23/11/2025
Su padre prohibió que cualquiera de sus 12 hijos se casara.
Ella se casó en secreto, volvió a casa, cenó como si nada…
y luego desapareció para siempre.
Londres, década de 1840.
Elizabeth Barrett tenía 39 años y, según todos, estaba muriéndose.
Llevaba años recluida en una habitación de la casa familiar en 50 Wimpole Street, viviendo entre sofás, cortinas cerradas, morfina y láudano.
Su salud era frágil desde la adolescencia: una caída de caballo, quizá los pulmones, quizá los nervios. Los médicos no se ponían de acuerdo.
Pero coincidían en algo: no viviría mucho más.
👤 El tirano
Su padre, Edward Barrett Moulton-Barrett, controlaba todo.
Su fortuna procedía de plantaciones azucareras en Jamaica. Su autoridad era absoluta.
Su regla más severa:
Ninguno de sus hijos podía casarse.
Sin explicaciones. Sin excepciones.
✒️ La poeta
Así que Elizabeth escribió.
Versos extraordinarios que la convirtieron en una de las poetas más célebres de Inglaterra—más famosa incluso que Tennyson durante un tiempo.
Pero escribía desde una prisión de seda y somníferos.
Hasta que llegó una carta.
💌 La correspondencia
“Amo sus versos con todo mi corazón, querida señorita Barrett”, le escribió un joven poeta llamado Robert Browning.
Ella respondió.
Esa respuesta se convirtió en 574 cartas a lo largo de 20 meses.
Robert la trataba como a una igual: brillante, compleja, viva. No como una inválida. No como alguien destinada a morir.
Quiso visitarla. Ella se negó. Demasiado enferma. Demasiado aislada. Demasiado temerosa de decepcionar.
Él insistió.
🌿 El encuentro
Cuando finalmente se vieron en mayo de 1845, algo cambió.
Robert no vio a una enferma.
Vio a Elizabeth: lúcida, apasionada, atrapada.
Vio a una mujer que necesitaba libertad.
Él propuso matrimonio.
Ella dijo que era imposible.
Su padre jamás lo permitiría. Y además, ella estaba “demasiado enferma”. Sería una carga.
La respuesta de Robert:
“Eres la persona más fuerte que conozco.”
🔒 El secreto
Comenzaron a planear su escape.
El 12 de septiembre de 1846, Elizabeth Barrett caminó hasta la iglesia de St. Marylebone acompañada solo por su doncella.
Robert Browning la esperaba.
Se casaron en una iglesia vacía, con dos testigos.
Y Elizabeth… volvió a casa.
Entró a Wimpole Street, cenó con su familia y subió a su habitación como si nada hubiera ocurrido.
Durante una semana mantuvo la ficción: la hija obediente, “demasiado débil” para salir.
Hasta que una noche se marchó definitivamente.
🕊️ La huida
Se llevó a su spaniel Flush, algunas pertenencias y la mano de Robert.
Cruzaron el Canal y se instalaron en Italia.
Su padre la desheredó al instante.
Devolvió sus cartas sin abrir. Nunca volvió a pronunciar su nombre.
Años después, Elizabeth intentó reconciliarse.
Él se negó.
Pero Elizabeth ya había dejado de esperar su perdón.
🌞 La transformación
En Florencia ocurrió algo sorprendente.
El sol. La libertad. Robert—que la trataba como una fuerza, no como un cristal.
Su salud mejoró. Mucho.
La mujer que había pasado años casi sin poder caminar empezó a viajar, a pasear, a vivir.
En 1849, con 43 años—una edad en la que todos los médicos la habían dado por perdida—dio a luz a su hijo: Robert Wiedeman Barrett Browning, “Pen”.
Y escribió.
Dios, cómo escribió.
💗 La poesía
Sus “Sonnets from the Portuguese” se convirtieron en algunos de los poemas de amor más célebres de la lengua inglesa.
No por dulces, sino por verdaderos:
“¿Cómo te amo? Déjame contarlo…”
No eran poemas sobre ser rescatada.
Eran poemas sobre descubrir que nunca necesitó un salvador—solo la posibilidad de ser libre.
✊ La revolucionaria
En Italia se volvió políticamente activa.
Apoyó apasionadamente la unificación italiana.
Escribió “Casa Guidi Windows” sobre la revolución.
Escribió “The Runaway Slave at Pilgrim’s Point”, un poderoso poema antiesclavista—aunque su familia había prosperado gracias a plantaciones esclavistas.
Incluso fue considerada para Poeta Laureada—algo casi impensable para una mujer de su época.
Robert jamás la eclipsó. La apoyó. Celebró su genio. Fue su compañero en igualdad.
⏳ Quince años
Tuvieron quince años juntos.
Quince años que, según todos, ella nunca tendría.
El 29 de junio de 1861, Elizabeth Barrett Browning murió en brazos de Robert, en Florencia.
Tenía 55 años.
Había vivido décadas más de lo que los médicos habían predicho.
Su padre había mu**to tres años antes—sin perdonarla.
Pero Elizabeth había dejado de pedir permiso mucho antes.
⭐ Lo que demostró
Elizabeth Barrett Browning demostró:
Que a veces la enfermedad no está en el cuerpo, sino en la jaula donde te obligan a vivir.
Que el acto más radical puede ser simplemente elegir marcharte.
Que el amor no consiste en ser rescatada, sino en que alguien te vea tal como eres.
Que vivir tus propios términos puede ser la rebelión más hermosa.
A los 40 años, salió de la casa de su padre “demasiado enferma para sobrevivir sola”.
Vivió 15 años más—viajando, escribiendo, criando a un hijo, cambiando la literatura y apoyando revoluciones.
Lo más dañino que su padre le dijo fue que era demasiado débil para vivir sin él.
Lo más valiente que ella hizo fue demostrar que estaba equivocado.
Elizabeth Barrett Browning
6 de marzo de 1806 – 29 de junio de 1861
Poeta. Revolucionaria. Sobreviviente.
No necesitaba ser salvada.
Solo necesitaba ser libre.