04/12/2025
La aerocámara es uno de esos dispositivos que parecen simples, pero hacen una diferencia enorme en el tratamiento respiratorio de los niños.
Se usa junto con los inhaladores en spray para administrar medicamentos como salbutamol o esteroides inhalados en problemas como asma, broncoespasmo, sibilancias, bronquiolitis o tos persistente. Su principal función es ayudar a que el medicamento llegue realmente a los pulmones, que es donde debe actuar.
Cuando se utiliza el inhalador sin aerocámara, una gran parte del medicamento se queda pegada en la boca y en la garganta, y solo una pequeña cantidad alcanza las vías respiratorias. Con la aerocámara ocurre lo contrario: el aerosol se mantiene suspendido el tiempo suficiente para que el niño lo inhale adecuadamente, aumentando la eficacia del tratamiento.
Otro beneficio importante es que reduce efectos secundarios como irritación de garganta, infecciones por hongos en la boca o aumento innecesario de la frecuencia cardiaca, que pueden aparecer cuando el medicamento no se administra de forma correcta.
Es especialmente útil en bebés y niños pequeños, ya que no necesitan coordinar el disparo del inhalador con la inhalación. Basta con que respiren de manera tranquila mientras la mascarilla se mantiene bien colocada sobre nariz y boca. En niños mayores se puede usar la boquilla, con el mismo principio.
La forma correcta de usarla es muy sencilla: se agita el inhalador, se inserta en la parte posterior de la aerocámara, se coloca la mascarilla o boquilla sellando bien, se presiona una sola vez el inhalador y se deja que el niño respire de cinco a diez veces de manera normal. Si se requiere otra dosis, se espera entre treinta y sesenta segundos y se repite el proceso completo, siempre dando un disparo por cada tanda de respiraciones.
Algunos errores comunes son presionar varias veces seguidas el inhalador, retirar la mascarilla demasiado pronto, no agitar el dispositivo antes de usarlo o utilizar una aerocámara sucia. Para limpiarla basta lavarla una vez por semana con agua tibia y jabón suave, dejarla escurrir sin tallar por dentro y permitir que seque al aire, sin usar toallas.
En resumen, la aerocámara no es un accesorio, es una parte fundamental del tratamiento respiratorio. Permite que el medicamento funcione mejor, protege de efectos secundarios innecesarios y asegura que cada dosis se aproveche como debe ser, especialmente en nuestros niños.