23/11/2025
A veces, sin darnos cuenta, escondemos partes de nuestra historia como quien deja una estrella en el fondo del mar.
No porque seamos débiles,
sino porque en aquel momento era demasiado doloroso mirar de frente.
Pero lo que ocultamos nunca desaparece.
Se queda ahí, silencioso, condicionando nuestras decisiones, nuestras relaciones, nuestra forma de vernos a nosotros mismos.
Hasta que un día volvemos a encontrarlo.
Y ya no desde el miedo, sino desde la consciencia.
Ya no para revivir el dolor, sino para comprenderlo.
Cuando recuperas esa “estrella” y la pones en su lugar, algo se ordena dentro de ti.
El dolor deja de ser amenaza, y se convierte en dirección, en impulso.
En un punto de transformación interior.
Mi acompañamiento va de eso,
de ayudarte a mirar lo que escondiste,
comprenderlo sin juicio,
poner cada cosa en su lugar
y recuperar la paz que siempre estuvo ahí.