08/06/2025
A veces te sientes mal sin entender por qué. No ha pasado nada grave, pero algo dentro de ti se desordena. Y muchas veces, ese "algo" es lo que te estás diciendo a ti misma/o sin darte cuenta.
Pensamientos como:
– “Voy a fallar.”
– “Seguro están hablando mal de mí.”
– “No soy suficiente.”
– “Nada de lo que hago sirve.”
Aunque parezcan reales, no necesariamente son ciertos. Son pensamientos automáticos que tu mente lanza, muchas veces influenciados por miedos, creencias antiguas o experiencias pasadas.
El problema no es tener estos pensamientos. El problema es creerlos sin cuestionarlos.
Cuando los tomas como verdades absolutas, puedes empezar a sentirte ansiosa/o, triste, culpable o frustrada/o. Eso afecta tu ánimo, tu forma de actuar y tus relaciones.
La buena noticia es que puedes aprender a cuestionarlos.
No se trata de pensar “bonito”, sino de pensar de forma más clara, realista y compasiva.
Empieza por hacerte estas tres preguntas cuando notes que un pensamiento te está afectando:
1. ¿Esto que pienso es 100% verdad?
2. ¿Tengo evidencia real o estoy asumiendo?
3. ¿Qué me diría una persona que me quiere?
Recuerda: no puedes evitar que aparezcan pensamientos negativos, pero sí puedes elegir cuáles creer y cuáles transformar.
Y eso, con práctica, lo cambia todo.