Clínica Vázquez-Noguerol

Clínica Vázquez-Noguerol Psiquiatría, Psicología y Pedagogía. Adultos. Unidad Infantil y Juvenil

06/12/2018

El maltrato en los menores

Con ocasión de la asistencia a dos interesantes eventos científicos en los que se trataba sobre la violencia, y por lo revisado y aprendido en éstos, me he animado a escribir algunas reflexiones sobre este grave problema, y en particular, acerca de algunas formas de maltrato en la infancia, que pueden no ser tan evidentes ante nuestros ojos pero sí tener consecuencias importantes.

El maltrato comprende la presencia de dos actores: el agresor y la víctima. Para que un suceso pueda considerarse una forma de maltrato tienen que cumplirse además dos premisas: la víctima ha sufrido un daño, y el agresor causante ha tenido una posición de poder sobre aquella.

Debe señalarse que tanto el papel de agresor como de víctima no esta limitado a individuos aislados. Como ejemplos, pueden ser víctimas grupos étnicos enteros, o ser agresores las instituciones que nos gobiernen.

Puede llevarse a cabo maltrato a través de la ejecución de una determinada acción, o por la omisión de una acción posible. En ambos casos, el agresor tiene posibilidad de ejecutar o evitar la acción por la cual la víctima sufre el daño. De este modo, la presencia o falta de conciencia o de intención no excluye el maltrato si un actor ha sufrido daño y el otro tenía el poder de evitarlo.

Así, existen situaciones de abusos hacia los menores que nos resultan notorias, como son el maltrato físico, el abuso sexual, la negligencia grave por omisión de los cuidados básicos, las humillaciones, o el acoso.

Sin embargo, hay otras formas de maltrato más sutiles o encubiertas. En ellas, puede ocurrir que la acción u omisión del agresor sea menos evidente, o el daño sufrido por la víctima menos inmediato. La consecuencia es que la asociación causa-efecto es más difícil de identificar. Sin embargo, su reiteración tiene consecuencias graves, y en la clínica observamos con frecuencia niños, jóvenes y adultos, que llevan consigo las heridas de estas formas sutiles de violencia.

Para ilustrarlo pueden servir de muestra las siguientes: la negligencia emocional que se produce con las respuestas de apego inseguro, que generan graves problemas en la personalidad; la sobreprotección, que es fuente de dependencia, falta de autonomía y desvalimiento; la falta de límites, causa de dificultades de adaptación al entorno social; el cambio de roles, origen de relaciones interpersonales disfuncionales; y las respuestas impredecibles o inconsistentes, que desencadenan con frecuencia rasgos de ansiedad e inseguridad.

Los menores, más cuanto mas jóvenes, y especialmente si presentan una vulnerabilidad previa, son extremadamente sensibles a estas formas de maltrato, y sufrirlas puede determinar el desencadenamiento de un trastorno psíquico. Es probable que precisamente por ser sutiles y encubiertos, puedan pasar desapercibidos. Si estas notas ayudan a identificarlos, habremos conseguido mucho.

08/03/2018

Recetas contra la procrastinación

¿Por qué ordenar tu escritorio te parece una idea divertidísima justo cuando tienes que ponerte a trabajar?

Desde hace unos años alguien popularizó el término procrastinar para dar nombre a eso de dejar para después lo que puedes hacer ahora y se ha convertido en uno de los más escuchados en los temas de productividad y coaching. Es la muerte de los freelance, una de las principales luchas cuando no tienes jefe ni nadie a quien rendir cuentas pero sí plazos que cumplir.

Algunos aseguran que aplazar las tareas puede ayudar a la creatividad. Pero los expertos explican que sentir que tienes que hacer algo y ser incapaz de ponerte a ello es una fuente importante de ansiedad en el trabajo. Aunque aún no se ha identificado como un problema grave, detrás de alguien que procrastina se encuentra el miedo al fracaso, a hacerte responsable de las consecuencias de tus decisiones y hasta problemas de salud como insomino, gástricos y todos los derivados del estrés. Recopilamos ocho tips para dejar de procrastinar y acabar con uno de los principales enemigos de tu productividad.

