20/11/2025
Por lo general, los niños se asombran ante infinidad de cosas que nosotros ya damos por sentado, se asombran ante una realidad que es, pero que podía no haber sido. Por eso preguntan tanto, no porque la quieran cambiar, sino porque se maravillan ante ella. ¿Quién no ha sido bombardeado por niños de tres o cuatro años con preguntas que nos parecen ilógicas o con una interminable lista de porqués?
“El sentido del asombro del niño es lo que le lleva a descubrir el mundo. Es la motivación interna del niño, su estimulación temprana natural. Las cosas pequeñas que mueven al niño a aprender, a satisfacer su curiosidad…”
—Catherine L’Ecuyer
Así pues, el asombro tiene un papel clave en el desarrollo del niño y perderlo en su infancia puede perjudicarlo. Hoy en día, nos toca educar en un mundo frenético e hiperexigente, que sobreestimula los sentidos y minimiza o anula el mecanismo innato del asombro en los niños. Cualquier persona con exceso de estímulos, entra en un círculo vicioso en el que buscará entretenimiento y sensaciones cada vez más intensas que le motiven.
Un niño sobreestimulado y que pierde o que no desarrolla el sentido del asombro, se vuelve una persona cínica, apática, desmotivada y desagradecida, que carece de esfuerzo y necesita constantemente que se le motive o se le entretenga desde fuera, porque él mismo ha perdido la capacidad de motivarse y el interés por aprender. Un niño que pierde esa capacidad de asombro pierde también, de alguna manera, parte de su infancia.
¿CÓMO EDUCAR EN EL ASOMBRO?
Debemos re-imaginar una educación que cuente con el asombro.
“Educar en el asombro consiste en respetar la libertad interior, contando con el niño en el proceso educativo, respetar sus ritmos, fomentar el silencio, el juego libre, respetar las etapas de la infancia, rodear al niño de belleza y sin saturar los sentidos…”
—Catherine L’Ecuyer
Educar en el asombro es una filosofía y una forma de entender de vida en la que reconocemos que los niños tienen una naturaleza propia a la que debemos ser sensibles respetando sus necesidades, su inocencia y por supuesto, su magia.
Texto: Educación Montessori
Fuente: Mariana Martínez, Reseña del libro Educar en el asombro, de Catherine L’Ecuyer