09/07/2023
𝗦𝗲 𝗳𝗲𝗹𝗶𝘇 𝗴𝗿𝗮𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗮 𝗹𝗮 𝗹𝗲𝗰𝗰𝗶ó𝗻 (𝗶𝗻𝘃𝗼𝗹𝘂𝗻𝘁𝗮𝗿𝗶𝗮) 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗠𝗼𝗰𝗵𝗮 𝗰𝗮𝗯𝗲𝘇𝗮𝘀 (Ebook gratuito)
Esta dura lección la aprendí cuando tenía 25 años y estuve a punto de perder la cabeza, literalmente.
Pasó una tarde en que regresaba desde Cuernavaca, hacia mi casa y como en ese tiempo no tenía coche, tomé un autobús que iba casi vacío.
De paso diré que Cuernavaca, se encuentra en el Estado de Morelos, en el centro de México y es conocida como la ciudad de la eterna primavera, por si nunca habías oído de ella.
En cuanto subí al autobús, para hacer más corto el viaje, saqué una revista que llevaba y me puse a leer.
Ese parecía que iba a ser un viaje como cualquier otro, pero no contaba con lo que estaba a punto de ocurrir.
A media hora de salir de Cuernavaca, el autobús se detuvo para subir nuevos pasajeros.
Como yo estaba leyendo no presté demasiada atención a quienes subían, pero pude darme cuenta de que una persona se sentó en el asiento detrás de mí.
Si hubiera prestado más atención, quizá me habría cambiado de lugar a tiempo, pues con solo ver a esa persona hubiera sabido que había que estar alerta.
Y es que no era para menos, ya que el sujeto llevaba una bolsa artesanal colgada del hombro y dentro de ella un machete. Su aspecto era el de una persona borracha o drogada, con la ropa sucia y con gesto de enojo en su cara.
Según me contó después, junto con otros dos amigos se dedicaban al robo de joyerías, pero en ese día el robo había salido mal y tuvieron que salir huyendo en desbandada, pues la policía los estaba buscando.
Su lugar de operaciones era el puerto de Acapulco y ahora iba sin dinero, rumbo a su casa en la ciudad de México, para esconderse por un tiempo.
Pero eso yo no lo sabía. Lo terrorífico ocurrió a los pocos minutos de que él se subió al autobús cuando, sin que viniera a cuento, escuché detrás de mí una voz que me decía: ¿quieres que te corte la cabeza?
Francamente no creo que a nadie le haga gracia una oferta como esta, por lo que mi reacción fue de sorpresa e inmediatamente me paré de mi asiento y caminé por el pasillo del autobús, pidiéndole ayuda al conductor, mientras el mocha cabezas me seguía con un machete en la mano. El tipo No estaba bromeando.
— Chofer, chofer, grité, pero por el ruido del propio autobús y la música que llevaba, el chofer ni siquiera volteó a mirarme.
De igual forma, mis compañeros de viaje que estaban sentados en los asientos de atrás, de un lado y de adelante, solo contemplaban la escena sin moverse de sus asientos ni pronunciar una sola palabra.
En ese momento comprendí que estaba solo en esa situación y que, si quería mantener mi cabeza en su lugar, debía hacer algo por mi cuenta.
El sujeto, como ya dije, parecía borracho o drogado y claramente se veía que era capaz de cualquier cosa. Así que jugarle al héroe no era opción.
Entonces tomé la que considero fue una de las mejores decisiones de mi vida… [Descarga el Ebook completo registrándote con solo tu email, en el enlace que encontrarás en el primer comentario]