1. Aplica la regla de los dos minutos
Es muy simple: si la próxima tarea puedes hacerla en dos minutos o menos —quien dice dos, dice tres, cinco o diez—, hazla ya, aunque no sea urgente o prioritaria. Quítatela de encima. Esta regla aparece en el libro Getting things done del gurú David Allen y forma parte de uno de los métodos de gestión de actividades más populares. Te ayuda a tachar tareas de tu lista y a empezar por hacer las cosas sencillas y coger ritmo. Recuerda: si hacer la tarea te lleva menos tiempo que planificarla, hazla; si no, aplázala.

2. Evita las distracciones
Esta parece obvia pero es imprescindible. ¿Quién no se ha entretenido actualizando Facebook o abriendo y cerrando la nevera cada dos segundos? O: "Me encantaría empezar ya a contestar correos pero estoy ocupadísima reorganizando el escritorio". Si te pueden las redes sociales, hay dispositivos como Saent que te ayudan a silenciar las notificaciones mientras trabajas. Si eres freelance, plantéate seriamente unirte a un sitio de coworking —sin tele ni cocina—. También hay dispositivos como el Fidget Cube —un cubo para apretar y clicar botoncitos y ruedas que no activan nada, solo por el placer de hacerlo— que te ayudan a entretener a la parte de tu cerebro que se aburre y permite que las partes importantes estén concentradas.

3. Haz mindfulness
Para ayudarte con el punto anterior, dale al mindfulness. Practicar esta técnica que te ayuda a concentrarte en el momento presente ayudará a que tu mente se centre en una sola tarea, evitando el multitasking (estar haciendo muchas cosas a la vez).

4. Haz las cosas de una en una
Los expertos señalan que la sensación de control es fundamental para no sentirse abrumado y desbordado. "Es habitual que los procrastinadores tengan la sensación de no saber por dónde empezar", explica Diana Navarro, psicóloga laboral. "Por eso es muy importante dividir las tareas grandes e inabarcables en pequeñas y asequibles". Navarro asegura que lo más útil es empezar a hacer algo, lo que sea que esté relacionado con nuestro objetivo, y es mucho más fácil si las tareas parecen manejables.

5. Fija plazos inaplazables
Los procrastinadores se caracterizan por disfrutar del placer de la recompensa inmediata, lo que les lleva a posponer las responsabilidades hasta el último momento. Dicen que les gusta trabajar bajo presión —deja de mentirte a ti mismo— y que rinden más cuando se acerca el plazo final. Por eso es buena idea autoimponerse fechas límite y convencerse de que son improrrogables. Si no tienes una fecha definida, todo se diluye y se vuelve abstracto en nuestra mente y corres el riesgo de "dejarlo para más tarde" por siempre jamás.

6. Terminado es mejor que perfecto
Insistir en mejorar algo puede llevarte a estancarte. Es más recomendable que dejes varias tareas al 80% que centrarte en terminar una al 100%. Tu percepción es muy distinta cuando sientes que tienes tres tareas bien hechas que cuando sientes que tienes una perfecta y dos sin empezar. En ese caso, aumenta tu nivel de estrés y tienes la sensación de estar más al límite. La también psicóloga laboral Elisa Sánchez advierte de no sucumbir a la Ley de Parkinson, que dice que "todo el trabajo se dilata indefinidamente hasta completar todo el tiempo disponible para su completa realización". Es decir, no ocupes una tarde entera en hacer una tarea que podrías hacer en dos horas si solo tuvieras dos horas.

7. Gestiona tu energía, no tu tiempo
Deja de comprarte agendas —¿cuántas tienes que no pasaron de febrero?—. No porque tengas más herramientas para organizarte rindes más: sólo estarás ordenando mejor todas las tareas que estás dejando para después. Gestiona tu energía para aprovechar tu tiempo de forma realista. Es decir, localiza los momentos del día en que rindes más y te sientes despierto e inquieto, empieza por las tareas más difíciles: Sánchez recomienda programar las tareas que requieren más concentración en tus horas más productivas e ir revisando si cumples con los plazos para cada pequeña labor.

