28/11/2025
👩🏻🎓👨🏻🎓 Hay cosas que casi ningún plan de estudios menciona…
y sin embargo son el corazón de la labor terapéutica.
Puedes terminar la carrera sabiendo historia de la psicología, teorías, autores y modelos… pero cuando te sientas frente a un cliente de carne y hueso, descubres que hay habilidades que nadie te explicó, que no venían en ningún examen, y que solo se aprenden en la práctica viva, acompañada y humana.
Aquí te comparto algunas de las que yo he aprendido después de la universidad:
1. Sostener silencio sin ansiedad.
En la universidad aprendes a intervenir. Pero nadie te enseña a quedarte presente cuando el cliente se calla, baja la mirada o se quiebra en un punto en el que no tiene palabras.
Ese momento en el que tú también sientes tu cuerpo tensarse y piensas: “¿Debería decir algo? ¿Intervengo? ¿Acerco los kleenex?”
Sostener silencio no es pasividad.
Es presencia regulada. Significa transmitir:
“Estoy aquí contigo. No tienes que apresurarte.”
2. Contener sin absorber.
El cliente trae su miedo, enojo, culpa, vergüenza, etc. Y tú tienes que recibir todo eso sin hacerlo tuyo. Nadie te explica cómo se siente internamente sostener el dolor del otro sin perder tu centro. Ni cómo respirar cuando tu propio sistema nervioso se activa en sesión. Esto no te lo enseñan en una clase teórica. Se aprende con supervisión, con práctica consciente y con un profundo trabajo personal.
3. Regularte mientras acompañas.
Hay momentos donde el cliente explota, se cierra, se derrumba o se siente al borde. Y en esos instantes, ¡tu regulación es la intervención!
Porque si tú estás regulado, la sesión puede sostenerse. Si tú te desregulas, la sesión se cae. Esto tampoco viene en los manuales. Es una habilidad basada en el conocimiento de tu propio cuerpo, en tu conciencia expandida, tu humildad y tu entrenamiento emocional.
4. Distinguir entre apoyar y rescatar.
La línea entre acompañar y querer salvar a tu cliente es delgadísima. Y cuando la cruzas, la terapia se vuelve más sobre tu ansiedad que sobre el proceso del cliente. Ayudar es caminar junto a tu cliente... rescatar es correr por delante.
Aprender a notar ese límite, sin culpa pero con claridad, es una de las competencias clínicas más importantes que puedes aprender… y también una de las más ignoradas en una formación tradicional.
5. Mantener tu humanidad sin perder la técnica.
No eres un manual, ni un protocolo, ni una serie de pasos. Eres una persona sentada frente a otra persona. Aprender a poner tu técnica al servicio de tu humanidad (y no al revés) es algo que no te enseñan en la universidad… pero cambia por completo la manera en que haces terapia.
👩🏻💼 La formación universitaria es el inicio… pero el oficio real se aprende con práctica viva, con supervisión ética, con modelos basados en procesos, y con un compromiso profundo con tu propia regulación y crecimiento emocional.
Si estás en ese camino, no estás solo. Esta profesión se aprende mejor acompañado.
¿De todas estas habilidades, cuál es la que más te hubiera gustado aprender antes de empezar a trabajar con tus clientes?
— Psict. César Ruiz
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