11/10/2025
Autismo y Medicación: Lo Que Debes Saber
El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que influye en la comunicación, la interacción social, la conducta y la percepción sensorial. El autismo no es una enfermedad, por lo tanto, no tiene cura ni necesita "corrección" mediante medicamentos. Sin embargo, en algunos casos, se puede recurrir a medicación para tratar síntomas asociados que interfieren con la calidad de vida de la persona.
¿Cuándo se considera el uso de medicación?
Las personas con autismo son muy diversas. Algunas llevan una vida plena sin necesidad de fármacos, mientras que otras pueden presentar dificultades adicionales que sí requieren intervención médica. La medicación se considera cuando hay:
Ansiedad severa o trastornos del estado de ánimo
Hiperactividad o impulsividad extrema (similar al TDAH)
Conductas agresivas o autolesivas
Trastornos del sueño persistentes
Crisis sensoriales difíciles de gestionar
Tipos de medicamentos utilizados (siempre bajo prescripción médica)
Ansiolíticos y antidepresivos: para manejar ansiedad o depresión.
Antipsicóticos atípicos (como risperidona o aripiprazol): aprobados en algunos países para tratar irritabilidad severa, agresión o conductas repetitivas intensas.
Estimulantes o no estimulantes: si hay diagnóstico conjunto de TDAH.
Melatonina: comúnmente usada para mejorar el sueño en niños con autismo.
Consideraciones importantes
No todos los niños o adultos con autismo necesitan medicación.
La decisión debe ser individualizada, basada en la evaluación clínica y en diálogo con la familia.
La medicación no reemplaza las terapias conductuales, educativas o de apoyo. Estas siguen siendo fundamentales.
Como cualquier fármaco, pueden tener efectos secundarios que deben ser monitoreados por profesionales de salud.
Es clave una revisión constante del tratamiento: lo que funciona en una etapa puede no ser necesario en otra.
Un enfoque integral
El manejo del autismo debe ser multidisciplinario, incluyendo:
Intervenciones psicoeducativas y terapéuticas (como terapia ocupacional, del habla, etc.).
Apoyo familiar y escolar.
Un entorno comprensivo y adaptado.
Y, cuando es necesario, un plan médico bien supervisado.
En resumen:
La medicación no “cura” el autismo, pero puede ser una herramienta útil para mejorar el bienestar y el desarrollo cuando se utiliza con criterio y dentro de un enfoque integraal.