8. Deja de leer listas, y ponte a trabajar.

¿Por qué?
Aunque intentemos engañarnos a nosotros mismos con la idea de que trabajamos mejor bajo presión, lo cierto es que hay otros muchos motivos mentales y emocionales que nos impiden ponernos a hacer las tareas con tiempo. Por ejemplo, si la tarea no está alineada con los objetivos —no sabes muy bien por qué tienes que hacerla— o no percibimos la ventaja de realizarla, nuestra motivación disminuye.
Querer hacer varias cosas a la vez tampoco nos ayuda a concentrarnos y los bloqueos emocionales, como el miedo al fracaso, un perfeccionismo excesivo o baja autoconfianza son otras causas muy frecuentes, pero no siempre conscientes. Si a esto le unimos mecanismos mentales como el efecto Zeigarnik —la tendencia a recordar tareas inacabadas o interrumpidas con mayor facilidad que las que han sido completadas—, no habrá fuerza en este mundo que nos haga ponernos a trabajar.
Pero uno de los lastres que más pueden perjudicar, sobre todo en situaciones urgentes o importantes, son los aprendizajes pasados. Es mucho más fácil seguir posponiendo tareas si este mecanismo nos ha sido útil en ocasiones anteriores. Por ejemplo, si no has terminado tus tareas a tiempo y finalmente no se necesitaban o las ha hecho otra persona. En esos casos intuimos o sabemos que no es tan importante hacerlo. Hay que tener cuidado con esta valoración porque es muy fácil que nos equivoquemos.

30/01/2018

"Sundowning", el síndrome que afecta a las personas con demencia cuando cae el sol
Provoca inquietud, ansiedad o agitación y tiene su explicación en el trastorno de los ritmos biológicos como consecuencia de las alteraciones cognitivas y en la disminución de la melatonina.

Si al ponerse el sol, algunos mayores con demencias presentan una mayor agitación, confusión, ansiedad, irritabilidad, incluso ideas paranoides o alucinaciones, no es nada extraño. Se trata del denominado "Síndrome del Ocaso" o "Sundowning" y es un fenómeno muy común en pacientes con Alzheimer. Sus alteraciones cognitivas trastornan su reloj biológico interior, provocando que no reconozcan la hora de dormir o despertarse. Además, segregan menos melatonina, responsable de la regulación de los ritmos del sueño. Reducir el nivel de ruido, una mayor exposición a luz natural, evitar dormir por el día, la actividad física o la rutina, son algunas de las claves para prevenir o superar el Sundowning.
Según un estudio de la publicación médica The American Journal of Psychiatry, este síndrome es más frecuente de lo que creemos y constituye uno de los fenómenos más comunes que ocurren en la medicina geriátrica. Puede definirse como un episodio adverso psicológico conductual, presentado por algunos enfermos con demencia y Alzheimer, que se vuelven particularmente inquietos, agresivos y agitados por la tarde y al anochecer.
Uno de los factores más importantes que lo provocan es la alteración de los ritmos biológicos, o ritmos circadianos, del enfermo. Los ciclos de sueño, que en una persona sin alteraciones cognitivas se repiten de forma cíclica y natural regidos por nuestro reloj biológico interior, no se dan con la misma regularidad en enfermos con demencia. Ellos carecen de ese `aviso´ natural que nos da nuestro cuerpo y que nos dice cuándo debemos dormir y cuándo despertar. Asimismo uno de los responsables de la regulación de los ritmos de sueño en los humanos es la melatonina. Esta hormona es segregada por la glándula pineal, que se encuentra claramente disminuida en enfermos con demencia.
Cuando se acerca la hora de dormir, las personas que padecen este síndrome presentan agitación y comportamientos como tirar, coger o manosear objetos. Pueden pronunciar monólogos o provocar discusiones animadas y subidas de tono. También es común la confusión y desorientación que conduce a un estado de miedo y ansiedad, irritabilidad, ira, apatía y depresión. Asimismo, son frecuentes las llamadas conductas deambulatorias y un aumento de la actividad nocturna, desencadenando insomnio durante la noche que, posteriormente, condiciona un estado de somnolencia diurna. Otras manifestaciones clínicas pueden ser el pensamiento paranoico y las alucinaciones.
Tratamiento y prevención
•Medidas ambientales: por la noche, una correcta iluminación nocturna más tenue así como reducir paulatinamente el nivel de ruido del lugar y poner música relajante. Por la mañana, iluminación creciente, especialmente, a partir de las 6 y las 9, para ayudar al paciente en la reorientación.
•Medidas de planificación: la restricción del sueño durante el día puede mejorar el sueño nocturno. Se puede mantener a la persona ocupada mediante actividades simples, repetitivas, que no supongan mucho esfuerzo. También es recomendable proporcionar técnicas de higiene del sueño y supervisar al paciente en la noche.
•Medidas farmacológicas: el tratamiento farmacológico se ha centrado en corregir las deficiencias en la regulación del ritmo circadiano.
•Medidas médicas: las dificultades para conciliar el sueño o el mantenimiento de la agitación y conducta perturbadora, puede generar dolencias físicas, o problemas médicos del paciente. Incontinencia urinaria y f***l, alteraciones sensoriales, inmovilismo, labilidad emocional, ansiedad, dolor y deshidratación. El tratamiento y seguimiento médico adecuado y una correcta supervisión supondrán un abordaje eficaz del tratamiento.
•Medidas nutricionales: estados de desnutrición pueden precipitar situaciones de agitación. La revisión dietética, restricción de dulces y de consumición de cafeína, una conveniente hidratación y aporte proteico son de vital importancia. Es muy recomendable convertir las comidas en un hábito y crear una rutina.

