08/03/2025
En un día como éste hace 40 años, se institucionalizó a través de la ONU el día de la mujer.
Si embargo, los avances masculinos en materia de respeto hacia su complemento, todavía dejan mucho que desear, aunque la brecha vaya mermando lentamente.
Vivimos en un mundo proclive a la violencia extrema; tanto entre nosotros, como hacia las mujeres.
Muchos hemos aprendido a crear por cuenta propia, una escala de valores igualitaria y por supuesto, correcta para brindarles una igualdad razonable y justa.
Hemos incorporado esa decisión a nuestra vida, como regla inteligente y voluntaria, para que, el respeto a la mujer, deje de ser simple teoría y se aplique en hecho, a la diversidad de realidades domésticas, que hacen una verdad social como esa, bastante posible y reivindicante.
A mi parecer, un simple día conmemorativo, no le hace mucha justicia, a estos seres llenos de entrega y sacrificio.
Ellas son los fértiles surcos desde donde brota la historia humana, con más glorias que p***s.
Es claro que su influjo benigno, hace nuestra realidad, posible.
Cada día, una mujer atraviesa la frontera del dolor, para escuchar el llanto de su carne y en su regazo la criatura espera el mundo o viceversa.
Y ahí empieza el sendero del destino humano.
Todo aprendizaje emocional inicia en lo materno y ese indeleble vínculo, dura hasta el día en que se deja la vida.
Nada es más hermoso que sentir sus manos amorosas, acariciar nuestras vidas, desde la infancia y los días que siguen.
La mujer es el amor de Dios expresándose humanamente.
Ella es hija, es amante, hermana, amiga, confidente y compañera y columna, en penurias
y glorias.
La mujer es la poesía corporal, que el Universo nos regala para leer en la vida la belleza cercana:
No olvidemos que Dios es padre y madre, y que, para comprenderlas, tenemos que activar lo femenino en la consciencia...
Somos nosotros, y no ellas, quienes debiéramos de reivindicarlas, entender, que son nuestro complemento definitivo
y nuestro motor de vida.
No hay brecha alguna entre nosotros, no existe ! Este camino
lo recorremos juntos.
La mujer es el ayer y el mañana del mundo.
Nacieron para ser amadas y también perpetuadas.
Su día no termina cuando en paz descansan, porque mientras haya memoria vivirán en nosotros.
Sólo nos resta amarlas y respetarlas, para merecer su amor, sin condiciones.
Amor que es eterno como el tiempo...
Con indeleble sentimiento.
Jose Ramon Altamirano-8 de Marzo.