13/11/2016
La curación también es tarea del enfermo
La enfermedad es un privilegio siempre y cuando esta nos lleve a crecer como ser humano.
La langosta es un animal suave y pulposo, que vive dentro de un caparazón rígido. Mientras la langosta crece el caparazón se vuelve una gran limitante y la langosta se siente bajo mucha presión e incómoda. Entonces, se va debajo de una formación de piedras para protegerse de los depredadores, deja su caparazón y produce uno nuevo. Eventualmente, ese caparazón también se vuelve muy incómodo cuando crece la langosta. Regresa debajo de las piedras y la langosta repite esto varias veces. El estímulo que permite a la langosta crecer es sentirse incómoda. Ahora, si las langostas tuvieran doctor nunca crecerían porque en el momento que la langosta se sienta incómoda va al doctor y consigue un Va**um. Y todo se siente bien. Nunca se quita el caparazón. Así que debemos darnos cuenta que los tiempos de estrés o sufrimiento también son tiempos que representan señales para el crecimiento, y si utilizamos la adversidad de manera correcta podemos crecer a través de la adversidad.
Así también los tiempos de enfermedad son tiempos de oportunidad de cambio. Y es un privilegio tener esos tiempos siempre y cuando los utilizemos para crecer.
En la actualidad vivimos una época en la que los valores universales, están en decadencia, los valores espirituales no son prioridad. Esta es la principal razón por la que las enfermedades vienen acompañadas de apatía, angustia y vacío existencial. Los pacientes llegan al consultorio en actitud pasiva, sin estar conscientes del sentido de su vida, generando tristeza, culpa y angustia. El tiempo de enfermedad se nos brinda como tiempo de introspección, reflexión y búsqueda para descubrir un sentido concreto en nuestra vida.
La parte triste es que al consultorio asisten cada vez más personas con la conciencia adormecida, reclamando la curación, pidiendo al médico el remedio como único medio para su curación, sin caer en la cuenta de la tarea que les toca. Una de las tareas del médico también es referir al paciente a su propia conciencia, levantarle la mirada hacia la salud, y acompañarlo en el descubrimiento de los motivos para estar sano.
Esta tarea, de aplicar la voluntad para encontrarle sentido a la vida debe ser responsabilidad del paciente únicamente.
El sentido se entiende como algo singular, ineludible, único. Evitar esa búsqueda de sentido equivale a estar mu**to en vida. No vivir su propia vida. Es como dejarse llevar por la corriente adormecido, sin ejercer la responsabilidad propia de cada persona, de hacer ese esfuerzo de búsqueda, saliendo de la zona de confort.
El hombre es responsable de dar la correcta respuesta a la pregunta que le hace la vida a él personalmente, es una respuesta descubierta más que inventada, hallada más que otorgada. Pero también es libre de responder a esta cuestión.
Es cierto cuando dicen, que es difícil sonreír cuando se es desgraciado, pero es todavía más difícil ser desgraciado cuando se sonríe.
El ser humano es un ser que existe. Existir viene de su raíz latina ex-sistere que significa emerger, bullir, aflorar, levantarse. Estos significados nos remiten a la idea de crecer, desarrollo, es decir, concebir la existencia como camino. Y cuando en un camino no se anda, esto ya es una forma de no estar vivo.
Ya lo dijo Einstein: El hombre que percibe su vida como carente de sentido no sólo es infeliz, no es apto para la vida.