Centro Psicológico Animus

Centro Psicológico Animus Desde 1990, comprometidos con la salud mental. Nos especializamos en consejería psicológica, psicoterapia individual y de pareja.

Brindamos servicios de atención psicológica en sus diversas especialidades desde 1990. ANIMUS es un vocablo que deriva del latín y significa: aliento, alma, espíritu, mente. Por todas estas acepciones optamos por asumir este nombre y es por ello que tenemos una visión más amplia del Ser Humano y sus problemas.

𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐋𝐔𝐃 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀𝐋: 𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐌𝐀𝐘𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐂𝐑𝐈𝐒𝐈𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐒𝐈𝐆𝐋𝐎 𝐗𝐗𝐈 𝐌𝐔𝐘 𝐏𝐑𝐄𝐒𝐄𝐍𝐓𝐄.Compartimos con ustedes el artículo publicado en e...
16/10/2025

𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐋𝐔𝐃 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐀𝐋: 𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐌𝐀𝐘𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐂𝐑𝐈𝐒𝐈𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐒𝐈𝐆𝐋𝐎 𝐗𝐗𝐈 𝐌𝐔𝐘 𝐏𝐑𝐄𝐒𝐄𝐍𝐓𝐄.
Compartimos con ustedes el artículo publicado en el Diario El País de España. La ansiedad y la depresión no siempre generan titulares llamativos, pero son la raíz silenciosa de la crisis que enfrentamos.
El reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la situación global de la salud mental nos recuerda algo que ya intuíamos: estamos frente a una de las mayores crisis del siglo XXI. Más de mil millones de personas en el mundo viven con algún trastorno mental. La depresión y la ansiedad son, con mucha distancia, las condiciones más prevalentes, y juntas explican no solo la mayor parte del sufrimiento de quienes las padecen, sino también pérdidas económicas globales que superan el billón de dólares anuales en productividad.
Pero al mirar los datos con mayor detalle surgen desigualdades que no podemos pasar por alto. La prevalencia de los trastornos mentales es mayor en mujeres que en hombres (14,8% vs 13,0%). Ellas se ven particularmente afectadas por la ansiedad, la depresión y los trastornos de la conducta alimentaria, con un aumento de los cuadros entre los 20 y 69 años, alcanzando un peak entre los 50 y 69. Estos años coinciden con etapas de alta carga de cuidados: crianza de hijos e hijas, cuidado de familiares mayores y, en muchos casos, la doble presencia en el trabajo y el hogar. Hablar de salud mental en mujeres es, necesariamente, hablar de cómo nuestra sociedad organiza y distribuye los cuidados.
La infancia y la adolescencia también concentran una parte crítica de la crisis. En 2021, un 14% de los adolescentes de 10 a 19 años vivía con un trastorno mental, y casi la mitad de los casos de salud mental comienzan antes de los 18 años. La ansiedad es la condición más frecuente en esta etapa, con mayor prevalencia en mujeres adolescentes, seguida de la depresión.
Estas cifras obligan a pensar en políticas de prevención temprana que incorporen un enfoque de género pensando en el presente, pero también en el futuro, interpelando la responsabilidad a los distintos actores de la sociedad, con el fin de que los síntomas no se transformen en trayectorias de sufrimiento crónico y que perpetúan desigualdad de género, entre otras. Otro dato especialmente alarmante: la Región de las Américas concentra las mayores prevalencias globales de ansiedad y depresión (6,7% y 5,1%, respectivamente). Es decir, somos la región del mundo más afectada. No se trata solo de un problema individual, sino de un espejo de nuestras condiciones sociales, económicas y culturales.
En este contexto, el informe de la OMS adquiere un valor estratégico: sus cifras deben orientar las prioridades de las políticas públicas y la asignación de recursos en salud. Si queremos realmente enfrentar esta crisis, necesitamos invertir en prevención, detección temprana y acceso oportuno a tratamientos de calidad, con especial atención a las desigualdades de género, las necesidades de niños, niñas y adolescentes, y la sobrecarga de cuidados que recae de manera desproporcionada en las mujeres.
La ansiedad y la depresión no siempre generan titulares llamativos, pero son la raíz silenciosa de la crisis que enfrentamos. Y si no logramos mantener la mirada ahí, integrando la perspectiva de género, las etapas de desarrollo y la organización social de los cuidados, corremos el riesgo de reproducir una deuda histórica en salud pública. El desafío es transformar estos datos en acción: en políticas más equitativas, en sistemas de salud más accesibles y en un compromiso real de los Estados por priorizar la salud mental como parte integral del bienestar social.

