13/11/2024
𝗣𝗢𝗥 𝗤𝗨É 𝗧𝗘𝗠𝗘𝗥 𝗔 𝗖𝗢𝗕𝗥𝗔𝗥?
Cuando hay miedo a cobrar, cuando hablamos del miedo a cobrar, cuando hablamos de sentir lástima por aquella persona a la que hemos de ofrecerle un producto o un servicio suele ser muy común percibir en nosotros una especie de culpa, no hablaremos de que esa sensación de culpabilidad sea normal o sea algo anormal, sino que nos enfocaremos en el hecho de que dicha sensación es parte de las creencias con las que la gran mayoría de todos nosotros hemos crecido con las creencias equivocadas, con las creencias con las cuales hemos sido educados y con un inconsciente colectivo, casi mundial, de tipo religioso, en el que pedir dinero a cambio de algo, es malo, es pecado, debe causar culpa, etcétera.
Por lo general, cuando somos tan sólo empleados en un puesto laboral, es muy cómodo recibir nuestro sueldo ya sea mensual o quincenalmente, es normal quejarnos un poco porque ese sueldo no nos alcanza o porque nos parece injusto ganar tan poco dinero o porque se nos irá como agua entre las manos a causa de todos los gastos que tenemos; sin embargo, el ser empleados, el tener un sueldo fijo, nos libera de culpas, porque es la empresa para la cual trabajamos la que cobra. Nosotros no somos los que damos la cara al frente al comprador, al contrario de todo esto, cuando somos pequeños empresarios, cuando tenemos algún negocio familiar pequeño, cuando tenemos algún trabajo independiente y somos nosotros mismos los que damos la cara al comprador, nos invade la culpa; primeramente sentimos que es mucho lo que pedimos por nuestro producto nuestro servicio para luego sentir, claro, que es poco lo que tiene la otra persona y que eso la hace incapaz de adquirir lo que nosotros le ofrecemos o bien lo que nosotros le vendemos. Nos educan primeramente con una creencia básica en casa hay que empezar desde abajo y luego sigue la creencia de que el dinero es malo o ser rico es malo. Luego, continuamos con la creencia de que debes estudiar para ser mejor persona, para ganar más, para tener un mejor puesto, para tener más dinero; entonces, poco a poco va entrando la religión en la historia y escuchamos que es mejor ser humilde, lo que se entiende como ser pobre y escuchamos que el dinero saca lo peor de las personas y escuchamos que más vale ser pobre, pero honrado. Porque queda implícito que el que es rico es porque cometió un delito y tenemos también claro, gracias a la religión, que Dios castiga la ambición y que es por los demás que debemos ser compasivos, que es bueno sentir lástima por los otros.
Llegamos entonces a la edad laboral, ya hemos pasado nuestra infancia y nuestra adolescencia, puede ser que ya hemos terminado una profesión o simplemente hemos dejado de estudiar porque queríamos trabajar, y ya estamos ganando nuestro DINERITO, ¿se fijan?: DINERITO... poquito, apenitas, chiquito, pequeñito, para no romper con eso que la familia, la sociedad, la religión, la cultura, o el mundo, espera de nosotros, el mundo espera, desea que vivamos para trabajar, que ganemos apenas lo justo para sobrevivir, que nos conformemos y que seamos felices con ese poco que el mundo nos da, que ayudemos a todo aquel que nos rodea con lo poco que tengamos.
