20/11/2025
¿Puede transferirse la personalidad a un robot? Por: Zona Psique
Resumen. En los últimos años han surgido iniciativas —como la 2045 Initiative promovida por Dmitry Itskov— que prometen “transferir” la personalidad humana a soportes no biológicos (robots, avatares digitales) a fin de lograr una forma de inmortalidad. Desde la perspectiva de la neurociencia, la informática y la filosofía de la mente, la hipótesis del mind uploading o emulación cerebral completa (Whole-Brain Emulation, WBE) tiene marcos teóricos que la hacen conceptualmente imaginable, pero enfrenta obstáculos técnicos, empíricos y filosóficos enormes. Además, desde la tradición del psicoanálisis y la corriente de la cognición encarnada, hay razones sólidas para sostener que una “copia” funcional de recuerdos y procedimientos no sería equivalente a la re-aparición del sujeto vivido.
1. ¿Qué proponen los proyectos tipo “2045”?
Organizaciones como la 2045 Initiative promueven una hoja de ruta ambiciosa: escanear el cerebro, mapear su conectoma y/o estados funcionales y ejecutar una simulación informática que reproduzca la mente del individuo en un cuerpo no biológico. El objetivo declarado es preservar la identidad personal o la “personalidad” en un sustrato artificial.
2. Marco teórico: la emulación cerebral completa (WBE)
El documento clave de referencia en el campo es “Whole Brain Emulation: A Roadmap” (Sandberg & Bostrom, 2008). Los autores describen técnicamente qué datos habría que obtener (morfología neuronal, tipos celulares, conectividad, fisiología sináptica) y las etapas de ingeniería necesarias (muestreo, modelado, simulación y validación). Desde un punto de vista computacional, si se pudiera conocer con suficiente detalle la estructura y la dinámica cerebral, sería posible construir modelos que reprodujeran algunos niveles de funcionamiento.
3. Estado actual de la ciencia: avances y límites
Hay avances notables en modelado y simulación (proyectos como Blue Brain y esfuerzos en connectómica), pero no existe actualmente una emulación humana completa ni datos experimentales suficientes para reconstruir la dinámica de un cerebro humano en su totalidad. Proyectos como Blue Brain han simulado microcircuitos y columnas corticales y han impulsado herramientas útiles para la neurociencia, pero escalar eso a un cerebro humano funcional ha demostrado ser muchísimo más difícil de lo estimado originalmente; la literatura reciente enfatiza limitaciones en datos, resolución, y comprensión de dinámica celular y sináptica a escala. Además, trabajos de revisión indican que falta poder computacional, técnicas de muestreo que preserven la conectividad real y marcos robustos para validar que una simulación “siente” o “es” equivalente a un sujeto biológico.
4. Obstáculos técnicos concretos
1. Muestreo y resolución. Para emular, se necesitaría mapear neuronas, sinapsis, receptores, y estados bioquímicos con una resolución y fidelidad actualmente impracticables en humanos vivos.
2. Dinámica y plasticidad. El cerebro no es un “cableado” estático: sinapsis cambian con la experiencia, la neuromodulación altera la misma estructura, y hay procesos bioquímicos (metabolismo, señales gliales) que influyen en la cognición.
3. Estado dependiente del cuerpo y ambiente. Muchos procesos mentales dependen de entradas corporales (interocepción) y de la historia corporal; una emulación sin cuerpo puede perder esos lazos.
4. Validación epistemológica. ¿Cómo probar que la emulación conserva identidad subjetiva y no es una copia funcional sin experiencia consciente? Se carece de criterios empíricos para demostrar continuidad de la conciencia.
Estos puntos están explicados con detalle tanto en revisiones técnicas como en artículos críticos sobre la factibilidad de la subida (uploading)
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5. Argumentos filosóficos y psicoanalíticos
Desde la filosofía de la mente, existen debates entre:
Computacionalistas fuertes (la mente es, en esencia, información procesada — si replicas el procesamiento, replicarás la mente), y
Encarnacionistas / enactivistas (la mente emerge de la interacción organizada entre cerebro, cuerpo y mundo; no puede desligarse sin pérdida estructural).
Desde el psicoanálisis, el yo es algo más que memoria o procesamiento: es una trama de inversiones pulsionales, formaciones inconscientes y vínculos con el cuerpo (imagen corporal, tono muscular, historia libidinal). Autores como Freud y Lacan sostuvieron que la subjetividad no es solo información: está tejida con corporalidad y lenguaje. Observaciones contemporáneas sobre cognición encarnada (p. ej. trabajos inspirados en Antonio Damasio que muestran la importancia de la emoción y el cuerpo para la toma de decisiones) refuerzan la idea de que “transferir recuerdos” no equivale a transferir sujeto.
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6. ¿Copia vs continuidad? El problema central
A menudo se confunde crear una copia funcional con transmitir identidad. Supongamos que podemos leer el estado sináptico de un cerebro y crear un programa que responda igual: habríamos creado un simulacro con la misma conducta y memorias, pero la continuidad psicológica —la experiencia interna que hace que uno diga “yo soy el mismo”— no está garantizada. Algunos filósofos sostienen que la emulación resultaría en un nuevo sujeto que se parecería mucho al original, pero no sería la continuación del original (similar a clonar una persona: el clon no es la misma vida subjetiva que la original). Críticos científicos igualmente argumentan que muchas propiedades causales emergentes dependen del sustrato biológico de manera no reducible a la estructura informacional.
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7. Implicaciones éticas y sociales
Consentimiento y privacidad: ¿Quién autoriza el escaneo exhaustivo de un cerebro? ¿Qué pasa con los datos que podrían revelar traumas, secretos o tendencias?
Desigualdad: Tecnologías costosas podrían crear clases de “inmortales digitales” accesibles solo a ricos.
Derechos de las entidades emuladas: Si una emulación tiene experiencia consciente, ¿qué derechos le otorgamos?
Riesgos psicológicos: Para el individuo original y sus familiares, la presencia de una copia puede producir duelos, confusión de identidad y problemas legales. Estas consideraciones han sido ampliamente discutidas en la literatura ética sobre “digital immortality”.
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8. Conclusión (científica y clínica)
Científicamente: la emulación cerebral completa es un proyecto teóricamente concebible y una herramienta heurística útil para pensar la mente, pero hoy está muy lejos de ser una realidad práctica y presenta barreras técnicas y de validación difíciles de salvar en el corto plazo. La mayoría de expertos coinciden en que, si llega a suceder, será gradualmente y con limitaciones —no una transferencia inmediata y perfecta de sujeto.
Desde la psicoterapia / psicoanálisis: la idea de “traspasar” la personalidad a un robot no capta las dimensiones corporales, inconscientes y simbólicas que constituyen al sujeto. Aun en el hipotético caso de una emulación extremadamente fiel, hay argumentos sólidos (filosóficos y psicoanalíticos) para sostener que lo que emerge será una copia con status ontológico distinto al sujeto encarnado original.
Lecturas recomendadas (para profundizar)
Sandberg, A. & Bostrom, N., Whole Brain Emulation: A Roadmap (2008). — documento técnico fundacional.
Información sobre la 2045 Initiative (Dmitry Itskov) — declaración de objetivos y contexto público.
Reseñas recientes sobre la viabilidad de simulaciones cerebrales a gran escala (artículos de revisión y estudios 2023–2024).
Hopkins, P. D., Why uploading will not work, or, the ghosts of paternalism — crítica filosófica sobre lo que subir no preservaría.
Damasio, A., Descartes' Error — sobre la importancia del cuerpo y la emoción en la mente.