27/06/2025
Muy buen elemento
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Un Fiscal sin compromisos: el líder que necesita Baja California Sur
En México, uno de los males estructurales más persistentes en materia de seguridad ha sido la politización de la procuración de justicia. La realidad —tan conocida como incómoda— es que, sexenio tras sexenio, el poder en turno pacta, tolera o se hace de la vista gorda ante la penetración de los grupos criminales en las instituciones. En este país, cada administración parece heredar a la siguiente no solo la violencia, sino los compromisos con quienes deberían ser perseguidos. Se ha conformado así un círculo vicioso donde la delincuencia no solo coexiste con el Estado: muchas veces lo infiltra, lo captura, lo corrompe y hoy tristemente han pasado a las filas de algunos círculos politicos.
Romper ese círculo no es sencillo, pero tampoco imposible, es una acción que exige voluntad política y, sobre todo, una decisión valiente: colocar al frente de las Fiscalías estatales de Procuración de Justicia a personas sin ataduras, con experiencia probada y un arraigo ético y familiar que les impida desviar el rumbo. La procuración de justicia no puede seguir siendo un botín para grupos políticos ni un encargo para quienes pagan favores.
Lo que Baja California Sur necesita hoy es una figura sólida, con liderazgo y experiencia, que conozca el sistema desde dentro, que haya caminado en él sin torcerse, que entienda la responsabilidad de servir, no de servirse. Alguien que no venga a aprender, ni a improvisar, ni a quedar bien con nadie, salvo con la ley y la ciudadanía.
Ese perfil existe y tiene nombre: Lenin Rodríguez.
Durante su paso por el sistema de justicia, supo contener y enfrentar a la delincuencia con inteligencia, firmeza y sin aspavientos, demostró su lealtad con la sociedad Sudcaliforniana. Luego, en su ejercicio privado como abogado litigante, académico, docente, y en el ámbito de la seguridad, ha mantenido una trayectoria limpia y determinante. Lo que se dice poco, pero cuenta mucho: su vida familiar y su entorno lo retratan como un hombre de valores, sin vínculos oscuros, sin relaciones indebidas. Eso, en estos tiempos, vale tanto como un doctorado.
La Fiscalía del Estado no necesita operadores políticos ni figuras decorativas. Requiere carácter, independencia, arraigo y conocimiento. Y, sobre todo, necesita a alguien que no vea colores, ni partidos, ni facciones, sino delitos, víctimas y justicia.
Si Baja California Sur quiere un verdadero parteaguas en su lucha contra la impunidad, debe comenzar por designar a un fiscal que no genere dudas, sino confianza. No compromisos, sino resultados. La oportunidad está sobre la mesa. La decisión, en manos de quienes hoy pueden hacer historia… o repetirla.