16/10/2022
La vida es la diferencia. La energía y electricidad que nos recorre el cuerpo, anima las partes y le da un sentido.
Podemos analizar los componentes de una bombilla, el casquillo, el filamento, el cristal y hasta su composición, pero hasta que no añades electricidad no cobra sentido. No sabemos de qué sirve la bombilla hasta que no prendemos la animamos.
Y aún sabiéndolo, no tenemos ni idea de qué color tendrá la luz.
La anatomía clásica tiene la misma limitación. Hemos estudiado anatomía a partir de disecciones sin vida, de tejidos estáticos e inanimados.
Es ahora cuando podemos ver cómo funcionan los tejidos vivos, cómo se combinan la simfonía de piezas que componen la perfección del cuerpo.
La anatomía viva tiene en cuenta cómo reacciona el cuerpo en su entorno, cómo se adapta y qué sistemas balancean la ecuación externa que es el entorno.
El tejido conectivo (que conecta las piezas) cobra un sentido muy distinto, y una funcionalidad más increíble, en el fractal de vida que somos.
La vida que tiene este tejido da sentido al conjunto, brindándole la conexión.
La magia sucede con la simfonía de la vida.