10/11/2025
Las mariquitas 🐞, conocidas también como catarinas o vaquitas de San Antonio, no son simples insectos de colores llamativos: son verdaderas defensoras naturales de los cultivos. Aunque su tamaño y apariencia puedan parecer delicados, cumplen una función esencial en los ecosistemas agrícolas, siendo una de las herramientas más efectivas y sostenibles para el control biológico de plagas.
Una mariquita adulta puede devorar más de 100 pulgones por día, mientras que sus larvas llegan a ser aún más voraces. Estos pequeños parásitos extraen la savia de las plantas, debilitándolas y propagando enfermedades, por lo que la presencia de mariquitas en los sembríos se convierte en una barrera natural contra las plagas. En lugar de depender de pesticidas químicos que contaminan el suelo, el agua y destruyen insectos beneficiosos, muchos agricultores prefieren apoyarse en estos diminutos aliados.
Además, las mariquitas funcionan como un termómetro de la salud ambiental. Su abundancia suele indicar ecosistemas equilibrados, con buena diversidad vegetal y baja contaminación. Donde ellas prosperan, la naturaleza florece: abejas, mariposas, libélulas y otros polinizadores encuentran condiciones ideales para desarrollarse.
No obstante, su supervivencia está en riesgo. La aplicación excesiva de agroquímicos, la destrucción de hábitats y los efectos del cambio climático están reduciendo sus espacios y fuentes de alimento. Cada fumigación elimina no solo las plagas, sino también a estas pequeñas protectoras del campo.
Cuidar a las mariquitas es apostar por una agricultura más saludable y armoniosa con el entorno. Nos recuerdan que la naturaleza posee sus propios mecanismos de equilibrio, siempre que se la respete. En cada diminuto caparazón rojo con manchas negras se esconde una fuerza silenciosa que mantiene vivo el corazón del campo y, con él, la vida misma. 🌿🐞