Como ya se dijo, ser empleado nos libera de tanta carga aparentemente, pero siempre nos quejamos porque realmente no nos alcanza, nunca llega ese aumento de sueldo prometido, no hay pago de horas extras, día con día nos levantamos pensando que deberíamos ganar más por eso que hacemos; y encima de toda esta carga, vivimos con miedo a perder ese TRABAJITO que con tanto esfuerzo y luego de tanto tiempo hemos conseguido, o bien, nos consiguieron. Algunos empleos por supuesto pagan muy bien, por lo que la culpa se diluye bastante, porque tengo dinero para divertirme, porque tengo dinero para gastar, para disfrutar un gran fin de semana, siento que gano lo que merezco, pero no lo valoro y por eso me lo acabo muy rápido; sé que la próxima quincena llegará otro cheque igual y volveré a hacer lo mismo: gastarmelo todo. Ahorrar No, no creo, no lo sé, ahí será después, tal vez el próximo mes. Gano súper bien, pero siempre le doy apenas 2 pesitos a esa persona que embolsa mis cosas en el supermercado. Yo merezco ganar bien, pero él no, y lo demuestro dando poco. Veo a una viejita pidiendo dinero en la calle y lo primero que siento es lástima, pobre mujer, debo darle algo, claro, también unos pesitos porque debo quitarme esta culpa que siento al verla, no es posible que esa mujer esté pidiendo limosna; es como si yo fuera culpable de su cruel destino; algunos empleos apenas pagan lo justo, pero ofrecen prestaciones que en apariencia convienen, me dan seguro médico, más o menos sueldo, aguinaldo y bono por desempeño o una especie de caja de ahorro para cuando me retire, porque la empresa da por sentado que jamás me iré y seré fiel a ellos toda mi vida. Mi sueldo cubre mis gastos, SÍ, pero no hay mucho para extras, igual doy apenas 2 pesitos a la persona que embolsa mis cosas en el supermercado, porque esa persona en mi mente no tiene las mismas necesidades que yo, esa persona que embolsa mis cosas en el súper necesita poco y es sólo responsabilidad de esa persona embolsar mis cosas en el súper.
Si yo soy la persona enbolsa las cosas en el supermercado, tengo ese trabajo porque no estudié, en verdad merezco tan poco, ¿sabrán los clientes que la tienda tan sólo me permite embolsar productos durante una hora al día porque debo darle espacio a otros compañeros que también embolsan tan sólo una hora? yo vivo esperando que el siguiente cliente al que yo le embolse sus cosas me dé un pesito más y me esfuerzo por embolsar sus cosas de la manera correcta, pongo más cuidado del necesario, doy mi 100% al embolsar cosas en el súper, pero ganó apenas unos pesitos en esa hora, ojalá al final de mes tenga para cubrir mis gastos. Y si yo decidí vender algo, si he pedido prestado y puesto un pequeño negocio siendo todo lo que yo tenía para lograr que mi negocio crezca, ¿por qué no viene nadie, por qué nadie entra a comprar? Por lo que tendré que cerrar mi negocio. Y de lo que yo no estoy consciente es que yo tampoco entro a otros negocios a comprar nada, Yo pido y espero, pero no doy, ni me arriesgo, quiero que vengan a comprar a mi negocio, pero yo no soy capaz de comprar en ningún negocio.
Y si soy de los afortunados que ha estudiado y aprendido algo, y soy de los afortunados que se ha esforzado en su pasado por aprender algo o crear algo, y si yo hago alguna manualidad o si yo doy algún servicio... ¿acaso no cuenta todo el tiempo que invertí en mi preparación, todo el tiempo que invertí en ganar experiencia?
¿Por qué siento culpa cuando alguien me pregunta el precio de lo que vendo, por qué me sale del interior un deseo por regalar, por qué siento que al cobrar soy mala persona?
Todo lo anterior es tan sólo un ejemplo de creencias mezcladas con educación; hemos sido herederos durante generaciones de una historia de lealtad, de lealtad a la pobreza, de lealtad a la carencia, de lealtad al no merecimiento, a la queja, de lealtad a no tener, a no merecer, porque yo jamás podré tener una gran finca de 15000 hectáreas como tal vez la tuvo mi bisabuelo, porque yo debo ser obrero de 7 de la mañana a 7 de la noche y vivir en una casita sencilla y humilde, porque yo no puedo ser un profesionista exitoso cuando veo que mi padre y mi madre apenas finalizaron la educación primaria.
No puedo ofender a la familia siendo un extraordinario y exitoso profesionista o siendo un extraordinario y exitoso empresario. Sí, yo debo ser leal a las creencias. Sí, yo debo ser leal al tipo de educación, al inconsciente colectivo, porque sueño todos los días con tener más, porque siento culpa cada que efectivamente tengo más.