𝐐𝐔𝐄𝐑𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐄𝐒 𝐅𝐀𝐂𝐈𝐋 𝐄𝐍 𝐌𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐌𝐄𝐓𝐑𝐎𝐒: 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐈𝐍𝐅𝐋𝐔𝐘𝐄 𝐀 𝐔𝐍𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐄𝐉𝐀 𝐄𝐋 𝐓𝐀𝐌𝐀Ñ𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐂𝐀𝐒𝐀.Compartimos con ustedes el ...
12/10/2025

𝐐𝐔𝐄𝐑𝐄𝐑𝐒𝐄 𝐄𝐒 𝐅𝐀𝐂𝐈𝐋 𝐄𝐍 𝐌𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐌𝐄𝐓𝐑𝐎𝐒: 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐈𝐍𝐅𝐋𝐔𝐘𝐄 𝐀 𝐔𝐍𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐄𝐉𝐀 𝐄𝐋 𝐓𝐀𝐌𝐀Ñ𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐂𝐀𝐒𝐀.

Compartimos con ustedes el artículo publicado en el Diario El País de España. La vulneración del derecho a una vivienda digna tiene muchas implicaciones, afectando también a cómo viven las parejas su relación.
Sentir que las paredes se estrechan hasta casi tocar los hombros es una de esas pesadillas recurrentes cuando se tiene fiebre de pequeño. En estos sueños, la sensación es similar a la que podría experimentar Alicia, la protagonista de la novela de Lewis Carroll, al convertirse en gigante y apenas caber en una casa. También puede parecerse, fuera del País de las maravillas, a la de muchas personas que se ven obligadas a habitar pequeños estudios, trasteros y sótanos acondicionados, o en buhardillas en las que solo se puede vivir midiendo poco más de metro y medio.
Durante la crisis de la vivienda se ha hablado de numerosos perjuicios que evidencian la peor calidad de vida, la falta de recursos, y la precariedad que experimentan miles de ciudadanos. En palabras de Javier Gil, doctor en sociología, investigador del CSIC, y miembro del Sindicato de Inquilinas, se suele decir que cuando se vulnera el derecho a la vivienda probablemente también se están violando muchos otros al mismo tiempo. De algún modo, la estabilidad habitacional funciona como un indicador para saber si se está pudiendo vivir una vida plena e incluso una vida sexual satisfactoria. Por tanto, carecer de una vivienda digna —concepto que, en palabras del Javier Gil, se refiere a un espacio asequible, con unos mínimos de habitabilidad para que una persona pueda desarrollarse y donde se puede permanecer a largo plazo—, implica consecuencias psicológicas y emocionales con uno mismo y con los demás, incluyendo la pareja.
Ya se sabe, el amor a veces no lo puede todo. Ejemplo de ello es que, probablemente, una pareja que vive en un apartamento de cuarenta metros cuadrados tiene menos probabilidades de prosperar que otra que reside en uno de ochenta. Silvia Sanz, psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas, defiende que en las relaciones se necesita un espacio para encontrarse con uno mismo y poder estar bien con el otro: “Es esencial tener intimidad y silencio para regularse emocionalmente y poder gestionar pequeños o grandes conflictos. Contar con un tiempo y un lugar para encontrar la calma y después interaccionar con tu pareja conduce a relaciones más sanas y una comunicación más eficaz para solucionar los problemas”.
Se entiende, por tanto, que quienes ni siquiera tienen sitio para cocinar, tumbarse en el sofá, mantener relaciones o dormir en condiciones, tampoco vayan a ser capaces de construir un hogar, por mucho que le pongan ganas. Un hogar que cubre las necesidades básicas cuenta con metros suficientes como para que dos personas puedan cohabitar sin chocar constantemente. Para que la convivencia en pareja sea sostenible y agradable, en la ecuación deben figurar actividades comunes para compartir rutina y tiempo con el otro dentro de casa, por supuesto, pero también para tener ese preciado tiempo a solas que tanto se necesita.

