18/12/2025
✨ DOS MIRADAS ✨
No necesariamente porque el mundo 🌎 cambie, sino porque somos nosotros quienes lo miramos 👀 desde lugares distintos.
Hay un tiempo ⌛ en la vida en el que la mirada corre. Va delante del cuerpo, siempre un paso más allá. Es la etapa de la prisa 🏃🏻♀️, de la necesidad de encontrarte, de probarte, de superarte.
Miramos con hambre, con ansiedad, con la sensación de que si no avanzamos nos quedamos atrás 😥. El foco está puesto en llegar, en lograr, en demostrar. Y en ese impulso —tan necesario, tan vital— muchas cosas quedan fuera del encuadre: los paisajes laterales, los procesos lentos, lo que no da resultados inmediatos. No es falta de sensibilidad, es supervivencia. Es estar construyéndose 🏗️.
Luego hay otra mirada. No siempre llega con la edad, pero suele aparecer cuando algo se acomoda por dentro. Es una mirada que ya no corre, que se permite detenerse. Ya no necesita conquistar el mundo, sino habitarlo 🧘🏻♀️. Empieza a ver lo que antes estaba, pero no se veía: los tiempos de espera, los silencios, los pequeños gestos, los procesos invisibles que sostienen lo importante. El foco se desplaza del “hacer” al “estar”, del resultado al camino.
Entre una mirada y otra no hay oposición, hay continuidad. Una nace de la otra. La prisa enseñó fuerza; la pausa enseña profundidad. Lo que cambia a lo largo de la vida no es sólo lo que miramos, sino desde dónde lo hacemos. Y eso lo transforma todo.
Entrenar la mirada es un acto consciente. Es aprender a ampliar el campo, a no quedarse solo con lo urgente, a reconocer que hay belleza y sentido incluso en lo que no brilla. Es aceptar que cada momento vital tiene su forma de ver, y que ninguna es definitiva.
✨ Tal vez vivir sea eso: pasar de mirar para llegar, a mirar para comprender. Y, en ese gesto, empezar a ver de verdad 🤍✨.