03/12/2025
La consciencia nos regala una dosis invaluable de neutralidad.
Ese espacio interno donde dejamos de juzgar lo que sentimos y empezamos, simplemente, a observar.
Cuando miramos nuestras emociones desde ese lugar, los desequilibrios dejan de ser enemigos y se transforman en mensajes, en pasos necesarios dentro del camino.
Ahí comprendemos que cada sacudida, cada incomodidad, tiene algo que mostrarnos: una verdad pendiente, una herida que pide luz, una parte de nosotros que quiere crecer.
La consciencia no elimina los desafíos, pero sí nos permite vivirlos desde otro lugar: con presencia, con apertura y con la certeza de que todo lo que sucede puede convertirse en aprendizaje.
Al final, crecer no es evitar el desequilibrio, sino aprender a escucharlo.
Feliz día!