Cuestión de espacio, cuestión de clase
Según Javier Gil, la desigualdad de clase es clave a la hora de analizar esta cuestión: “Imagina una pareja que tiene que compartir piso porque es la única forma que tiene de independizarse, en comparación con otra que haya heredado una casa y no gasta nada de su salario en la vivienda. Aunque ambas ganen lo mismo, la pareja que hereda lo va a tener mucho más fácil para que su relación prospere”, expone. Por supuesto, vivir en un piso más grande no va a conseguir que una relación funcione por arte de magia. Tal vez esa pareja que vive en una casa gigantesca jamás tiene ganas de darse un beso al llegar a casa, ni de ver una película por la tarde, ni de hacer la cena mientras charla sobre cómo ha ido el día. Además, las discusiones son inevitables. Ocurren en dúplex, chalets, apartamentos gigantes e incluso en villas. Sin embargo, todos estos conflictos se agudizan en pisos pequeños. La sensación de asfixia puede llegar a ser agobiante incluso para las personas que más valoran y disfrutan el contacto físico: “Si la vivienda es demasiado pequeña, la pareja puede tener sensación de hacinamiento, incrementando la ansiedad e irritabilidad. Al no contar con espacio suficiente, los conflictos de pareja aumentan y se dificulta la comunicación a causa del estrés constante y del agotamiento emocional que produce la pérdida de control”, explica Silvia Sanz.
Sin agencia sobre la propia vida
“El problema de la vivienda acarrea muchas consecuencias a nivel psicológico. El impacto emocional es, más allá de las necesidades materiales, el de no tener el control sobre nuestra vida. Todas queremos sentir que podemos vivirla como nos gustaría”, afirma Valeria Racu, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid.
Efectivamente, la imposibilidad de tomar decisiones y de seguir el camino deseado es una enorme fuente de frustración. La pérdida de agencia de la que habla Valeria Racu es perceptible en todo tipo de circunstancias, incluidas las que atañen a las relaciones románticas: cuando una pareja vive con otras dos o tres personas en un piso compartido porque no le queda otra opción; en convivencias que iban a ser un sueño hecho realidad y terminan siendo un s**o de boxeo en el que depositar todo el estrés del día a día porque no se tiene un momento a solas; cuando un par de jóvenes no pueden irse a vivir juntos porque se ven obligados a quedarse en casa de sus padres. Esto último no es un caso puntual: según un estudio del Consejo de la Juventud de España publicado en agosto del año pasado, 7 de cada 10 jóvenes que trabajan en España siguen sin poder independizarse.
Por todo ello, la crisis de la vivienda está entorpeciendo los proyectos vitales de muchas parejas que residen de forma insostenible en apartamentos minúsculos que ponen a prueba su paciencia y gestión emocional. Es prácticamente imposible imaginarse, por ejemplo, con un bebé en pisos dignos de ser publicados en la cuenta parodia . La sensación es la de ser un eterno adolescente que solo puede permitirse decorar su habitación para hacer su casa un poco más propia, un poco menos de paso: “No poder planificar proyectos futuros influye en la estabilidad emocional provocando inseguridad y estrés. Esto afecta a decisiones vitales como formar una familia o emprender proyectos personales, generando ansiedad y frustración”, explica Silvia Sanz.
También está la otra cara de la moneda, en el que una pareja toma la decisión de separarse, pero no puede hacerlo. Ver cada mañana a la persona que tanto se ha amado y ya no se ama, o a quien se sigue amando sin correspondencia, es una situación dolorosa que no deja espacio para sanar. “Se vive en espacios demasiado pequeños y no hay sitio para la convivencia, y en muchos casos ocurre lo contrario: por problemas económicos no se pueden separar aunque quieran. Ambas situaciones generan problemas emocionales y psicológicos”, sentencia Javier Gil.

04/10/2025
𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐌𝐎𝐒, 𝐏𝐄𝐑𝐎 ¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐎 𝐇𝐀𝐂𝐄𝐌𝐎𝐒? ¿𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐐𝐔𝐄?Compartimos con ustedes interesante artículo publicado en el diario ...
29/09/2025

𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐌𝐎𝐒, 𝐏𝐄𝐑𝐎 ¿𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐎 𝐇𝐀𝐂𝐄𝐌𝐎𝐒? ¿𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐐𝐔𝐄?
Compartimos con ustedes interesante artículo publicado en el diario El País de España. Mentir exige un esfuerzo mental mayor que decir la verdad, ya que mantener el artificio desgasta mucho psicológicamente. Aun así, todos lo hacemos.
A diario. La cuestión es si la mentira protege o destruye.
Todos mentimos. Y a todos nos mienten. Mentimos en casa, en el trabajo, en redes sociales, incluso en las conversaciones más íntimas. Algunos estudios apuntan a que la mayoría de la gente miente una o dos veces al día. “Está bien, no estoy molesto”. “Estuve trabajando todo el día sin parar”. “Te queda fenomenal esa chaqueta”. “No puedo quedar porque mi padre se ha puesto enfermo”. Estas frases, aunque no reflejan siempre lo que …

22/09/2025

👩‍👩‍👦 En la terapia con adolescentes, el trabajo con los padres es fundamental.

