16/02/2025
El viaje de Elara y el farol mágico
En un reino lejano, existía una joven llamada Elara, conocida por su espíritu aventurero y su amor por los objetos antiguos. Un día, mientras exploraba un mercado, encontró un farol antiguo que brillaba con una luz tenue y misteriosa. Intrigada, Elara lo compró y lo llevó a su casa.
Al limpiar el farol, descubrió que tenía poderes mágicos. Podía conceder un deseo a quien lo sostuviera en sus manos. Elara, emocionada, decidió usar el farol para pedir un deseo que cambiaría su vida: "Deseo que el tiempo se detenga para siempre y pueda vivir en este momento feliz para siempre".
El farol cumplió su deseo y el tiempo se detuvo. Al principio, Elara estaba feliz. Podía revivir sus momentos favoritos una y otra vez, sin preocuparse por el paso del tiempo. Pero, con el tiempo, se dio cuenta de que su deseo la había atrapado en un ciclo sin fin.
El mundo a su alrededor se había vuelto estático. Las estaciones no cambiaban, las flores no florecían y las aves no cantaban. Elara se sentía sola y aislada, como si fuera la única persona que existía en el mundo.
Un día, mientras caminaba por el mercado, vio a un anciano que vendía flores. Elara se acercó y le preguntó por qué sus flores no florecían. El anciano le explicó que las flores necesitan el cambio de las estaciones para crecer y florecer.
Las palabras del anciano resonaron en el corazón de Elara. Se dio cuenta de que su deseo la había privado de la belleza del cambio y la oportunidad de experimentar nuevas cosas.
Con el corazón apesadumbrado, Elara regresó a su casa y tomó el farol. Con lágrimas en los ojos, pidió un nuevo deseo: "Deseo que el tiempo vuelva a fluir".
El farol cumplió su deseo y el tiempo volvió a moverse. Al principio, Elara sintió miedo y tristeza al ver que sus momentos felices se desvanecían. Pero, con el tiempo, aprendió a apreciar la belleza del cambio y la oportunidad de crear nuevos recuerdos.
Elara comprendió que aferrarse a un momento, por muy feliz que fuera, no era la clave de la felicidad. La verdadera felicidad reside en aceptar el cambio, aprender a soltar y dejar que la vida siga su curso.
Reflexión
La historia de Elara nos enseña que aferrarnos a las cosas, ya sean momentos, personas o bienes materiales, puede impedirnos crecer y experimentar nuevas oportunidades. A veces, es necesario dejar ir y soltar para permitir que la vida siga su curso.
Soltar no significa olvidar o renunciar a lo que amamos. Significa aceptar que todo cambia y que la vida está llena de ciclos. Al soltar, nos liberamos del peso del pasado y nos abrimos a nuevas posibilidades.
Aprender a soltar es un proceso gradual que requiere valentía y aceptación. Pero, al hacerlo, descubrimos que la vida es mucho más rica y gratificante de lo que imaginamos.
Equipo-Psicoterapuetico-Athenea
Psicologas
Magali Morales Aguilar
Silvia Judith Medina