21/10/2025
Hay algo que nadie te dice cuando te diagnostican una discapacidad invisible: no sólo vas a tener que explicárselo a los doctores… también a tu familia.
Sí, esa familia que te vio crecer, que te curaba con VapoRub, y que ahora te dice con toda la seguridad del mundo:
“Tú no tienes discapacidad, gracias a Dios.”
Porque claro, según su manual de medicina emocional heredado, sólo cuenta como discapacidad si te faltan piezas visibles. Si no andas en silla de ruedas, estás “perfectamente bien”.
Y una ahí, con las articulaciones más flojas que las convicciones de un político en campaña, diciendo:
“No, mamá, sí tengo una condición genética.”
Y ella:
“Ay hija, tú lo que tienes es flojera.”
Lo más irónico es que quienes más opinan… son quienes menos están.
No van al médico contigo.
No te han visto llorar del dolor a las tres de la mañana.
No saben lo que es vivir con miedo de que se te salga una articulación mientras te pones los calcetines.
Pero opinan. Porque pueden.
Y porque, aparentemente, tener una opinión es más fácil que tener empatía.
Mientras tanto, quien sí te ve, quien te acompaña, quien se ha aprendido tu rutina de medicamentos y hasta tus posturas raras para dormir sin que te truenen las rodillas… esa persona rara vez opina.
Actúa.
Sostiene.
Cuida.
Y eso, mis queridas cebras, sí es familia.
Porque la familia no es la que te dice “gracias a Dios no estás tan mal”.
Es la que dice “sé que hoy no puedes con todo, y aquí estoy”.
La familia no siempre comparte sangre, pero sí comparte presencia.
Y si algo he aprendido es que hay comentarios que duelen más que las articulaciones. Pero también, que el silencio de quien te ama bien, sana más que cualquier diagnóstico mal comprendido.
Así que si hoy te topaste con alguien que minimiza tu dolor, respira.
Recuerda: no todo el mundo tiene la capacidad de ver lo invisible, ni la humildad de aceptar que no entiende lo que no vive.
Tú sigue cuidándote, sigue luchando, y sobre todo… sigue recordando que no estás loco, ni exageras.
Estás sobreviviendo en un cuerpo que requiere esfuerzo constante, eso te hace valiente.
Y a los que dicen “gracias a Dios no estás tan mal”…
gracias a Dios no tienen idea. ✨️