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22/11/2022

ALCOHOLISMO
El abuso de bebidas alcohólicas causa un conjunto de trastornos: físicamente, el cuerpo cambia y se crispa, las capacidades y el funcionamiento del cerebro disminuyen, los sistemas nerviosos y musculares se vuelven tensos y excesivamente tensos. Similar a todas las demás formas de dependencia, el alcoholismo se manifiesta principalmente en el momento en que necesito colmar un vacío afectivo o interior profundo, un aspecto de mí - mismo que “envenena” realmente mi existencia! Puedo beber abusivamente por diversos motivos: huir de mi realidad, cualquier sea la situación (conflicto u otra) porque esto no me conviene; resistir a mis miedos, a la autoridad (sobre todo paterna) y a la gente a quien amo porque justamente tengo miedo de revelarme tal como soy, a la luz del día; darme valor para seguir adelante, hablar, afrontar a la gente (noten que, si estoy algo ebrio/a, suelo estar más abierto porque estoy menos fijado sobre mis inhibiciones… [Fenómeno de parón, bloqueo de un proceso psicológico]) Darme un sentimiento de potencia y fuerza; darme poder en una relación afectiva porque mi estado seguramente molestará al otro. Ya no veo las situaciones que pueden ser peligrosas para mí. Vivo cierta soledad, aislamiento, culpabilidad, angustia interior, incomprensión y alguna forma de abandono (familiar u otro) y tengo el sentimiento de ser una persona inútil, sin valor, inepta, inferior e incapaz de ser y actuar para mí y para los demás. Entonces, tengo necesidad “de un pequeño tónico”. Frecuentemente, quiero huir una situación conflictual o que me hace daño “ahogando mi pena” o cualquier otra emoción con la cual tengo dificultad de enfrentarlo. El alcoholismo puede estar vinculado a una o varias situaciones que me crean una tensión. Cuando tomo un vaso de alcohol, esta tensión disminuye en un primer tiempo y grabo entonces la relación que parece ser: tensión – alcohol – bienestar. Lo cual quiere decir que cuando vivo una tensión, la información inscrita en mi cerebro es la de tomar una copa de alcohol para sentirme mejor. Luego, es posible que desarrolle un automatismo y que, cada vez que viva una tensión, la información inscrita en mi cerebro sea la de tomar una copa de alcohol para sentirme mejor. Uno de los orígenes del alcoholismo es la dificultad que conocí, siendo niño, de tratar con una familia en donde uno de sus miembros (frecuentemente el padre o la madre) es alcohólico. Generalmente hay más discordia, a veces violencia física y psicológica o abuso de todo tipo. Incluso puedo querer intentar disociarme de la familia en la cual estoy y que no me conviene. Entonces, baja mi sentido moral: los espectáculos de discordia frecuentes provocan en mí una desvalorización de las imágenes parentales y la no – integración de las estructuras éticas. En ciertas familias también, la costumbre del alcohol está favorecida por la educación, los adultos habiendo acostumbrado al niño que era a beber por juego o haciendo la absorción habitual y regular de bebida como cosa normal. Los trastornos neuróticos y las alteraciones de la personalidad que derivan son factores poderosos de alcoholismo en mí que me he vuelto adulto. Incluso carencias nutricionales pueden llevar a la búsqueda de una complementariedad alimentaria aportada por el alcohol. El alcoholismo puede proceder también de mi estado que es hipo glicémico, sobre todo que las moléculas de alcohol pueden transformarse rápidamente en azúcar sanguíneo (temporalmente). Es lo que explica que si soy alcohólico pero que dejo de consumir, puedo encontrarme bebiendo una impresionante cantidad de café, fuente de estimulante por la cafeína, y de azúcar, pasteles o postres (fuente de azúcar). A veces me pondré a fumar considerablemente porque el ci******lo me da la fuente de estimulante (aceleración del ritmo cardíaco que necesito para sentirme en forma. Es importante para mí descubrir lo que causa esta tristeza vinculada a la hipoglicemia en mi vida, ya que no he resuelto la causa. Otra causa del alcoholismo puede ser las alergias. Así puedo ser alcohólico de coñac solamente, de ginebra, de whisky de centeno o escocés. Parece que sólo este tipo de bebida pueda satisfacerme. Entonces es probable que esté alérgico a uno u otro de los ingredientes que sirvieron a fabricar esta bebida particular, que sea en un caso el trigo, la cebada, el centeno, etc. ¿Puedo entonces preguntarme a qué o a quién estoy alérgico? El alcoholismo puede también proceder de una persona o situación que no acepté cuando era joven. Si fui víctima de contactos sexuales indeseables, o de los cuales me siento culpable, viniendo de una persona alcohólica cuando era joven, puede que pensando en esta situación, esto me lleve a beber. Si no acepté la cólera de mi padre alcohólico, puede muy bien que, por un fenómeno de asociación, tenga enfados como mi padre y que me vuelva alcohólico. Es así como puedo beber para olvidar mis preocupaciones, mi pasado y el porvenir pero sobre todo el presente. Huyo sin cesar y me creo un universo ilusorio y de fantasía, una forma de exaltación artificial para huir del mundo físico y así disociar una realidad frecuentemente difícil de un sueño continuamente insatisfecho. Pierdo entonces el contacto, para algún tiempo, con mis sentimientos de soledad, incomprensión, impotencia, de no ser como los demás, de rechazo de mí. Puedo abandonar mis responsabilidades. Y estoy “liberado” durante un tiempo. Solo va empeorando esta situación a medida que manifiesto una dependencia del alcohol (o de las dr**as) porque estoy cada vez más insatisfecho de mi existencia. Quiero separarme de la realidad yéndome en un mundo de ilusión, pero cuando “estoy sereno”, la realidad me aparece aún más difícil de vivir y entonces se produce la depresión. No tengo toda mi claridad mental, sobre todo cuando me vuelvo dependiente, del mismo tipo de dependencia afectiva que quizás me hubiese gustado tener y que tengo la sensación que mi padre o mi madre nunca me dieron. Ser amado incondicionalmente… Es tiempo de fijarme en mis bellas cualidades físicas y espirituales, incluso si el pasado fue doloroso para mí y que, en cierta manera, mi botella fue mi mejor amigo. A partir de ahora, acepto ordenar mi vida, empezar a amar mis cualidades y lo que soy. Estoy ahora en la vía del éxito. Estaré en condiciones de respetarme más y hallar más fácilmente la solución a mis problemas (experiencias) en vez de estar en un estado temporal o casi permanente de huida y desesperación.