El compromiso conjunto de los padres y del adolescente favorece la alianza terapéutica, que es la base del trabajo terapéutico.

La terapia habilita un espacio para que el adolescente dé cuenta de aquello que desea o que le genera malestar.

📍 En Animus encontrarás un espacio terapéutico respaldado por una larga trayectoria.

.𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍 𝐔𝐍 𝐄𝐒𝐓𝐔𝐃𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐇𝐀𝐑𝐕𝐀𝐑𝐃 𝐋𝐀 𝐕𝐈𝐃𝐀 𝐄𝐍 𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐄𝐒 𝐋𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐄 𝐌𝐀𝐒 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐂𝐄𝐒.Compartimos con ustedes...
17/09/2025

.𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍 𝐔𝐍 𝐄𝐒𝐓𝐔𝐃𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐇𝐀𝐑𝐕𝐀𝐑𝐃 𝐋𝐀 𝐕𝐈𝐃𝐀 𝐄𝐍 𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐄𝐒 𝐋𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐄 𝐌𝐀𝐒 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐂𝐄𝐒.
Compartimos con ustedes estos resultados interesantes. Se han difundido estos días en diversos medios de comunicación las declaraciones de la diputada catalana Anna Gabriel (CUP) que apuesta por tener hijos en común “como en las tribus”, considerando que así no hay "sentimiento de pertenencia" de un hijo sino que son "hijos e hijas que has tenido y parido tú con los demás". Ve en la familia una "lógica perversa" y "poco enriquecedora".
Es curioso, que Anna Gabriel, sin embargo, no se educó de otra forma que en familia y siempre ha sido una gran defensora de la misma. De su familia, al menos. La diputada de la CUP ha declarado en numerosas ocasiones que su familia ha sido una pieza fundamental en su desarrollo social y político. Incluso ha dicho que su mayor tesoro son “los valores heredados de mi familia”. (El Español, 15.05.16)
Al mismo tiempo de las declaraciones de la diputada y como si se tratara de una irónica casualidad, la prestigiosa Universidad de Harvard acaba de sacar a la luz las conclusiones del estudio Harvard Study of Adult Development (TED, Dic. 2015) (https://www.youtube.com/watch?v=q-7zAkwAOYg) que comenzó a desarrollarse en 1938 y que ha seguido y examinado de cerca la vida de más de 700 individuos, y en algunos casos de sus parejas. El estudio ha tenido como objetivo investigar cuáles son los factores que determinan si una persona se hará viejo de una manera feliz y saludable, o si por contra sufrirá alguna enfermedad o debilitamiento mental, algo que al parecer tiene mucho que ver con la soledad.

Waldinger grabó parejas en sus casas, para estudiar su interacción y entrevistarlos por separado sobre cada aspecto de sus vidas, incluso las rencillas del día a día.
“Una y otra vez en estos 75 años”, afirma el experto, “nuestro estudio ha demostrado que la gente a la que le va mejor es aquella que se apoya en las relaciones con su familia, amigos y con la comunidad”. “Publicamos nuestros descubrimientos en revistas académicas que la mayoría de la gente no lee”, comentó el Dr. Waldinger, profesor de psiquiatría clínica en la escuela de medicina de Harvard. “Así que en verdad queríamos que la gente supiera que existe este estudio desde hace 75 años. El gobierno nos ha financiado desde hace mucho tiempo y es importante que más gente, además de los académicos, sepa todo esto”.
Las relaciones con los amigos y la pareja favorecen una buena salud
Y es que a medida que avanzaba la investigación, los científicos constataban que los factores que influían positivamente sobre la salud y el bienestar eran las relaciones con los amigos, principalmente con la pareja. Asimismo, las personas con unas relaciones sociales más estrechas eran menos propensos a sufrir enfermedades crónicas y mentales, y también menos pérdidas de la memoria, aunque esas relaciones tuvieran varios altibajos.
De hecho, los altibajos en las relaciones familiares y sociales no tienen una influencia negativa sobre la felicidad. En este sentido, Waldinger reconoce que “esas relaciones buenas no tienen que ser fáciles todo el tiempo. Algunas de nuestras parejas, que están en los ochenta, pueden estar peleando todo el día. Pero siempre que sintieron que en verdad podían confiar en el otro cuando las cosas se ponían difíciles, las discusiones no causaban daños en su memoria”.
¿Qué recomienda Waldinger para conseguir la felicidad?
Muy sencillo:
• Mantener vínculos cercanos. Está demostrado que las personas más felices y sanas mentalmente son las que se muestran más cercanas con sus familias y amigos. De hecho, el experto afirma que tienen además una vida más larga que aquellos que se muestran más lejanos de las personas que quieren.
• Lo importante es la buena calidad de las relaciones, evitando las relaciones conflictivas y apostando por las sanas. No es más feliz el que más amigos tiene, sino el que cuida las que posee.
• Apoyar y ponerse en el lugar del otro. Estar conectado con otra persona es beneficioso a nivel mental. Escuchar los problemas del otro y esforzarnos en entenderle.
Después de analizar el resultado de este minucioso estudio, nos preguntamos… ¿Quién tendrá razón sobre los beneficios o perjuicios de la vida en familia, La Universidad de Harvard o la diputada de la CUP?

