21/11/2025
Uff, qué frustrante es darse cuenta de que ese "problemita" que juramos que se iba a resolver solo, ya creció tanto que se puso en medio, enorme y rosa, entre tú y esa persona que tanto quieres. Es la típica historia: por no querer entrar en broncas, por miedo a la incomodidad o por el simple cansancio de lidiar con más cosas, terminamos ignorando lo obvio. Y claro que duele, da una rabia sorda ver cómo esa evitación silenciosa nos ha ido separando, construyendo una pared invisible pero infranqueable. Pero, ¿sabes? No nacimos para que los problemas nos ahoguen en silencio; nacimos con la capacidad de enfrentar y de reescribir la narrativa de la huida. La resistencia aquí es entender que ese "gigante rosa" no es el villano; es el mensajero que te está gritando que algo necesita ser visto y nombrado para poder cambiar. El movimiento es dejar de rodearlo y decidir mirarlo de frente, no para pelearnos con él, sino para usar esa conversación pendiente como la oportunidad forzosa de acercarnos de verdad, de sanar lo que se rompió y de construir una conexión mucho más honesta.
Si pudieras hablarle al tú de hace un año, ¿qué problema le dirías que deje de ignorar hoy mismo?
EnTerapiaa • Psict. Rubí Osorio Cruz