28/11/2025
ESPAÑOLITO
Eran los inicios del siglo pasado cuando mi bisabuelo, Julián Santos, cruzó el Atlántico en una goleta. Atrás dejó a su pueblito, Villa de Mazo en La Palma, , a dónde nunca más regresaría. Probablemente no lo sabía, no intuía que jamás vería de nuevo a sus padres, al resto de la familia ni a sus amigos de la infancia. Era solo un adolescente de unos 14 años aventurándose en una "mudanza" a otra isla, justo en el borde opuesto del océano. Así llegó a , en aquel momento un lugar soñado, tierra de libertad y oportunidades, dos cosas que siempre andan juntas.
Hoy, 27 de noviembre del 2025 me he convertido en 🇪🇸 He recibido ese regalo con exultante alegría y no sin cierta dosis de aflicción. Enorme felicidad por reestablecer un vínculo con mi historia familiar. Gozoso de enlazarme con una nación de gente ilustre y gallarda, cuna de renombrados escritores, pintores, médicos y filósofos, de tantos hombres y mujeres de fe y de acción. Lo admito, alegría también por la cuota de libertad y de oportunidades que representa ser ciudadano de una nación del primer mundo.
Sin embargo, no puedo dejar de pensar en aquellos cubanos que tanto se sacrificaron por la independencia de Cuba. En tanto dolor y sufrimiento a lo largo de tres guerras cruentas. Pienso también en los militares españoles que junto a otros criollos regaron en vano con su sangre nuestros campos para que la isla siguiese siendo "la perla de la corona". Muchos de ellos absolutamente convencidos de que su lucha no era para mantener el dominio sobre una "colonia", sino por preservar un pedazo legítimo de su propia nación.
También me emociona bastante el hecho de que si hoy mis hijos y yo somos españoles es porque otro Santos se sintió un día impulsado a dejar todo atrás y se arrancó así mismo de su isla, como también un día hice yo con la mía. Por eso me he propuesto regresar a La Palma, iré a Villa de Mazo a orar por mi abuelo y por mis hijos. Haré ese camino de simbólico regreso para pedir que nunca más en nuestra familia alguien tenga que arrancarse el corazón como nosotros.