𝐋𝐀𝐒 𝐋𝐋𝐀𝐕𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐂𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄𝐕𝐈𝐒𝐓𝐀 𝐂𝐎𝐍 𝐁𝐎𝐑𝐈𝐒 𝐂𝐘𝐑𝐔𝐋𝐍𝐈𝐊*El autor de Una maravillosa desdicha, psiquiatra y etólogo, exp...
13/09/2025

𝐋𝐀𝐒 𝐋𝐋𝐀𝐕𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐂𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄𝐕𝐈𝐒𝐓𝐀 𝐂𝐎𝐍 𝐁𝐎𝐑𝐈𝐒 𝐂𝐘𝐑𝐔𝐋𝐍𝐈𝐊*
El autor de Una maravillosa desdicha, psiquiatra y etólogo, explora en compañía de Claude Weill la geografía compleja de la felicidad, sus pistas falsas –las certezas demasiado confortables de las ideologías, de las sectas, de los fanatismos– y sus verdaderas conquistas. Su conclusión: la felicidad no es un estado, sino una aventura. Para alcanzarla hay que “desatar las velas y navegar”.

Nouvel Observateur: Usted ha escrito mucho sobre la aptitud para ser felices de aquellos que la vida parecía condenar a la desdicha, aquellos que llamamos “resilientes”, rescatados de la desgracia.1 Igualmente usted ha escrito mucho sobre la inaptitud para la felicidad de aquellos que, como se dice, “tienen todo para ser felices”. En el fondo, ¿qué es este estado que denominamos felicidad?

Boris Cyrulnik: Comenzaré con una anécdota. Un día un laboratorio me solicitó dar unos cursos postuniversitarios a médicos generales. Yo me propuse anotar durante dos meses las frases divertidas o penetrantes


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de mis pacientes, para comentarlas con los médicos. Llené así varias libretas. Entre las frases, había una que se repetía regularmente y que siempre anotaba con la misma extrañeza: “A menudo conocí la dicha, pero nunca me hizo feliz”. ¿Cómo explicar esta frase?
“A menudo conocí la dicha”: dicho de otra manera, conocí situaciones que correspondían a la idea, a la anticipación que yo tenía de lo que era necesario para ser feliz. Siendo pobre, sueño que si fuera rico, sería feliz. Siendo lisiado, sueño que si tuviera mis dos piernas sería feliz. O aún más –pienso particularmente en un paciente: “Si apruebo el concurso (y lo aprobó. Fue admitido en una Grande Ecole2 ), si soy nombrado en el Midi3 (y fue nombrado en el Midi), si puedo trabajar en esta empresa (fue nombrado en esa empresa) yo sería feliz”. Él realizó esas porciones de sueño, por lo tanto “conoció” la dicha... y sin embargo no era feliz, ya que en el curso de su historia personal, había aprendido a no ser feliz. Cuando era niño, sus padres estaban ausentes muchas veces; así que había vivido largos periodos de aislamiento, refugiándose en los libros para escapar del sufrimiento. Lo que se impregnó en su memoria, era una manera insegura de amar: “nadie puede amarme, no soy amable; la prueba es que aquellos que amo me abandonan para irse a recorrer el mundo. Así pues, que si por desgracia amo a alguien, me dejará”. Como era un muchacho inteligente, había podido esconder su miedo de vivir y su miedo a la sociedad.
Nouvel Observateur: ¿no podría extenderse el razonamiento y decir que nuestra sociedad es “depresiva”, según las palabras empleadas por Tony Anatrella, ya que realizó las grandes aspiraciones colectivas de la Postguerra? La mayoría de nosotros, vivimos hasta muy viejos y con mejor salud, comemos bien, estamos al abrigo, nos calentamos en invierno y nos refrescamos en verano, estamos asegurados contra las enfermedades, el desempleo, la vejez, tenemos carros y aviones para desplazarnos, tenemos vacaciones varias veces al año...Todo eso que llamamos progreso, parecía un sueño inaccesible a nuestros bisabuelos. Y, sin embargo, vemos cada vez más a la gente sucumbir en lo que Alain Ehrenberg denomina “la fatiga de ser uno mismo”...


