26/11/2025
Hay aprendizajes que no vienen de libros ni de aulas, sino del rugido del motor y del olor a carretera.
Desde los 14 años, cuando empecé a ser motera —y viniendo de una familia donde las motos son casi una forma de sentir— entendí algo que después también me ha servido para la vida: lo importante que es trazar bien una curva.
Porque una curva mal tomada, una entrada demasiado rápida, una línea que no es la correcta, o ese ángulo que engaña cuando la visibilidad es escasa… pueden cambiarlo todo.
En la carretera, igual que en la vida, una mala trazada puede significar un susto, un vuelco, o incluso el final de algo que valorábamos.
Trazar bien no va solo de técnica:
Va de anticiparse, de mirar lejos, de respetar el propio ritmo, de saber cuándo frenar y cuándo abrir gas.
Va de confiar en una misma, en la moto, y en la experiencia acumulada en cada kilómetro.
Va de escuchar la intuición y honrar esa prudencia que no es miedo, sino sabiduría.
Y así, lo que aprendemos en un tramo de curvas acaba siendo una metáfora de cómo vivir:
mantener la mirada en la salida, no precipitarse, sostener el equilibrio, y recordar que cada curva, por ciega que sea, también se puede superar si la afrontamos con cabeza y corazón.
A todos los que entendéis esto…
Buena ruta, y un fuerte V’s ✌️ para mis compañeros moteros. Estefania López Psicólogos.