15/10/2025
Dato curioso:
La versión que todos de la Caperucita Roja es la más soft de todas sus versiones. Porque seamos sinceros, la de los hermanos Grimm, tiene el final feliz metido con calzador. Pero antes de ellos, el que la puso la vara alra fue el francés Charles Perrault, el mismo genio que nos vendió la idea del hada madrina. Perrault, escribía para las damiselas de la corte, así que no andaba con medias tintas o inclusión forzada
En su versión, la de 1697, la historia es mucho más corta, más directa y, por supuesto, más deprimente.
Caperucita llega a la casa, el lobo ya se comió a la abuela, y tiene el clásico diálogo: "qué ojos tan grandes tienes", "qué dientes tan grandes tienes", bla, bla, bla. Pero aquí viene lo bueno, la parte que censuraron para no arruinarle la infancia a toda una generación. Cuando Caperucita dice lo de los dientes, el lobo no espera a ningún héroe. No hay leñador, no hay cazador, no hay Chapulín Colorado, nada. El lobo simplemente responde: "¡Son para comerte mejor!".
Y se la come.
Fin.
Eso sí, tenía su moraleja bien clavada. Porque en lugar de decir niñas hay que tener cuidado con los depredadores se...., es mejor explicarlo con gore y animales.
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