16/09/2025
Muchas veces, cuando alguien emigra, surge la comparación silenciosa: “lo que vivo afuera no es tan grave como lo que se vive en Venezuela”.
Y sí, el duelo y las dificultades migratorias no se traducen siempre en pasar hambre, represión o apagones. Pero eso no lo hace menos real.
Fuera de Venezuela también se sufre.
🔹 Se sufre la soledad.
🔹 Se sufre la pérdida de identidad y pertenencia.
🔹 Se sufre la sensación de ser extranjero.
🔹 Se sufre la sensación de no ser comprendido.
Porque al ser extranjero, no solo cambian las costumbres: cambia también la mirada sobre la vida. Se adquiere una dimensión diferente de las cosas, y a veces duele sentir que nadie entiende realmente lo que uno vive.
El dolor cambia de forma, pero no por eso pierde legitimidad.
No es menos importante lo que se vive “allá afuera”. Es otra cara, de la misma búsqueda de sostenerse en medio de lo incierto.
👉 Tal vez necesitemos recordar que comparar sufrimientos solo nos distancia de la posibilidad de acompañarnos.
Si en lugar de medir qué duele más, nos abrimos a escucharnos con respeto, descubriremos que nuestras historias se entrelazan y tienen más en común de lo que parece.