04/05/2025
*”Alfonsina, el Ángel de Amor”*
Había una vez, en un rincón especial del cielo, un pequeño ángel llamado Alfonsina. Desde que nació, todos los demás ángeles supieron que era diferente: brillaba con una luz suave, cálida y rosada, como un abrazo que nunca se termina.
Un día, los jefes de los ángeles llamaron a papá Ale y a mamá Cari. Ellos, que siempre habían soñado con el amor más puro, escucharon atentos:
—Tenemos a alguien muy especial para ustedes —dijo el ángel más sabio, sonriendo—. Su nombre es Alfonsina. No es un ángel común. Ella viene con un corazón tan grande que hará que todo a su alrededor florezca con amor.
Papá Ale y mamá Cari, emocionados, abrieron sus brazos... ¡y allí llegó Alfonsina! Con sus lentes mágicos que le permitían ver la belleza oculta del mundo y una risita suave que sonaba como campanitas, Alfonsina llenó su hogar de magia.
Cada día con ella era una aventura distinta. Aunque necesitaba una silla mágica para moverse y un tubito de viento para respirar, Alfonsina era la que enseñaba a todos a volar con el corazón. Su fuerza era invisible, pero poderosa. Con solo tomar la mano de mamá Cari o mirar a papá Ale con sus ojitos chispeantes, les recordaba que la vida está hecha de pequeños milagros.
A veces, cuando el viento soplaba suave por la ventana, papá Ale decía:
—¿Escuchás, Cari? ¡Es Alfonsina hablándole al viento!
Y mamá Cari respondía:
—Sí, Ale, nos cuenta que el amor verdadero no necesita palabras.
Así pasaban los días, riendo, soñando y agradeciendo cada instante. Porque tener a Alfonsina cerca era como tener un pedacito de cielo en la Tierra.
Y cuentan los sabios del mundo que quien alguna vez recibe la sonrisa de un ángel como Alfonsina, lleva para siempre en su corazón una chispa de amor eterno.
*Colorín colorado, este cuento de amor ha comenzado… y nunca terminará.*