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01/11/2022

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01/09/2022
21/07/2022
19/07/2022
28/06/2022

Si ambos se sanan, pueden salvar la familia. ¿De qué deben sanar? Ella de sus traumas, y él de sus traumas. Ella del ejemplo de su casa cuando era niña, y él también. Quizás por padres ausentes, quizás por abandono, por soledad, por abuso, u otra razón. A veces por pobreza, por necesidad, o por escases. Sí, todo ser humano tiene alguna herida emocional que debe sanar. Por eso ahora ambos son adultos con emociones sin control, con enojos, que viven llenos de amargura, de dolor, y con toda clase de reclamos que se repiten día a día. Ambos aprendieron a defenderse y sobrevivir con palabras ofensivas, con insultos, o siendo agresivos, sobre todo cuando se sienten amenazados o algo no sale como esperaban, porque su capacidad de adaptarse a la realidad es muy bajo. Y ahora la relación está vacía, sin amor, sin nada. Viven juntos por costumbre, por dependencia, o por resignación. Pero si ambos se sanan de sus traumas, o de sus heridas emocionales, pueden reencontrarse nuevamente para aprender a amar. Si ambos quieren... se puede. Porque el amor se construye entre dos que quieren amar.

24/06/2022

las 5 heridas de la infancia que te impiden evolucionar:
Pocas son las personas que podrían contarse entre quienes han tenido una infancia exenta de sin sabores y limitaciones, ya que todas las personas durante la infancia, en mayor o menor grado, de una u otra forma, hemos tenido experiencias agradables y desagradables, necesidades insatisfechas o asuntos inconclusos que si no los enfrentamos y resolvemos, nos acompañarán a lo largo de toda la vida, la mayoría de las veces afectando nuestra autoestima y por tanto las relaciones con los demás.
A estas experiencias dolorosas se les ha llamado heridas y la mayoría de las veces son resultado de experiencias vividas con los padres o con los adultos significativos.
Herida de rechazo:
El adulto que tiene esta herida vivió experiencias de rechazo en su niñez y tendrá la tendencia a rechazarse a sí mismo y a los demás, también rechazará experiencias placenteras y de éxito por el profundo sentimiento de vacío interno y por tener la creencia errónea de ser ”poco merecedor.” Culpa a los demás de ser rechazado y sin ser consciente de ello, es él quien se aisla creando así su círculo vicioso.
Su principal conducta es la de huidizo. Tiende a huir de las situaciones desagradables. No es muy partidario a socializar y tiende a abandonar lo que inicia. No se apega a las cosas ni a las personas. Considera sus relaciones y su dinero útiles aunque no le generan placer.
No sirvo para nada, lo que digo no le importa a nadie, no sé para que participo, no tengo capacidad para hacer esto, soy malo para esto, nadie me escucha… Éstos son los tipos de pensamientos que tiene y la forma de expresarse ante una dificultad.
Requiere trabajar las situaciones que le generan pánico, sus miedos internos y sus temores.
Afecta a la persona en el nivel del SER.
Herida de abandono:
La soledad se convierte en el peor miedo de quien vivió abandono en la infancia. Y su herida se convierte en su paradoja: “Quien vivió abandono tenderá a abandonar proyectos y parejas, hasta que haga consciente su carencia y se haga responsable de su vida y su soledad. Y piensa: Te abandono yo, antes de ser abandono por ti”.
Su principal conducta es la de dependiente. Su mayor temor es la soledad y no soporta estar a solas consigo mismo; al final acaba estando solo. Es retraído, no le gusta el contacto con los demás. Genera un verdadero drama ante una mínima situación sin importancia. Solicita y busca el apoyo de los demás ante los conflictos.
No estoy dispuesto a soportarlo más, nadie me apoya en esto, nadie me ayuda, prefiero estar solo, tú verás lo que haces, si abandonas no vuelvas…, son sus modos de comunicarse ante un problema.
