29/09/2025
Aproximadamente a los 42 años, ( en estos momentos ya tengo 59) mi vida “perfecta” se derrumbó.
Lo que parecía una crisis de pareja… en realidad era un terremoto interno, una verdadera crisis existencial.
Y como si no bastara, mi cuerpo habló: me diagnosticaron lupus cutáneo.
Lo más duro no era la enfermedad, sino no saber cómo salir de allí.
Un día dejé de huir. Dejé de buscar el camino fácil… y elegí la terapia.
Fue entonces cuando descubrí que la crisis no era un final,
sino el comienzo de algo mucho más auténtico en mí.
Por eso me hice terapeuta.
Hoy acompaño a personas para que atraviesen su propio proceso y encuentren tranquilidad y paz mental.
Si estás en medio de tu tormenta, recuerda: no estás solo/a.
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