03/12/2025
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Como nefrólogo quiero contarte la triste historia de este paciente, quien terminó dependiendo de la hemodiálisis por un descuido que, lamentablemente, se repite con demasiada frecuencia en la vida real. Lo que ves en la imagen es su brazo conectado a una máquina que ahora sustituye, varias veces por semana, la función de sus riñones… una función que pudo haberse preservado si hubiera entendido a tiempo la importancia de cuidar estos órganos silenciosos.
Este paciente cometió varios errores que están documentados científicamente como causas comunes de enfermedad renal crónica, pero que muchas personas siguen viendo como algo “inofensivo”.
1. Abusó durante años de antiinflamatorios
Los AINEs (analgésicos de venta libre) fueron su compañía diaria para dolores musculares. Lo que él no sabía es que estos medicamentos:
- Reducen el flujo de líquido preciado hemático a los riñones.
- Inflaman los túbulos renales.
- Aceleran el daño cuando se consumen en exceso o sin supervisión médica.
Estudios en nefrología han demostrado que el uso crónico de AINEs es una de las principales causas evitables de insuficiencia renal. No te automediques por favor
2. No controló su presión arterial
La hipertensión es conocida por ser una enfermedad silenciosa del riñón. Él tenía presión alta desde hacía años, pero nunca terminó su tratamiento ni fue disciplinado con los controles.
Cada pico de presión fue dañando los vasos renales hasta dejarlos endurecidos e incapaces de filtrar.
3. Ignoró la prediabetes
Creía que “solo tenía un poco de azúcar alta”.
Pero incluso niveles moderados, sostenidos en el tiempo, producen daño microscópico en los filtros renales.
La falta de seguimiento permitió que la lesión progresara lentamente hasta que ya era demasiado tarde.
4. Casi no tomaba agua y consumía mucha comida ultraprocesada
Su alimentación favorecía inflamación, retención de sodio, hipertensión y sobrecarga renal. La ciencia es clara: dietas ricas en sal y procesados aceleran el deterioro renal.
5. Nunca se hizo análisis rutinarios
La enfermedad renal avanza sin dolor y sin síntomas evidentes.
Cuando finalmente llegó al hospital, sus riñones estaban funcionando a menos del 10%.
Hoy, la máquina de hemodiálisis limpia su líquido preciado hemático porque sus riñones, agotados, ya no pueden hacerlo.
Pero su historia no es para generar miedo: es para recordar que prevenir siempre es más fácil y menos doloroso que tratar.
Tus riñones no hablan, no duelen, no avisan temprano.
Por eso debes escucharlos antes de que sea demasiado tarde.
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Recordatorio esencial: La información presentada tiene carácter académico y educativo. No constituye consulta médica, ni debe ser utilizada para autotratarse. Si tienes molestias o preocupaciones, consulta a tu médico de confianza.