Requiere trabajar sus temores más intensos, su miedo a la soledad y su rechazo al contacto físico.
Afecta al TENER y al HACER.
Herida de humillación:
Los adultos que tuvieron experiencias de todo tipo de abusos, incluyendo el sexual, o experimentaron humillaciones, comparaciones o que fueron ridiculizados, avergonzados por su aspecto físico, por sus actitudes y/o comportamientos durante su niñez, suelen llevar esa carga a cuestas y la mayoría de las veces son seres inseguros, tímidos e indecisos que en lo más profundo de su ser se sienten culpables y no creen tener derechos elementales, e incluso pueden dudar de su derecho a existir.
La conducta principal es de dependiente. Es orgulloso, rígido y masoquista, generando cierto placer en el sufrir. Necesita estar atado a otras personas y cargar con los problemas de los demás.
No lo merezco, no soy digno, soy muy poca cosa para esto, no tiene importancia… son algunos modelos que usa habitualmente para expresarse
Requiere trabajar la dependencia, la libertad y el desapego. Es lo que más desea y a la vez lo que más teme.
Herida de traición:
El adulto con herida de traición será un desconfiado empedernido, ya que no se permite confiar en nada ni nadie. Su mayor miedo es la mentira y buscará de manera inconsciente involucrarse en situaciones en las que irremediablemente será traicionado. Cumpliéndose la profecía que él mismo decretó: “No confíes en nadie, todo mundo traiciona”. La mayoría de quienes experimentan celotipia tuvieron vivencias de traición en su niñez.
La principal conducta es la de controlador. Le gusta tener el control sobre los demás para así evitar ser traicionado. Su carácter es fuerte para justificar su capacidad de control y le gusta manejar grupos. Los mayores miedos del controlador son el disociarse de sí mismo y separarse o perder a su pareja.
Suele confirmar sus principales temores provocando que se produzcan.
Permíteme terminar, aún no he acabado de hablar, ¿me entiendes, verdad?, ten confianza en mí, déjame que lo haga solo, yo lo sé hacer bien, justamente es lo que quiero, exactamente es lo que tienes que hacer, tienes lo que te mereces, es la forma común de comunicación del controlador.
Requiere trabajar su paciencia, su tolerancia y vivir el momento presente. Aprender a estar sólo y a delegar responsabilidades de manera efectiva y confiadas son sus principales retos.
Herida de injusticia:
Experimentar la inequidad es el peor enojo de quien tiene herida de injusticia, y es posible identificar a quienes la han vivido en su niñez al observar las reacciones desproporcionadas y neuróticas ante alguna situación injusta. Todas las personas en algún momento hemos vivido o presenciado situaciones injustas, sin embargo a quienes tienen la herida les es imposible lidiar con ello y sus reacciones tienden a la autodestrucción. Una de las características más importantes es su gran temor a equivocarse y su tendencia a buscar la perfección, lo cual les trae mucha frustración y su gran reto para sanar es buscar la flexibilidad y la humildad.
Su principal conducta es la rigidez. Intentan ser muy importantes y proyectar fuerza y poder. Fanáticos del orden y de conducta perfeccionista, solo confían en sí mismos y les cuesta tomar acción. Le gusta dar órdenes y dirigir.
Justamente eso es lo que quiero, exactamente es lo que debes hacer, creo que es justo, estás de acuerdo conmigo… es la manera de comunicar más común.
Requiere trabajar su desconfianza y su rigidez mental. Generar flexibilidad y confianza hacia los demás es su mayor reto.

Desafortunadamente, cuando nos negamos la oportunidad de trabajar en la sanación de estas heridas, estaremos repitiendo patrones conductuales .

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