24/01/2018

Dar más de 4000 pasos al día mejora la salud cerebral
Un estudio de la Universidad de California indica que a partir de los 60 años la actividad física moderada mejora la función cognitiva.
Un estudio dirigido por Prabha Siddarth, especialista en bioestadístidica en el Instituto Semel de Neurociencia y Comportamiento Humano, indica que caminar más de 4000 pasos al día aumenta el grosor del hipocampo y de las estructuras cerebrales adyacentes en personas mayores de 59 años. La mayoría de estudios previos sobre ejercicio y función cognitiva han examinado el volumen de las estructuras cerebrales involucradas en las funciones cognitivas, ejecutivas y de memoria. Sin embargo, el grosor es mucho más informativo que el volumen, ya que se correlaciona mejor con la memoria y la velocidad de procesamiento dela información. Además, detecta cambios de manera más precoz y es predictor independiente de la cognición. El estudio incluyó individuos con pérdida subjetiva de memoria, que fueron monitorizados a lo largo de 2 años mediante acelerómetros dirigidos a registrar el movimiento diario. En la evaluación tras este período el mayor grosor del hipocampo en los individuos más activos se asoció a mejor capacidad ejecutiva, mientras que el grupo con menor actividad física fue el que mostró menor grosor y capacidad cognitiva.
El siguiente objetivo del equipo de investigadores es realizar un estudio más largo cuyo objetivo será determinar las causas por las que las estructuras cerebrales relevantes en la cognición se hacen más delgadas con la edad.

30/09/2016

Un vínculo cercano entre hijos y padres ofrece beneficios de salud a largo plazo

El maltrato infantil con frecuencia anula las ventajas de crecer en un hogar pudiente, muestra una investigación
Un vínculo fuerte y amoroso con los padres podría ayudar a proteger la salud de sus hijos durante décadas, sugiere un nuevo estudio.Un hogar pudiente también ofrece beneficios a largo plazo para la salud, pero solo si los niños también tienen una relación cariñosa y sana con sus padres, encontró un estudio de la Universidad de Baylor.
"Las investigaciones previas han asociado un estatus socioeconómico alto con que los niños tengan una mejor nutrición, sueño, calidad de vecindario y oportunidades para hacer ejercicio y el desarrollo de las habilidades sociales. Pero un vínculo bueno entre padres e hijos podría ser necesario para el cumplimiento de las rutinas de alimentación, sueño y actividad", Andersson es profesor asistente de sociología en el Colegio de Arters y Ciencias de la Baylor, en Houston.
En 1995, preguntó a más de 2,700 adultos de 25 a 75 años de edad cómo sus padres los habían tratado en la niñez. Más o menos una década después, casi 1,700 de los participantes completaron encuestas de seguimiento, lo que permitió a Anderson examinar su salud en la mediana edad.

