No nacimos con un manual para ser padres, pero podemos aprender y aplicar con amor herramientas para
Colima
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Siempre pensé que seguir el guión que la sociedad de alguna manera nos impone, garantizaría tener una vida exitosa y feliz, y me refiero a esa creencia de tener que ser el mejor en todo: tener una vida admirable, donde eres una hija correcta ante la sociedad, que estuvo en el cuadro de honor y que en sus boletas sólo ondulan dieces… la esposa perfecta que está presente 24/7, al pendiente de lo que se necesite y muchas veces dejándose al final… y por supuesto una madre inmaculada, que trabaja, no comete errores, jamás pierde el control, se anticipa ante las situaciones no planeadas, que tiene una casa impecable pero no tiene el derecho de sentirse frustrada, enojada o triste porque eso es mal visto, y que tiene unos hijos perfectos, comportados, que jamás le hacen una rabieta, y obedecen todo lo que se les pide a la primera. Y aparte de todo eso, sentirte feliz… uff…
Ser mamá ha sido el evento más importante de mi vida, desde muy temprana edad fue mi deseo y en el momento en que se cristalizó, fue maravilloso. Me había esforzado en hacer paso a paso lo que la receta decía… pero mi hijo no era el de la receta, hacía berrinches, “se portaba mal”, no obedecía, pasábamos momentos vergonzosos ante otras personas, lo veía triste... yo también me veía triste… y a pesar de amarlo profundamente no tenía idea de cómo hacer para hablar el “idioma” de mi hijo, sentía una frustración tan grande que otras partes de mi vida se comenzaron a afectar también. Fue entonces que encontré un método de crianza basado en el amor y el respeto, llamado Paternidad Efectiva. Poco a poco fui adentrándome en el método hasta que me certifiqué como Facilitadora del Método Paternidad Efectiva, tomé adiestramiento en Neuropsicodesarrollo, Integración sensorial, Dificultades del lenguaje, Programación Neurolingüística, Entrenamiento avanzado de Paternidad Efectiva, Inteligencias emocionales en los niños, y entendí que la forma más fácil de hacer las cosas que no sé hacer, es pedir ayuda para aprender a hacerlas. Fue entonces dónde surge el deseo de crear Apapáchame, con la intención de ayudar a otros padres que, como yo en algún momento, se sienten abrumados por su paternidad, padres comprometidos con el desarrollo integral de sus hijos, padres dispuestos a aprender cosas nuevas, padres que buscan dar algo mejor de lo que recibieron ellos, padres con sed de darles amor a sus hijos y que aún no saben cómo, padres preocupados y ocupados con ver a sus hijos plenos, padres dispuestos a hacer la diferencia… Si tú eres una mamá o un papá así, Apapáchame es para ti.