Boris Cyrulnik: Todo lo que usted dice es verdad sin duda alguna. Y podríamos seguir con la enumeración: las mujeres controlan la fecundidad, es decir, pueden convertirse en personas, participar en la aventura social. Los resultados sexuales son mejores que antaño, y mejor compartidos. Antiguamente, en el acto sexual, era un hombre quien obtenía placer con una mujer ansiosa. Hasta los años 70 dos de cada tres mujeres eran frígidas o insatisfechas. Hoy menos del 15%. En el 86% de los casos, es un hombre y una mujer quienes comparten su placer. Se trata de un progreso inmenso, debido al control de la fecundidad, es decir, gracias a un descubrimiento técnico, seguido de una ley social.

Pero eso es el bienestar no la felicidad. Hay una fábula de Péguy que me parece hermosa: la fábula de los picapedreros. Charles Péguy va en peregrinaje a Chartres.4 Observa a un tipo cansado, que suda y que pica piedras. Y le pregunta: “¿qué está haciendo señor? -Acaso no ve, pico piedras; es duro, me duele la espalda, tengo sed, tengo calor. Practico un sub-oficio, soy un sub-hombre”. Péguy continúa y ve más lejos a otro hombre que pica piedras, que no se ve tan mal. “¿Señor qué hace?
-Gano mi vida. Pico piedra, no he encontrado otro oficio para alimentar a mi familia, estoy muy contento de tener éste”. Péguy continúa su camino y se aproxima a un tercer picapedrero que esta sonriente y radiante y le hace la misma pregunta, y este responde: “yo señor, construyo una catedral”. El hecho es el mismo, la atribución de sentido es completamente diferente. Esta atribución de sentido viene de nuestra propia historia y de nuestro contexto social. Cuando se tiene una catedral en la cabeza, no se pica piedra de la misma manera.
Nouvel Observateur: ¿no podría extenderse el razonamiento y decir que nuestra sociedad es “depresiva”, según las palabras empleadas por Tony Anatrella, ya que realizó las grandes aspiraciones colectivas de la Postguerra? La mayoría de nosotros, vivimos hasta muy viejos y con mejor salud, comemos bien, estamos al abrigo, nos calentamos en invierno y nos refrescamos en verano, estamos asegurados contra las enfermedades, el desempleo, la vejez, tenemos carros y aviones para desplazarnos, tenemos vacaciones varias veces al año...Todo eso que llamamos progreso, parecía un sueño inaccesible a nuestros bisabuelos. Y, sin embargo, vemos cada vez más a la gente sucumbir en lo que Alain Ehrenberg denomina “la fatiga de ser uno mismo”...


Boris Cyrulnik: Todo lo que usted dice es verdad sin duda alguna. Y podríamos seguir con la enumeración: las mujeres controlan la fecundidad, es decir, pueden convertirse en personas, participar en la aventura social. Los resultados sexuales son mejores que antaño, y mejor compartidos. Antiguamente, en el acto sexual, era un hombre quien obtenía placer con una mujer ansiosa. Hasta los años 70 dos de cada tres mujeres eran frígidas o insatisfechas. Hoy menos del 15%. En el 86% de los casos, es un hombre y una mujer quienes comparten su placer. Se trata de un progreso inmenso, debido al control de la fecundidad, es decir, gracias a un descubrimiento técnico, seguido de una ley social.

