04/05/2023
Como parte de la publicación anterior sobre herramientas parentales para una crianza positiva/respetuosa, resulta útil hacer la siguiente aclaración: ¿Cuántas veces hemos escuchado la frase, “es un niño malo”, “es un adolescente agresivo”? Los niños, niñas y adolescentes, están en proceso de formación, de ser. Por lo que su comportamiento responde a un contexto (familia, escuela, comunidad). Los adultos, especialmente, las figuras de crianza deben aprender a referirse a las conductas que desean modificar en el infante y/o adolescente, es decir, las conductas de una persona no son la “esencia” de la persona.
Lo anterior, conlleva a la siguiente pregunta: ¿qué pasa cuando constantemente se le hace sentir al infante o adolescente como “el malo”? Esto repercute negativamente en la autoestima, pues solamente se focalizan aquellas conductas por modificar y se genera un aprendizaje totalmente opuesto al deseado, pues aprenderá que por más que se esfuerce no habrá un reconocimiento hacia lo que hace bien o lo que se espera de él/ella; Por lo tanto, un aspecto importante es reforzar las conductas que resultan esperadas por parte de los padres. Una poderosa herramienta son los reforzadores sociales (elogios), a lo que el niño hace bien, por ejemplo, “hoy te has portado excelente. Te felicito”, “Has sido muy valiente, me siento orgullosa de ti”, “Me encanta como recoges tus juguetes, estás creciendo y siendo un niño cada día más responsable, llegarás lejos”.
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