Su conclusión:que el abuso o el maltrato infantiles cancelan las ventajas de salud de crecer en un hogar pudiente.
El beneficio de unos vínculos fuertes entre padres e hijos también podría verse socavado por un estatus socioeconómico bajo, encontró el estudio. Estudios anteriores han sugerido que los padres con un nivel educativo más bajo y menos seguridad financiera son más propensos a utilizar la fuerza o las amenazas con sus hijos, lo que podría debilitar el vínculo entre ellos.

Los niños que son maltratados o que carecen de relaciones cariñosas con sus padres también tienen unas tasas más altas de inflamación y enfermedad en la adultez, encontró el estudio.

Andersson dijo que los niños en hogares tensos o abusivos también podrían carecer de un horario regular para comer, lo que aumenta las probabilidades de que consuman refrigerios azucarados o ricos en grasa en lugar de alimentos saludables.

También son menos propensos a tener unos horarios regulares de sueño y actividad, que les ayudarían a desarrollar hábitos que son importantes para un envejecimiento saludable, según el estudio.

"Muchas investigaciones siguen considerando el estatus socioeconómico y los vínculos entre padres e hijos como altamente relacionados, o incluso como intercambiables. Pero de hecho quizá influyan sobre el bienestar del niño de forma bastante independiente", comentó Andersson.

"El mensaje clave es que sin una relación entre padres e hijos de una calidad adecuada, las ventajas socioeconómicas durante la niñez tal vez no ofrezcan mucha protección contra las enfermedades crónicas importantes a medida que los niños alcanzan la adultez y la mediana edad", planteó.

Los hallazgos del estudio aparecen en la edición del 20 de septiembre de la revista Journal of Health and Social Behavior.
Artículo por HealthDay
FUENTE: Baylor University, news release, Sept. 20, 2016.

30/09/2016

Fumar deja marcas duraderas en el ADN, según un estudio

Se han encontrado cambios relacionados con la enfermedad en más de 7,000 genes, aunque muchos se 'recuperan' a los 5 años tras dejar de fumar.

Fumar ci*******os puede dejar una impronta duradera en el ADN humano, alterando más de 7,000 genes de tal modo que podría contribuir al desarrollo de enfermedades relacionadas con fumar, según un nuevo estudio.

Al revisar los resultados de muestras de sangre tomadas de casi 16,000 personas en 16 estudios previos, los investigadores también hallaron que en los que dejaron de fumar, la mayoría de los genes se "recuperaron" a los 5 años de abandonar el hábito."

Aunque esto enfatiza los efectos residuales a largo plazo de fumar, la buena noticia es que cuanto antes pueda dejar de fumar, mejor estará usted", dijo la autora del estudio, la Dra. Stephanie London, subdirectora de la rama de epidemiología del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental de EE. UU.

Aun así, el equipo de London encontró que algunos cambios genéticos persistían incluso 30 años después de dejar de fumar.

London y sus colaboradores se centraron en un proceso llamado metilación del ADN, que son los cambios genéticos que no alteran el código subyacente de los genes, pero que pueden cambiar cómo se expresan o se activan.

Fumar ci*******os (que se sabe que contribuye a una serie de problemas de salud, como el cáncer, la enfermedad cardiaca y el accidente cerebrovascular) sigue siendo la principal causa prevenible de mortalidad en todo el mundo, con casi 6 millones de fallecimientos cada año, según el estudio.Incluso décadas después de que los fumadores lo hayan dejado, el hábito confiere la posibilidad de riesgo de enfermedad a largo plazo. Se han propuesto cambios en la metilación del ADN como una razón posible para ello.

