15/10/2025
Como mi mamá se quedó a dormir en casa, tuve la oportunidad poco común de llevar a mi hija de 8 años a la escuela sin sus hermanos. Mientras nos preparábamos, le susurré:
“Si nos alistamos rápido y con buena actitud, pasaremos por la tienda de donas.”
Pero todo empezó a torcerse. Su camiseta no le quedaba bien. Los pantalones le molestaban. La casa estaba demasiado fría. Le dolía cuando le peinaba el cabello. Una cosa tras otra, hasta que la frustración se apoderó de ella.
Incluso cuando le recordé que estaba a punto de perder su dona, su enojo solo creció. Finalmente explotó gritando:
“¡ESTE ES EL PEOR DÍA DE MI VIDAAAAA!”
Me quedé quieta. No lo entendía. Intenté razonar con ella. Y luego, en mi propia frustración, dije:
“Sin dona.”
Mientras tomaba mi café en silencio y buscaba mi ropa, me di cuenta de que me estaba viendo reflejada en mi hija. Yo también sufro de sobrecarga sensorial. ¿La estática? Mi enemiga. ¿Ropa ajustada? Una tortura. ¿Días en que me siento hinchada y el pantalón me aprieta? El peor día del mundo.
Llevo casi 37 años en este juego y, aun así, hay días en los que mi enojo se me escapa de las manos. He sido esa adulta que piensa: “Detente, Mary”, sin poder detener la tormenta que ya comenzó.
Así que, cuando subimos al auto (después de que ella cerró la puerta de un portazo y resopló), respiré profundo y le dije:
“La forma en que me hablaste esta mañana fue grosera e injusta. Pero lo entiendo. Cuando yo era niña, si hablábamos así a nuestros padres, ellos respondían con más enojo, castigo o incluso con hostilidad. Creo que lo que realmente necesitaba era que alguien fuera amable conmigo.
Así que, aunque hoy has sido grosera conmigo, voy a ser amable contigo. De todos modos iremos por esa dona. Te quiero mucho, incluso cuando tienes emociones grandes.”
Ella rompió en llanto. Vi cómo la rabia se disolvía, dejando espacio a la tristeza. Entre lágrimas, me dijo:
“Perdón, mami, por ser mala contigo.”
Fuimos por la dona. Y cuando la vi caminar hacia la escuela con una sonrisa, pensé: “Esto se siente bien.”
Quiero hacer más de esto. Quiero elegir la amabilidad incluso en los días difíciles. Porque tal vez, solo tal vez, la bondad engendre más bondad.
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