita a nadie, que la autosuficiencia es sinónimo de fortaleza, y levanta muros emocionales para no volver a sentirse vulnerable. Sin embargo, detrás de esa aparente independencia, suele habitar el mismo dolor, solo que encapsulado.

Reconocer la herida del hijo-abandonado no significa quedarse anclado en el pasado, sino empezar a comprender el origen del propio modo de amar y de estar en el mundo. Es un acto de lucidez y compasión hacia uno mismo. Implica aceptar que, aunque no se haya recibido el amor que se necesitaba, todavía es posible construirse un hogar interno: uno donde el propio cuidado, la validación y la ternura sean, al fin, los cimientos de una nueva forma de pertenecer.

Porque ser hijo no depende de haber tenido padres disponibles, sino de poder reconocerse hoy como alguien digno de amor, incluso si nadie supo enseñarte cómo se sentía.

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