El equipo de London comparó sitios de metilación del ADN en fumadores actuales y ex fumadores con personas que nunca habían fumado. Además de hallar que los lugares del ADN relacionados con fumar estaban asociados con más de 7,000 genes (aproximadamente un tercio de los genes humanos conocidos) los investigadores averiguaron que algunos de los sitios de la metilación del ADN persistían incluso tres décadas después de dejar de fumar.Identificar estos cambios en el ADN relacionados con fumar podría conducir a pruebas diagnósticas que pueden evaluar de forma más precisa los antecedentes de tabaquismo de un paciente, dijo London.

"Podríamos usar este tipo de datos para estimar lo que una persona ha fumado con anterioridad", dijo. "Nadie dice que fuma cuando en realidad no lo hace, pero las personas sí dicen que no fuman cuando sí lo hacen, así que podríamos usar estas señales para averiguarlo".

Esta información podría ser también útil para identificar mejor los efectos en la salud de una persona con antecedentes de tabaquismo, dijo London. Y ofrece la posibilidad de desarrollar posibles nuevos tratamientos para reparar los sitios de metilación del ADN, comentó.

"Casi no hay ningún momento en que esta información no sea útil", explicó London. "Especialmente con una afección relacionada con fumar, si se tiene un biomarcador excelente de fumar, eso permite detectar los efectos de otras exposiciones de un modo más riguroso".

El estudio aparece en la edición del 20 de septiembre de la revista Circulation: Cardiovascular Genetics.

El Dr. Norman Edelman, consejero científico principal de la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association), dijo que la nueva investigación "plantea algunas cuestiones promisorias" a pesar de no ser capaz de establecer una relación clara de causalidad entre los cambios genéticos relacionados con fumar y los problemas resultantes de salud.

"Los que tratamos el hábito de fumar como un problema de salud pública comprendemos... que cualquier cosa que se mire parece verse afectada por el hecho de fumar", señaló. "Muchos cánceres, enfermedades óseas, enfermedades pulmonares, enfermedades cardiacas, problemas [gastrointestinales]... fumar tiene una gran cantidad de efectos, así que no es muy sorprendente enterarse de la existencia de estos efectos epigenéticos"."El mensaje aquí es que fumar tiene un impacto enorme y generalizado en sus genes", añadió Edelman. "Gran parte de dicho impacto es reversible, pero hay cosas que no lo son. Así que si usted fuma, va a alterar su configuración genética de una forma que no es totalmente reversible".

Artículo por HealthDay

FUENTES: Stephanie London, M.D., Dr.P.H., deputy chief, epidemiology branch, National Institute of Environmental Health Sciences (NIEHS), National Institutes of Health, Research Triangle Park, N.C.; Norman Edelman, M.D., senior scientific advisor, American Lung Association, and professor, medicine, and professor, physiology and biophysics, State University of New York at Stony Brook, Stony Brook, N.Y.; Sept. 20, 2016 issue, Circulation: Cardiovascular Genetics

30/09/2016

¿Cuántas horas de videojuegos son un exceso para los niños?

Se observan beneficios con una hora al día, pero los problemas de la conducta aumentaron tras 9 horas a la semanaJugar videojuegos podría mejorar las habilidades motoras, el tiempo de reacción e incluso el rendimiento académico de un niño, pero una nueva investigación muestra que jugarlos en exceso puede vincularse con problemas sociales y conductuales.

Unos investigadores españoles encontraron que cualquier mejora en las habilidades vinculadas con los videojuegos en los niños de 7 a 11 años comenzaba a llegar a su límite tras unas ocho horas de juego a la semana. Y los que jugaban nueve o más horas a la semana eran más propensos a tener problemas sociales y conductuales.

La moraleja: "De una a nueve horas a la semana parece ser seguro, pero jugar más de nueve horas (una hora en los días de semana y dos horas los días del fin de semana) podría no ser recomendable para los niños de 7 a 11 años de edad", comentó el autor del estudio, el Dr. Jesús Pujol.

Pero el estudio "no [nos] permite establecer directamente si los efectos observados son una causa o una consecuencia de jugar videojuegos", enfatizó Pujol.

