24/12/2013
Navidad, 2013.
A fines de 2013, Jesús nació en un asentamiento en Buenos Aires. Cuando María y José ya no pudieron pagar el alquiler de un pequeño cuarto en la villa, tuvieron que ocupar, junto a otros vecinos, los terrenos junto a la vía del tren de carga. Paredes de madera y trozos de chapa lo cobijan, hasta que puedan traer ladrillos, si la Policía no los corre.
En diciembre de 2013, Jesús nació en un hospital comarcal de Granada, en España. Su madre emprendió el viaje en una patera desde Marruecos con otros 40 inmigrantes subsaharianos. Todavía no le dijo a las autoridades desde dónde vino, un poco para evitar la deportación pero también porque quiere dejar el pasado atrás. Prefiere pensar en el futuro que espera para su hijo. Y guarda todas estas cosas en su corazón.
Terminaba 2013, cuando Jesús nació en un campo de refugiados en Jordania. Su familia llegó hace pocas semanas huyendo, como otras miles de familias sirias, de las bombas sobre Aleppo. Aunque no están seguros de ser bienvenidos en esa tierra ajena, volver a casa por ahora no puede ser más que un sueño.
En el último mes de 2013, Jesús nació en un acampe gitano al norte de París. Fue unos días antes de que la policía desmantelara el campamento. El camino de la deportación hacia Bulgaria será su primera lección para aprender que hay europeos de primera y europeos de segunda.
En diciembre de 2013, Jesús nació en un refugio de emergencia en Manila, Filipinas. Sus padres perdieron todo lo que tenían cuando el tifón Haiyan arrasó su ciudad, Tacloban. Sin familiares en la capital, sus perspectivas son difíciles, pero ya nada los espera en la costa, sólo los recuerdos y el temor de una nueva tormenta mortal.
El año 2013 llegaba a su fin cuando Jesús nació en un hospital de Madrid. En esos días, María y José fueron obligados a entregar su casa al banco porque ya no podían pagar la hipoteca. Más allá de la puerta del hospital, sólo los esperaba la calle y el frío invierno.
Terminaba 2013 y Jesús llegó a nosotros, junto a María y José. Pero nadie lo supo. Todo el mundo se apresuraba con las compras de último momento en los shopping mall. La ciudad se vestía de navidad, pero allí no había lugar para ellos.
¡Esta navidad brindemos por un mundo más inclusivo, más solidario y más humano!
¡Feliz Navidad!