14/10/2025
La salud mental no se define como la ausencia de conflicto o de sufrimiento —ya que el conflicto psíquico es parte inevitable de la vida humana—, sino como la capacidad del yo para manejar esos conflictos de manera flexible y realista.
En términos generales, Freud concebía la salud mental como:
1. 🧠 Un equilibrio dinámico entre las tres instancias psíquicas —el ello, el yo y el superyó—.
El ello representa los impulsos instintivos y deseos inconscientes.
El superyó encarna las normas, valores y prohibiciones internalizadas.
El yo es la instancia mediadora, que busca satisfacer los deseos del ello dentro de los límites impuestos por el superyó y la realidad.
La salud mental, entonces, implica que el yo tenga la suficiente fuerza para mantener ese equilibrio sin ser dominado ni por los impulsos ni por las exigencias morales excesivas.
2. ⚖️ La capacidad de amar y trabajar.
En una de sus frases más citadas, Freud afirmó que la meta de la terapia y, por extensión, de la salud mental, es permitir al individuo “amar y trabajar” (lieben und arbeiten). Es decir, establecer vínculos afectivos genuinos y productivos, y desenvolverse de manera eficaz en el mundo real.
3. 🌪️ La posibilidad de tolerar el sufrimiento y la frustración.
Freud sostenía que una persona mentalmente sana no está libre de angustia o deseo, pero puede reconocerlos, elaborarlos y simbolizarlos en lugar de ser arrasada por ellos.
En resumen, para Freud la salud mental no es un estado fijo de bienestar, sino una capacidad de adaptación psíquica: el poder de mantener el equilibrio interno frente a las tensiones inevitables del deseo, la moral y la realidad.
Tomado de la Red .