19/09/2025
Dicen que el desorden puede esperar… pero en realidad, no espera: crece.
La ropa se acumula, los juguetes se multiplican, los trastes se apilan. Y lo más pesado no siempre es verlos, sino sentir que tarde o temprano alguien tendrá que hacerse cargo.
Cuando el cansancio ya está encima, recoger se vuelve una tarea que duele en el cuerpo y en la mente. Porque no son solo cosas fuera de lugar, es la sensación de que todo lo pendiente te respira en la nuca, robándote paz.
Ahí aparece esa carga invisible que muchas mamás conocemos: pensar en lo que falta, organizar en la mente lo que habrá que limpiar después, mientras seguimos atendiendo, cuidando, amando. Es un desgaste que pocas veces se dice, pero que se siente todos los días.
Y seguimos porque queremos un hogar donde nuestros hijos se sientan bien. Porque buscamos un respiro de tranquilidad. Porque amamos.
Pero también es válido decirlo: el desorden pesa… y reconocerlo es una forma de abrazarnos a nosotras mismas.
Alejandra Quiroz
TRES VECES MAMÁ 🌹