21/09/2025
🔴 A pesar de la omnipresencia de las pantallas en nuestro día a día, la ciencia nos revela que la interacción con el papel, ya sea leyendo un libro o escribiendo a mano en un cuaderno, confiere ventajas cognitivas distintivas que, en efecto, pueden considerarse un factor de mejora en la capacidad intelectual comparado con el uso de medios digitales. La diferencia radica en los intrincados procesos neuronales que se activan de manera diferencial en cada formato, fomentando una comprensión más profunda y una retención de información superior.
Cuando nos sumergimos en la lectura de un libro físico, el cerebro procesa la información de una forma que difiere sustancialmente de la lectura en pantalla. Estudios, como los realizados por la investigadora Anne Mangen de la Universidad de Stavanger en Noruega, han demostrado que la lectura en papel facilita una mayor inmersión y una mejor navegación espacial del texto. Esta "cartografía" mental del contenido contribuye significativamente a la memoria y a la comprensión general. A diferencia de las pantallas, que pueden inducir una lectura más superficial y fragmentada, el papel promueve una lectura lineal y profunda, lo que reduce las distracciones inherentes a los dispositivos digitales, donde la multitarea es una constante tentación. La fatiga visual, un problema recurrente con el uso prolongado de pantallas, también se minimiza al leer en formato impreso, permitiendo sesiones de estudio o lectura más prolongadas y productivas.
En el ámbito de la escritura, los beneficios de la mano sobre el teclado son aún más pronunciados. La escritura a mano es un proceso motor y cognitivo complejo que activa regiones cerebrales únicas, promoviendo una conectividad neuronal más rica y elaborada. Investigaciones lideradas por la Dra. Virginia Berninger de la Universidad de Washington, publicadas en la revista Psychological Science ya en 2012, han evidenciado que escribir a mano mejora la capacidad de los niños para generar ideas y recordar información, superando a sus pares que utilizan teclados. Este proceso de codificación activa implica un mayor esfuerzo cognitivo para seleccionar, sintetizar y organizar la información, lo que se traduce en una mayor retención a largo plazo. Por el contrario, la escritura en teclado es un acto más automático que omite gran parte de este procesamiento cognitivo profundo. Adicionalmente, la escritura manual refuerza el desarrollo de la motricidad fina y la coordinación ojo-mano, habilidades fundamentales para el desarrollo cognitivo integral, cuya estimulación es limitada en el entorno digital. Por lo tanto, el acto tangible de pasar páginas y el trazo deliberado de cada letra en un cuaderno no son meras reminiscencias del pasado, sino herramientas potentes que cultivan una mente más aguda y un intelecto más desarrollado.