Pero eso es el bienestar no la felicidad. Hay una fábula de Péguy que me parece hermosa: la fábula de los picapedreros. Charles Péguy va en peregrinaje a Chartres.4 Observa a un tipo cansado, que suda y que pica piedras. Y le pregunta: “¿qué está haciendo señor? -Acaso no ve, pico piedras; es duro, me duele la espalda, tengo sed, tengo calor. Practico un sub-oficio, soy un sub-hombre”. Péguy continúa y ve más lejos a otro hombre que pica piedras, que no se ve tan mal. “¿Señor qué hace?
-Gano mi vida. Pico piedra, no he encontrado otro oficio para alimentar a mi familia, estoy muy contento de tener éste”. Péguy continúa su camino y se aproxima a un tercer picapedrero que esta sonriente y radiante y le hace la misma pregunta, y este responde: “yo señor, construyo una catedral”. El hecho es el mismo, la atribución de sentido es completamente diferente. Esta atribución de sentido viene de nuestra propia historia y de nuestro contexto social. Cuando se tiene una catedral en la cabeza, no se pica piedra de la misma manera.
Nouvel Observateur: Así pues, el sentido de su apólogo es: el malestar no es la infelicidad. Para ser feliz, es necesario un proyecto que dé sentido a nuestra existencia.



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Boris Cyrulnik: Cuidado, el bienestar es importante: si sufrimos físicamente, si tenemos hambre, si estamos en duelo, no somos felices. Por lo tanto, no idealicemos el pasado. Antes, uno de cada dos niños fallecía en el primer año. Los niños morían de diarrea, las mujeres de hemorragias y los hombres morían más tarde, generalmente, de infecciones. Sólo el 2% de la población alcanzaba nuestra esperanza de vida. La gran mayoría vivía en la desgracia constante, en el sufrimiento inmediato. Puesto que cuando uno está atrapado por un sufrimiento, se es prisionero de lo inmediato: no se tiene la posibilidad de soñar, de elaborar. “Elaborar” es la palabra importante.
Pero a la inversa, cuando los problemas materiales están aparentemente solucionados, si el contexto familiar y social no tiene sentido, el individuo no puede construir su identidad: “no puedo saber lo que soy, lo que quiero, lo que valgo sino en el encuentro y en la confrontación con otros. Voy a la escuela, papá y mamá son simpáticos, la comida está servida, tengo una pieza para mí, un televisor y sin embargo no sé quién soy. Tengo el bienestar, más no la felicidad. No tengo ninguna cuenta que arreglar con la vida, ningún proyecto que realizar, nada que contar. Ya que jamás he tenido la ocasión de alcanzar una sola victoria. Entonces me identifico con héroes efímeros, un cantante del cual olvidaré su nombre seis meses después, un futbolista que me hará gritar como si estuviera en trance...” Lo efímero.
“Hasta que llegue un día un acontecimiento, una experiencia que me identificará”. Eric Zorn dice que se sintió vivo por primera vez el día que le anunciaron que tenía cáncer. Y Cyril Collard: es bello, tiene una familia adorable, entra a la Central con el primer esfuerzo, y no sabe quién es. Él dice: “descubro quién soy a partir del momento en que comienzo a drogarme y a tener s**o sin protección. Porque hasta ahora, sólo he escrito una biografía con páginas blancas”. Yo sé que voy a ofender a muchas personas diciendo ésto, pero muchos jóvenes se hunden en la droga simplemente por eso: para vivir algo, para ser alguien. Por otra parte, existen adicciones sin droga: el juego, el s**o, el amor...

𝐄𝐑𝐈𝐂 𝐁𝐄𝐑𝐍𝐄: 𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐕𝐈𝐕𝐈𝐌𝐎𝐒 𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎𝐒 𝐆𝐔𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐕𝐈𝐃𝐀.Eric Berne observó que todas las personas a las que acompañaba ...
06/09/2025

