11/02/2025
¿Los pensamientos se pueden cambiar? ¿O es solo otro mito del “piensa positivo”?
La psicología, como disciplina científica, ha podido arrojar conocimientos sobre la conducta humana, es decir, a logrado comprender
¿por qué el humano hace lo que hace?
Mucho ha sido su desarrollo e historia, pero lo resumiremos en breve.
Primero fue la psicología como ciencia básica, que intentó comprender el comportamiento; y demostró que dicho comportamiento humano se moldeaba por el ambiente y las consecuencias del comportamiento mismo.
Con base en estas investigaciones, surgió la Terapia Conductual, un enfoque terapéutico diseñado para modificar las conductas problemáticas al moldear las consecuencias a dichas conductas problemáticas.
Durante mucho tiempo, la observación y modificación del comportamiento fueron el foco principal de la psicología, ya que era lo único que se podía estudiar de manera directa.
En ese entonces, los pensamientos y emociones quedaban fuera del ámbito científico. Sin embargo, con el avance de las ciencias naturales y sociales, surgieron nuevas perspectivas, entre ellas las ciencias cognitivas.
Este campo interdisciplinario, que integra conocimientos de la psicología, neurociencia, inteligencia artificial, lingüística, filosofía y antropología, busca comprender cómo las personas perciben, piensan, recuerdan y toman decisiones.
De estos avances nació la Terapia Cognitiva, un enfoque desarrollado en la década de 1960 basado en la idea de que los pensamientos también influyen en los comportamientos.
Esta terapia se centra en identificar, cuestionar y modificar pensamientos automáticos negativos y creencias disfuncionales que contribuyen a trastornos como la depresión y la ansiedad.
La integración de estos enfoques dio lugar a la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), la cual combina el estudio del comportamiento con el análisis y modificación de los pensamientos.
Como parte de su desarrollo, se consolidó la técnica de Reestructuración Cognitiva, un proceso que ayuda a identificar y cambiar pensamientos negativos o irracionales para mejorar el bienestar.
Entonces, sí: los pensamientos se pueden cambiar. Pero no es un proceso inmediato ni sencillo. Los pensamientos que hoy tienes han sido moldeados a lo largo de los años, y tu mente los ha aceptado como verdades absolutas.
Por eso, el acompañamiento terapéutico es clave para cuestionarlos y redireccionarlos de manera efectiva. Claro, esto es solo una parte del proceso, porque también hay otro elemento fundamental que no hemos abordado aquí: las emociones. Pero de ellas hablaremos otro día.
La ciencia respalda la efectividad de la Reestructuración Cognitiva en el tratamiento de trastornos como la ansiedad y la depresión (Beck, 1979; Hofmann et al., 2012), demostrando que modificar patrones de pensamiento disfuncionales reduce los síntomas y mejora la calidad de vida.