26/10/2022
Todos tenemos heridas de nuestra infancia, y estas nos impiden relacionarnos con los demás de manera sana y estable:
𝟏. 𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐜𝐡𝐚𝐳𝐨.
En tu infancia no te aceptaron tal y como eras. Hoy de adult@ intentas protegerte huyendo. Cuando alguien no te acepta, te escondes, te aíslas, no quieres ver a nadie, incluso a la gente que te quiere. Sientes que el mundo te rechaza y que no encajas en ningún lado.
𝟐. 𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨𝐧𝐨
Tuviste padres ausentes física o emocionalmente. Hoy de adult@ haces todo lo posible para que las personas no se vayan de tu lado, incluso puedes atraer problemas para llamar la atención de los demás. Prefieres aguantar relaciones difíciles que ponerles fin. Sientes mucho miedo de quedarte sol@.
𝟑. 𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐡𝐮𝐦𝐢𝐥𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧.
Te ridiculizaron o se avergonzaron de ti. Hoy de adult@ anulas tus necesidades y te centras en los demás. La culpa y la vergüenza que arrastras te impiden aceptarte y cuidarte. Por eso, resulta más fácil ocuparte de los demás que de ti.
𝟒 𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐭𝐫𝐚𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧.
No cumplieron con lo que te prometieron. Hoy de adult@ entras en hipervigilancia constante. Tienes que controlar lo que ocurre a tu alrededor para anteponerte al peligro y así evitar sorpresas. Eres muy exigente porque te da miedo que te mientan.
𝟓 𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐢𝐧𝐣𝐮𝐬𝐭𝐢𝐜𝐢𝐚
Fueron fríos y autoritarios contigo. Hoy de adult@ escondes lo que sientes. Eres muy sensible pero no lo demuestras. Te exiges mucho a ti mism@ porque crees que se te aprecia por lo que haces y no por lo que eres. Te cuesta asumir compromisos por miedo a equivocarte.
Si te sentiste identificado con una herida o más, podrías ir a terapia… no hay nada como trabajar en uno mismo para poder vivir mejor. Nuestros padres hicieron los mejor que pudieron y si hoy en día vivimos rodeados de relaciones tóxicas es nuestra responsabilidad y no la de ellos.
Tu ya fuiste a terapia esta semana? 😃