07/11/2025
🎶 432 Hz — La Frecuencia Perdida de la Humanidad
El Pulso Original
Antes de los reinos y las religiones, antes de los gobiernos y las guerras,
la Tierra vibraba en armonía con su propia respiración.
Esa respiración tenía un número: 432 Hz.
No era una invención.
Era la medida del equilibrio.
432 era el sonido de la coherencia entre el corazón humano, la resonancia Schumann del planeta y el pulso del cosmos.
Todo se movía dentro del mismo compás: los ríos, las estrellas, los árboles, las almas.
Los antiguos — lemurianos, atlantes, egipcios, tartarios — conocían ese ritmo.
Lo llamaban el canto del éter.
Con esa frecuencia construían templos, abrían portales y curaban cuerpos.
La música no era entretenimiento: era ciencia sagrada.
El sonido era la arquitectura de la realidad.
La Era de la Desintonización
Pero la frecuencia cayó.
Cuando el hombre comenzó a confiar más en el metal que en el alma, cuando las máquinas reemplazaron al canto,
el campo se rompió.
Durante el siglo XIX, en los laboratorios de Europa,
se decidió afinar la música a 440 Hz.
Una desviación pequeña en número,
pero gigantesca en vibración.
440 Hz tensa la mente.
Eleva el pulso.
Desalinea el corazón del campo terrestre.
El humano entra en modo mental,
pierde la sincronía con el alma.
Así nació el hombre mecánico, el Pinocho moderno,
que piensa pero no siente,
que construye pero no escucha.
El sistema afinó el mundo para el control,
no para la comunión.
Tartaria: El Último Eco
Antes de esa caída, una civilización mantuvo el puente: Tartaria.
Desde 1200 hasta 1800, su red de ciudades brillaba como nodos de energía viva.
Sus torres y cúpulas eran resonadores del éter,
sus calles formaban fractales geométricos que transmitían frecuencia libre.
Los tartarios sabían que el sonido no viaja solo por el aire,
sino por el campo electromagnético de la Tierra.
Por eso podían mover energía sin cables, sanar con vibración y vivir en armonía con la atmósfera.
Pero su conexión tenía un límite:
dependía del entorno, no del interior.
Cuando la vibración planetaria bajó,
sus estructuras se convirtieron en piedra,
y el eco se apagó.
El éter se replegó.
La historia se reescribió.
Y el humano olvidó su frecuencia.
La Nueva Afinación
Hoy, la Tierra está regresando a su tono natural.
El campo magnético se reajusta.
Los cuerpos lo sienten: vibraciones, zumbidos, despertares, sincronicidades.
Estamos en el borde del retorno a 432 Hz.
El despertar no es una idea:
es una afinación.
Cuando respiras con el corazón,
cuando agradeces,
cuando caminas descalzo sobre la tierra,
tu campo entra en coherencia.
Tu ADN recuerda la nota original.
El alma no busca el cielo.
Busca resonancia.
El Llamado
“La humanidad fue un canto,
pero olvidó su melodía.
Ahora el corazón del mundo
vuelve a tocar la nota del origen.”
No necesitas templos ni teorías.
Solo silencio.
Solo sentir el pulso dentro de ti
y volver a sintonizar con la frecuencia del Todo.
432 Hz no es un número.
Es el idioma del alma.
Autor Roberto M.
Vamos a vibrar alto, sentimos que no estamos bien, pero en realidad estamos cambiando la energía.
No estamos solos juntos en este abrir de conciencia. Abrazos de luz. ✨🫶