25/07/2020
Virus del papiloma humano (VPH), cáncer cervicouterino y Vacunas....
El cáncer cervicouterino es el resultado a largo plazo de una infección persistente por un tipo de VPH de alto riesgo o más (16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 68, 73, 82).
Generalmente, la infección por VPH desaparece solo del cuerpo, sin dejar secuelas ni producir ningún síntoma, ”infección transitoria” - Sólo en 5 de cada 100 mujeres el VPH se hace «persistente», pudiendo provocar algún tipo de lesión en el cuello del útero, por ello es importante identificar al VPH carcinogénico y las infecciones persistentes. La lenta progresión desde que aparece una lesión hasta el desarrollo del cáncer permite la PREVENCIÓN.
En el año 2017 en nuestro país la cifra de casos nuevos fue de aproximadamente 5000 y 2000 muertes anuales por causa de esta enfermedad. Es el tercer cáncer más frecuente en la mujer y el segundo más frecuente en mujeres de 15 a 44 años. En este grupo de edad es la primera causa de mortalidad por cáncer, por delante de los tumores de mama, colorecto y leucemias. El 78,2% de los carcinomas invasores cervicouterinos se asocian con HPV tipos 16/18.
La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), es una vacuna profiláctica diseñada para prevenir la infección por el VPH transmitido sexualmente. De las tres vacunas aprobadas por la Food and Drug Administration (FDA), una es bivalente (Cervarix(r)), otra es tetravalente (Gardasil(r)) y otra es nonavalente (Gardasil9(r)). Mientras que las dos últimas previenen también la infección por los tipos 6 y 11 y 6, 11, 31, 33, 45, 52 y 58 del VPH respectivamente, las tres previenen la infección por los tipos 16 y 18 del virus, los cuales son los principales causantes, en diferentes medidas, de los siguientes cánceres: cervicouterino, v***ar, va**nal, a**l, orofaríngeo y de pene.
Siendo una vacuna preventiva, se recomienda ser suministrada antes de que exista riesgo de contagio y antes de iniciar la vida sexual. Una vez infectada la persona por algún tipo del virus, la vacuna no protege contra futuros contagios por el mismo tipo, sí contra otros tipos de los incluidos en la vacuna.
A pesar de que las vacunas previenen la infección por VPH relacionada con la aparición de varios cánceres y diversos tipos de condilomas, el objetivo principal de estas es la reducción en la morbilidad y la mortalidad del cáncer cervicouterino causado principalmente por los tipos 16 y 18.
El cáncer cervicouterino sobresale de entre las diversas enfermedades y condiciones causadas por el VPH debido a dos factores. Los condilomas causados por el VPH (normalmente por los tipos 6 y 11, considerados de bajo riesgo) no representan un daño a la salud fisiológica del afectado. En raras ocasiones, sin embargo, tumores benignos se acumulan en las vías respiratorias causando papilomatosis respiratoria.
La relación que tiene el VPH con la aparición de cánceres es variada. El cáncer cervicouterino es causado casi exclusivamente por infecciones por VPH, mientras que la relación causal entre VPH y otros cánceres es relativamente menor, con excepción del cáncer a**l, aunque su morbilidad es menor, por ello prevenir la infección por VPH significa prácticamente prevenir la aparición de cáncer cervicouterino.
La disminución en los índices de morbilidad de los diversos cánceres -especialmente el cervicouterino- después de introducir las vacunas en los programas de inmunización pública, es difícil de calcular debido al lento proceso desde la infección por VPH hasta la aparición de cáncer. En el caso del cáncer cervicouterino, pueden pasar entre diez y treinta años desde la primera infección hasta la aparición de carcinoma invasivo y la vacuna más antigua contra el VPH (la tetravalente) solo lleva disponible un poco más de una década. Así hasta el momento, relacionar la vacunación contra el VPH con la disminución en la aparición de cáncer es todavía apresurado, sin embargo, es posible vincular la vacuna con la muy probable disminución en la aparición de cánceres apelando a la relación causal mencionada previamente.
Muchas implementaciones preventivas, médicas o no médicas, tienen como propósito disminuir las probabilidades de muerte o lesión, que no lo logren en todos los casos depende de diversos factores. Como todas las vacunas y los medicamentos en general, las vacunas contra el VPH tienen efectos secundarios. Lo importante es, ver si estos son de una magnitud tal que la protección contra el virus parezca insignificante en comparación, ver si los riesgos son mayores que los beneficios. En ensayos clínicos las vacunas demostraron que los efectos secundarios no eran sustancialmente diferentes a los de otras vacunas. Por ejemplo, con respecto a Cervarix(r) y Gardasil(r), se encontró que los efectos secundarios principales eran enrojecimiento en la zona de aplicación, sangrado menor en la misma zona, dolor de cabeza y fatiga. Los síntomas no aumentaron conforme las dosis aumentaban, no fueron persistentes y se resolvieron solos.
La ética de la vacunación contra el VPH
La vacunación en general suscita problemas éticos referentes principalmente a la libertad individual de decidir si vacunarse o no. Los programas de inmunización masivos tienen como objetivo último la inmunidad colectiva, la cual se da cuando a porcentajes muy cercanos al 100% de la población inmunizada. Lograr la inmunidad colectiva es un desafío enorme.
Un error común en torno a la vacunación es creer que la decisión de no vacunarse afecta únicamente al individuo que así lo decide, o en el caso de los padres que deciden no vacunar a sus hijos, creer que esa decisión tendrá repercusiones buenas únicamente en sus hijos. La libertad individual de decidir sobre diversos aspectos de nuestras vidas es de suma importancia. Sin embargo, esa libertad puede ser coartada cuando esas decisiones afectan a terceros. A este respecto, vale la pena diferenciar correctamente entre intervenciones terapéuticas que solo afectan al individuo que toma la decisión, e intervenciones profilácticas que influyen en toda la comunidad.
¿Qué vacunas están disponibles en la Argentina?
-La vacuna bivalente aprobada para la prevención del cáncer de cuello de útero, v***a y va**na y ano a partir de los 9 años.
-La vacuna cuadrivalente aprobada a partir de los 9 años para la prevención del cáncer de cuello de útero, v***a y va**na, cáncer a**l y verrugas genitales
La vacuna contra VPH es obligatoria en mujeres y varones a los 11 años y están dentro del Calendario Nacional de Vacunación. Son dos dosis con un intervalo de 6 meses entre la administración de cada una. Como estrategia nacional adicional, se recomienda la vacunación contra VPH para mujeres y varones entre 11 y 26 años que vivan con VIH y trasplantados, con esquema de 3 dosis (0, 2 y 6 meses).
De acuerdo a la última recomendación de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), se sugiere vacunar contra VPH a personas de entre 27 y 45 años con condiciones de base o con factores que los pueden hacer más vulnerables a la infección como tener diabetes, haber recibido un trasplante, tener enfermedad autoinmune como artritis reumatoidea o lupus, entre otros. Además, se aconseja “considerar” la vacuna en personas de entre 26 y 45 años sin factores o condiciones predisponentes.