"En otras palabras, los niños con conflictos paritarios y unas capacidades prosociales disminuidas podrían mostrar una tendencia a aislarse y pasar más tiempo jugando videojuegos", dijo.

"Los resultados son de sentido común, e indican que jugar videojuegos en sí mismo no es ni bueno ni malo, sino que el nivel de uso es lo que lo determina", añadió Pujol, director de la unidad de investigación con IRM del departamento de radiología del Hospital del Mar, en Barcelona.

En el estudio, se pidió a padres que vivían en Barcelona que reportaran los hábitos de videojuego de más de 2,400 niños de ambos sexos de 7 a 11 años de edad.Alrededor de cinco sextos de los niños jugaban al menos una hora por semana, y los demás eran "no jugadores".

En todas las edades, los jugadores jugaban unas cuatro horas por semana en promedio; los chicos jugaban casi dos horas más por semana que las chicas.Las pruebas revelaron que los jugadores tenían unos tiempos de reacción más rápidos que los no jugadores. Y unos escáneres cerebrales de 260 niños vincularon incluso más el hecho de jugar videojuegos tanto con alteraciones en la materia blanca de los ganglios basales del cerebro como con una mejor comunicación entre los tipos de circuitos cerebrales que son esenciales en el aprendizaje.

Pero solo se observó una mejora motora adicional menor (sobre todo en las chicas) en los niños que jugaban dos horas o más a la semana.Y aunque los jugadores también tenían unas puntuaciones "significativamente" más altas en la escuela, no superaban a los no jugadores con respecto a la memoria de trabajo o las habilidades de atención, mostraron los hallazgos.

Pero mientras más tiempo pasaban los niños jugando, menos tiempo pasaban durmiendo. Y mientras más horas los jugadores dedicaban a jugar, más probable era que sufrieran de problemas conductuales, sobre todo cuando jugaban más de nueve horas a la semana. Los problemas incluían conflictos con otros niños, participar en conductas problemáticas y/o exhibir unas habilidades sociales en general más pobres, encontraron los investigadores.

Cuando se le preguntó cómo los padres podrían abordar el tema, Pujol dijo que el estudio no se diseñó para responder a esa pregunta.

"Es un hecho que nuestros hijos pasan una parte relevante de su tiempo frente a una pantalla", reconoció. "Eso podría ser bueno, e incluso necesario. De cualquier forma, se puede argüir que un límite de tiempo es necesario, al igual que una combinación de videojuegos con actividades físicas/al aire libre, y la supervisión de los efectos potenciales de jugar videojuegos en la socialización de los niños".

Julia Lippman es experta invitada del Centro de Investigación sobre Dinámicas de Grupo de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor.

Dijo que los métodos de investigación de los investigadores españoles "no les permitieron determinar si jugar videojuegos con frecuencia provoca déficits en el funcionamiento social, [o] si los niños que tienen dificultades en los dominios sociales encuentran refugio en los videojuegos, o ambas cosas".

Pero Lippman se mostró de acuerdo en que "en congruencia con otras investigaciones sobre los efectos de los medios de comunicación, los hallazgos de este estudio sugieren que un uso excesivo de esos medios entre los niños puede ser un indicador de dificultades emocionales y/o conductuales".

Los hallazgos del estudio aparecen en la edición de septiembre de la revista Annals of Neurology.

Artículo por HealthDay

FUENTES: Jesus Pujol, M.D., director, MRI research unit, department of radiology, Hospital del Mar, Barcelona; Julia Lippman, Ph.D., visiting scholar, Research Center for Group Dynamics, University of Michigan, Ann Arbor; September 2016, Annals of Neurology

25/08/2016

Una dieta saludable y el ejercicio podrían mantener a raya al Alzheimer

Un estudio encontró que las personas que son activas y comen bien tienen menos efectos cerebrales vinculados con la enfermedad

Una dieta saludable y el ejercicio regular podrían ser las claves para mantener el cerebro libre de los cambios que conducen a la enfermedad de Alzheimer, sugiere un pequeño estudio.

