23/08/2024
Cuando cumpliera 50 años, pensé que iba a tener mi vida resuelta. Aunque siempre he creído que los seres humanos estamos constituidos por las incertidumbre, imaginaba que muchas cosas estarían más claras y definidas. Nuevos comienzos en lo profesional y en lo personal, han movido mi vida y me han invitado a repensarme desde lo más profundo hasta lo más externo. Y eso es importante, pero a la vez es agobiante.
He caminado por muchas rutas durante estas décadas y he abierto muchos caminos en lo personal, lo profesional, lo académico y lo amoroso. He comenzado y me he detenido, he “saltado del barco” y también he tomado decisiones concienzudas. He permitido que la vida acontezca y frente a ciertas situaciones inesperadas me he dicho “hagámosle, qué hps”. Otras las he buscado y a otras les he puesto límite, he dicho que no y he dejado que sigan su camino sin mí. Me he arrepentido y me he felicitado y aunque si pudiera devolver el tiempo ciertas situaciones las hubiera evitado o las hubiera querido vivir, me agradezco por lo que he hecho ya que es lo que me ha permitido construir el presente que tengo, con todo y lo incompleto que es.
A menos de cuatro meses de cumplir 54 y de seguir la ruta hacia el “sexto piso”, sigo haciéndome preguntas y buscando respuestas. En lo laboral, en lo personal y en lo profesional sigo trazando rutas. Labores como la docencia, que sentía como una de mis certezas, cada vez es más lejana, mientras que otras como la labor psicoterapéutica que era periférica, se ha vuelto central y altamente relevante. Muchas cosas que antes quería y que me movían las tripas ya no las quiero y otras que veía lejanas, hoy las busco y las deseo cerca. A las certidumbres de la ocupación permanente, de las múltiples labores y de estar presente en cientos de actividades, las han reemplazado las certezas del reposo, la calma y la acción profunda sin afanes innecesarios. Sigo siendo el mismo en esencia, con todo lo bueno y lo no tan bueno que eso implica, pero a la vez, soy una persona diferente, en constante transformación pero a la vez, sincrónico con mi identidad.