02/09/2025
Ningún profesional, por más preparado que esté, puede cubrir de manera aislada todas las necesidades de una persona neurodivergente. La educación inclusiva y la intervención terapéutica requieren de un equipo interdisciplinario y de familias comprometidas.
Los derechos básicos —a la educación, a la comunicación, a la autonomía y a una vida plena— no pueden limitarse a la visión de una sola persona o institución. Observar al niño en su totalidad implica reconocer sus etapas de desarrollo, sus necesidades familiares y su proyecto de vida, algo que trasciende cualquier intervención individual.
Las familias también tienen un rol activo: preguntar, cuestionar, aplicar estrategias en casa y comprometerse con el proceso. La terapia no es mágica ni exclusiva de un especialista; es un trabajo compartido que requiere constancia y adaptación en todos los entornos.
En .clinica estamos convencidos de que el cambio se logra con alianzas entre profesionales y familias, con estrategias claras, compromisos mutuos y un acompañamiento continuo que evoluciona al ritmo de cada niño.