Los investigadores estudiaron a 44 pacientes de 40 a 85 años de edad que tenían problemas leves de memoria. Encontraron que los cerebros de los que seguían una dieta mediterránea y eran físicamente activos tenían menos placas y nudos, una característica del Alzheimer, que aquellos cuyas dietas eran menos saludables y eran menos activos.
Se sabe que la enfermedad de Alzheimer es incurable, pero hasta hace poco no se había pensado que puede ser prevenible", comentó el investigador líder, el Dr. David Merrill, profesor clínico asistente de psiquiatría y ciencias de la conducta de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA, en Los Ángeles.

Numerosos estudios han sugerido que un estilo de vida saludable se relaciona con un encogimiento cerebral reducido y unas tasas más bajas de atrofia en el tejido del cerebro, señaló.
Pero este es el primer estudio en mostrar la forma en que los factores del estilo de vida influyen de forma directa en los niveles de depósitos anómalos de proteína en el cerebro que hace mucho se han vinculado con la enfermedad de Alzheimer. Además, los sujetos del estudio fueron personas con pérdida sutil de la memoria que todavía no habían sido diagnosticadas con demencia, anotó Merrill."
El hecho de que pudiéramos detectar esta influencia del estilo de vida a un nivel molecular en un paciente con síntomas tan iniciales nos sorprendió", dijo.

Los hallazgos refuerzan la importancia de vivir una vida saludable para la "prevención del desarrollo de la patología cerebral del Alzheimer, incluso antes del desarrollo de una demencia clínicamente significativa", planteó Merrill.
El informe aparece en la edición del 16 de agosto de la revista American Journal of Geriatric Psychiatry.
En el estudio, Merrill y sus colaboradores sometieron a los pacientes a TEP para determinar los niveles de depósitos de proteína en sus cerebros. Los investigadores observaron en específico los niveles de los depósitos de beta amiloidea en los espacios entre las células nerviosas, además de los nudos, que son ovillos de la proteína tau dentro de las células del cerebro. Ambos son indicadores del Alzheimer.
Los investigadores encontraron que los factores del estilo de vida, como un peso sano, la actividad física y una dieta mediterránea se vinculaban con unos niveles más bajos de placas y nudos.
Una dieta mediterránea es rica en frutas, verduras, legumbres, cereales y pescado, y baja en carne, lácteos y grasas saturadas.
Merrill dijo que el próximo paso es combinar escáneres del cerebro con estudios sobre los cambios en la dieta, el ejercicio y otros factores del estilo de vida, como el estrés y la salud mental.Heather Snyder es directora principal de operaciones médicas y científicas de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association). "En el campo se está luchando con esta idea de que el estilo de vida puede influir en los cambios cerebrales vistos en la enfermedad de Alzheimer", comentó.
"De verdad deseamos comprender cómo las conductas pueden cambiar la biología subyacente vinculada con el Alzheimer", añadió Snyder.

Varias conductas parecen ser importantes para mantener el cerebro sano, sobre todo el ejercicio y gestionar los riesgos de enfermedad cardiaca, como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto, explicó.
"Hay muchas ideas distintas sobre qué podría estar sucediendo, pero todavía no sabemos cuál es la biología subyacente", dijo Snyder.

Mientras tanto, la Asociación del Alzheimer ofrece 10 formas de amar a su cerebro:
Ejercite el cuerpo.
Ejercite el cerebro yendo a una clase.
No fume.
Controle la presión arterial y la diabetes.
Coma una dieta saludable.
Duerma bien. Trate el insomnio y la apnea del sueño.
Busque ayuda para la depresión y la ansiedad.
Sea socialmente activo.
Desafíe su mente con juegos, arte y pasatiempos.
Proteja su cabeza. Use un cinturón de seguridad, use un casco al andar en bicicleta, y tome medidas para prevenir las caídas.

FUENTES: David Merrill, M.D., Ph.D., assistant clinical professor, psychiatry and biobehavioral sciences, UCLA David Geffen School of Medicine, Los Angeles; Heather Snyder, Ph.D., senior director, medical and scientific operations, Alzheimer's Association; Aug. 16, 2016, American Journal of Geriatric Psychiatry

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