𝐄𝐑𝐈𝐂 𝐁𝐄𝐑𝐍𝐄: 𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐕𝐈𝐕𝐈𝐌𝐎𝐒 𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎𝐒 𝐆𝐔𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐕𝐈𝐃𝐀.
Eric Berne observó que todas las personas a las que acompañaba en su proceso de terapia psicológica actuaban siguiendo lo que él denominó un "Guión de Vida", que es como el argumento preestablecido de una obra dramática que la persona se siente obligada a representar, independientemente de si se identifica o no con su personaje. Y es que cuando uno está representando un guión, lo que hace es actuar según la definición del personaje que ha sido escrita por otro. Según las investigaciones llevadas a cabo por Berne en su experiencia como psicoterapeuta, el guión de vida lo establece el niño durante su infancia, bajo la influencia, sobre todo, de sus padres y otras figuras parentales. Dicho guión se va reforzando por las diferentes experiencias y acontecimientos que el niño va viviendo a medida que crece.
Afortunadamente, la investigación muestra que los guiones pueden ser modificados. Y lo que es más importante, ese cambio de guión se realiza cuando el nuevo guionista decide ser uno mismo, reescribiendo el guión a su modo a partir de un progresivo proceso de toma de conciencia de cuáles son los elementos que condicionan y, a la vez, de cuáles son los deseos legítimos según los que la persona quiere vivir su vida.
Según Berne, un guión es un plan de vida que contiene lo más significativo de lo que le va a suceder a una persona. No se trata de un destino determinado por los dioses, sino que tiene su origen en los comienzos de la vida, en la infancia, en las tempranas decisiones que toma una persona joven para adaptarse y sobrevivir en su entorno y que quedan instaladas como un programa que conduce a la persona en el futuro y de manera inconsciente, salvo que ésta decida tomar consciencia de las creencias y decisiones inconscientes que gobiernan. El guión de vida, por tanto, se basa en las decisiones tomadas en la infancia, con la información y recursos disponibles en ese momento y que dan lugar a la creación de una cierta posición, esperanzas y curso de la vida. Son, en su momento, una solución aparentemente razonable para la situación existencial en la que se encuentra el niño.
Probablemente, la mejor manera de resumir lo que pensaba el doctor Berne se encuentra en el siguiente aforismo, que repetía a menudo: "Las personas nacen príncipes y princesas hasta que sus padres les convierten en sapos o ranas". Eric Berne sostenía que en una situación en la que el joven no esté bajo presión, las decisiones importantes acerca de la vida no deberían tomarse antes de la adolescencia, pero el guión de vida es el resultado de un conjunto de decisiones prematuras y forzadas, ya que han sido tomadas bajo presión y mucho antes de lo que es debido.
Dado que es en la infancia más tierna cuando se establecen las bases de la famosa autoestima, del valor propio y del valor de los demás, se trata de tomar conciencia de cuáles son los elementos de ese guión, entre los cuales cabe destacar los siguientes:
Los mandatos. El mandato o "la maldición", utilizando la terminología de los cuentos de hadas, hacen referencia a las prohibiciones o inhibiciones en el comportamiento del niño. Siempre se refieren a la negación de una actividad y están en relación directa con los deseos, temores o enojos de las figuras parentales. Según Berne, los mandatos son los mensajes que llegan al niño (principalmente de forma no verbal) a base de ser repetidos día tras día por sus padres o por las personas que tienen una fuerte influencia emocional en él, o excepcionalmente a causa de una circunstancia vivida como dramática.
Un segundo elemento importante a la hora de construir el guión de vida son las atribuciones. Como su nombre indica, una atribución le dice al niño lo que debe hacer o lo que debe ser. A diferencia de los mandatos, que son de naturaleza limitante, las atribuciones cargan al pequeño con aquello que se espera o desea que sea. También, como en el caso de los mandatos, la posible lista de atribuciones es ilimitada: "eres como tu tío", "eres igual que el abuelo", "eres... bueno, malo, listo, torpe, sano, frágil, especial, distinto, tremendo, etcétera". Etiquetas que, a base de repetición, se pueden colgar en la mochila que moldea la identidad de un pequeño que busca ser amado, protegido y reconocido.
Una revisión del guión de vida implica analizar diferentes dimensiones de la existencia relacionadas con el deseo, las creencias, las elecciones y las vocaciones. Por eso el trabajo no es rápido ni sencillo. Todo ello para redefinir la propia identidad, si cabe, así como las creencias y los permisos que nos acompañan en relación con las cuestiones más importantes de la vida: la pareja, el s**o, la religión, la vocación, la política, el placer, la prosperidad, etcétera.
El futuro de cada ser humano depende de muchas cosas, pero no conviene obviar la propia responsabilidad como uno de los factores, por no decir el factor, de mayor importancia. Esa responsabilidad se expresa en la voluntad y capacidad de generar cambios en uno mismo y en las propias circunstancias. Y, sobre todo, en la determinación para asumir la dirección de la propia vida realizando los cambios y renuncias que sean necesarios para ello. Porque quizá la consecución de la verdadera libertad llega cuando somos capaces de renunciar a lo que somos en favor de lo que podemos llegar a ser.

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