Tengo más, pero ¿por qué sigo viendo con lástima a todos los demás?, sencillo, porque no he comprendido ciertos puntos importantes en la historia:
1. Yo soy merecedor de todo lo mejor en esta vida.
2. Yo tengo el permiso del universo completito para superar cualquier éxito de cualquier miembro en mi familia.
3. Porque Yo debo hacer circular el dinero, comprar, vender, hacer que vaya y hacer que regrese. Cuando yo vibro cuanticamente, mi abundancia vibra en mí. Igualmente con la carencia, por tanto y entre más ruegue por un cliente y entre más deseo que alguien venga a comprarme, más alejaré a dicha persona, porque estaré vibrando repetidamente y de manera energética en el cliente, "no hay cliente, no hay cliente, no hay cliente, y el universo se parará de cabeza con sólo desearlo, para qué? ... Para cumplirnos el deseo de NO HAY CLIENTE por supuesto.
5. Yo no soy el culpable del destino o la suerte económica de los demás, yo debo pagar a todo aquel que me brinda un servicio, porque él o ella es igual a mí, porque ellas son igualmente merecedores, y porque él o ella SOY YO... Da lo mismo si es el mesero del restaurante, El chico que limpió mi jardín, El mensajero que me entrega mi paquete, él o ella SOY YO. Y en esa medida saber cuánto cuesta o cuánto vale aquello que me ha vendido a que el servicio que me ha ofrecido, aquello que ha hecho por mí.
6. Dar limosna es mantener a esas personas en su pobreza por el simple hecho de pensar y de sentirpor ella "pobrecita"... eso es vibrarle al universo la orden de dejarla allí pidiendo día con día, no es darle para vibrar en positivo, es vibrar una confianza en que el universo la colocará o lo colocará si es hombre, en el camino correcto. Dar limosna no me empobrece ni empobrece a la persona que lo recibe, le impide crecer, le impide avanzar.
Regalar mi trabajo NO, porque si yo no valoro lo que hago porque si yo no valoro el tiempo que me costó aprender lo que hago, porque si yo no valoro el tiempo lejos de mi familia o el tiempo que sacrifiqué para aprender o hacer algo o aquello que vendo u ofrezco, nadie lo va a valorar. SIEMPRE HAY QUE COBRAR, todo lo que yo considere justo por mi tiempo, por mi esfuerzo, por lo que he invertido en material de estudio, de aprendizaje, por el tiempo lejos de aquellos a los que amo, por mis gastos de luz, de internet, mis gastos en libros, en alimentos.
Si comenzamos a cambiar las creencias, si comenzamos a comprender que tener dinero no implica dolor o sudor, si comenzamos a vibrar en el otro soy yo, el otro es igual a mí, si todos comenzamos a dejar las culpas de lado, comenzaremos a heredar abundancia y merecimiento. El dinero no es malo en sí mismo, el dinero tan sólo es el medio con el cual compramos aquello que necesitamos o que hace nuestra vida diaria más cómoda, el dinero eso es cierto no da la felicidad, pero sí da y mucho, la tranquilidad para poder enfocarnos en otras cosas.
Si pones un precio justo a aquello que haces, aquello que vendes y aquello que ofreces, provocarás que esa persona o esas miles de personas se esfuercen por ahorrar y valorar el momento, el producto, el tiempo que ofreces; SI REGALAS, jamás te valorarán aquellos.
COBRA ORGULLOSO DE TU PRODUCTO, cree en tu producto, cree en tí y el dinero llegará. Sólo con esa confianza darás bastantes pesos a la persona que embolsa tus cosas en el súper, con ese dinero dicha persona entrará a comprar al negocio de la otra persona, con ese dinero el comerciante tendrá la capacidad de contratar tal vez a esa viejita que pedía limosna y tal vez le ofrezca un buen trabajo... eso es ABUNDANCIA... es hacer circular el dinero hacer que circule el agua, que corra que venga a mí y yo mantenerla circulando.
Cree en lo que vendes, así sea un producto un servicio o tu desempeño laboral o tus conocimientos. Exige lo que mereces, no lo que necesitas, lo que mereces va más allá lo que necesitas, te hace vibrar en el "No merezco" en la "Carencia", en "por lo tanto no lo recibiré".
Cuesta llegar a este punto, claro, para algunos es fácil, para otros es muy complicado, va a depender de cada uno de nosotros el vibrar en la frecuencia correcta.
Comencemos entonces por liberarnos de las creencias con las que hemos crecido dando un paso a la vez, así las cosas .
Elizabeth Romero