13/04/2019
Interesante reflexión, los niños y niñas buscan ese espacio seguro siempre, volcando en el sus tensiones y frustraciones diarias
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NO ES BERRINCHE 🔈
¿Por qué nuestros hijos “se descontrolan” cuando nosotras llegamos si antes “estaba todo bien”? ¿Alguna vez escucharon la frase “toda demanda es una demanda de amor”?
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La respuesta es tan simple, que a veces la pasamos por alto: sólo confían mucho más en nosotras para expresar el estrés acumulado durante el día.
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¿A quién no le pasó, incluso en la vida adulta, que en algún momento se quedó todo el día conteniendo el llanto, y fue tan sólo llegar una persona muy querida preguntándole qué pasaba, para que nos largáramos a llorar?
A mi, por lo menos, me pasa siempre.⠀
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Y a los bebés y niños también ¿Y por qué?⠀
Cualquier bebé o niño va a esperar a manifestar el miedo a cualquier amenaza, situación de estrés o incomodidad a que la figura de apego y confianza (en casi todos los casos es la madre). Y en ausencia de ella, asumen que es mejor no manifestarse demasiado: “Cuando mamá = seguridad) vuelva, puedo descargar las tensiones acumuladas”.
El mismo proceso sucede cuando, por ejemplo, un bebé se pone incontrolable con la mamá por la noche después de pasar el día tranquilo en la guardería o con quien lo cuida. Aguantó situaciones de estrés sin demostrar nada y sólo "sucumbió" cuando ella llegó.
¿Y a nosotras qué nos pasa? Pensamos “¡¿espera a que yo llegue para esto?!”, y asumimos que nuestro hijo o mismo nosotras somos el problema (ni hablar de que SIEMPRE atrás viene el comentario: “¡Pero si conmigo estaba bárbaro!” o cuando el padre refuta que con él “que casualidad que siempre ‘se portan bien’ conmigo).
Muchas veces, las crisis de llanto o de rabia, en este tipo de situaciones en las que nos alejamos por unas horas o por un periodo de tiempo, son descargas de tensión dirigidas a la fuente de amor incondicional: mamá. De hecho, este comportamiento continuará durante muchos años todavía: ¿o acaso cuando fuimos adolescentes no lo hacíamos?
Las madres somos como una especie de recipiente en el que nuestros hijos se vacían, y esto no es “por no tener autoridad” o porque “con esto de la crianza respetuosa lo malcriaste” (¿no es lo que muchas veces dicen el padre o incluso nuestra propia madre?), sino porque con nosotros se sienten seguros.
Aceptar, escuchar, abrazar, comprender, cargar a upa y empatizar, no es malcriar.
Es confianza, seguridad, vínculo. ¡Es amar! ❤⠀
📚Lectura sugerida: “El mundo emocional del Niño” - Isabelle Filliozat (Psicoterapeuta)
Texto: 🌸Alumbrando🌸| Celes Marino Doula