11/12/2025
El pájaro carpintero es capaz de golpear los troncos de los árboles a altas velocidades y con una fuerza extrema sin sufrir daño cerebral gracias a una serie de adaptaciones anatómicas.
Una de las más asombrosas es su lengua, que es extraordinariamente larga y delgada.
En lugar de guardarla dentro de la boca como la mayoría de los animales, la lengua (y el hueso hioides que la soporta) está anclada cerca del ojo derecho y se extiende hacia la parte posterior de la cabeza.
La lengua da la vuelta al cráneo y, en algunas especies, llega a rodear toda la cabeza y los ojos, actuando como una especie de cinturón de seguridad o amortiguador para el cerebro durante los constantes impactos.
Además de esta protección, el cráneo tiene un pico desigualmente largo (el inferior es más largo para absorber parte del impacto), músculos especializados en el cuello y un cerebro pequeño y denso que es más resistente a la fuerza de la desaceleración, lo que explica por qué no sufre conmociones cerebrales a pesar de golpear un árbol hasta 20 veces por segundo.