13/11/2025
A las guarderías y a quienes regulan su funcionamiento:
Necesitamos hablar con seriedad.
Este es un fragmento de la hoja oficial de “Valoración Médica para Guardería” que debe ser llenada por el médico tratante: médico familiar, pediatra o especialista que conoce al niño, su contexto, su estado clínico y su línea base.
Y dentro de este formato aparece la pregunta clave:
“¿El niño requiere suspensión temporal del servicio de guardería?”
Es una evaluación MÉDICA, individual, sustentada en el examen físico y en el juicio clínico.
Sin embargo, ahora resulta que algunas guarderías están EXIGIENDO que, ante cualquier síntoma respiratorio —rinorrea, tos leve, congestión sin fiebre, incluso moco transparente fisiológico de guardería— se suspenda al niño 7 días, sin importar el diagnóstico, la evolución, la gravedad o el estado real del menor.
Entonces la pregunta es clara y directa:
¿Dónde dice eso?
¿En qué guía de práctica clínica?
¿En qué norma oficial mexicana?
¿En qué protocolo o documento sanitario formal se establece que TODOS los cuadros respiratorios —desde un simple resfriado hasta una rinitis alérgica— requieren un aislamiento obligatorio de 7 días?
¿Cuál es la justificación científica?
Si la hoja se llama “Valoración médica”, ¿para qué la solicitan si al final quieren que el médico escriba exactamente lo que ustedes ya decidieron?
¿Dónde queda entonces el criterio clínico del profesional de la salud?
¿Quién los regula?
¿Quién supervisa que sus criterios estén basados en evidencia y no en ocurrencias administrativas?
Porque hay algo que todos los pediatras sabemos —y también lo sabe cualquier persona que haya trabajado con niños pequeños:
Los mocos NO significan enfermedad.
Y menos en temporada invernal.
Y menos en una guardería, donde la exposición es constante.
La inmensa mayoría de los cuadros son virales, benignos, y no representan un riesgo mayor que justifique suspender a los niños por una semana completa, cada vez que presenten el síntoma más común de la infancia: moco nasal.
Si no quieren “niños con mocos”, entonces no abran guarderías.
Lo verdaderamente preocupante es la falta de criterios individualizados, la ausencia de profesional sanitario en la toma de decisiones y la imposición de reglas que afectan a las familias sin sustento médico, sin respaldo normativo y sin ningún mecanismo de supervisión.
Por eso, este es un llamado necesario y urgente:
A las autoridades de salud, a las direcciones de guarderías, a las instancias regulatorias y administrativas:
Revisen y homologuen los criterios. Exijan evidencia. Protejan a los niños, pero también a las familias. Y respeten el juicio clínico de los médicos que sí evalúan, sí conocen y sí responden por el estado del menor.
Porque si seguimos en esta ruta de reglas rígidas sin ciencia, lo único que se está generando es ausentismo injustificado, afectación laboral a padres y madres, saturación de servicios, y una falsa sensación de “control” que no protege a nadie.
Hagamos lo correcto. Hagamos lo que dicta la evidencia.
Y permitamos que cada niño sea valorado como lo que es: un caso único, no un número dentro de una lista arbitraria de 7 días.
Es cuanto.