Mindfulness cada dia

23/09/2025

Para recordar una vez más ... 🍃

« —Déjalo ir.
—Pero lo quiero.
—Pues quiérelo.
—Pero lo extraño.
—Pues extráñalo. Cada vez que pienses en él, mándale amor y Luz. Después deja ir el pensamiento.
Tienes miedo de dejarlo ir porque después estarás sola. Pero esto es lo que tienes que entender, si despejaras todo ese espacio que ocupas en tu mente por obsesionarte con él, tendrías una puerta y... ¿Sabes qué haría el universo al verla?
Colarse.
Se colaría y te llenaría del amor más hermoso que jamás hayas podido conocer. Así que deja de estar usándolo a él para bloquear esa puerta.
Déjalo ir de una vez... [...]»

“Come, reza, ama”
Elizabeth Gilbert

13/09/2025

Parar, aprendiendo a detenernos cada día 🧘‍♀️

«Detenerse es un gran arte. Es un arte humilde, percibir cuándo estamos cansados ​​o cuándo necesitamos caminar lentamente hacia nosotros mismos y no hacia algo ni hacia alguien más. Detente y escucha el latido de las cosas, siente el silencio, sus matices.»

Chandra Livia Candiani

13/09/2025

Sentirte seguro abre espacios de confianza para poder ser vos mismo, auténtico sin temores 🍀

10/09/2025

29/08/2025

(Gustavo Adolfo Bécquer/Alberto Favero)Del LP de 1984 "Los Patitos Feos".No poseo los derechos de esta canción. Este video ha sido hecho sólo con fines de en...

29/08/2025

"Deja que tu corazón se rompa, para que tu espíritu no lo haga"

A. Gibson

26/08/2025

LAS ESTACIONES DEL DUELO

El duelo es un calendario secreto
que nadie pidió abrir,
pero que la vida impone a la fuerza.
Y como las estaciones,
se vive sin poder acelerar su paso
ni detenerlo con las manos.

El invierno del duelo es brutal:
una helada que quiebra ramas
y silencia pájaros. Todo parece mu**to.
Los recuerdos se congelan en la memoria como fotos bajo el hielo,
y uno camina torpemente sobre un suelo
que cruje y amenaza con romperse.
Es el tiempo de la soledad,
cuando hasta la risa duele como si mordiera los labios partidos por el frío.

Pero llega la primavera, y aunque nadie lo crea posible, brotan pequeñas grietas de color en medio de tanta nieve derretida. No es felicidad, es resistencia. Una flor que se atreve a asomar es suficiente para recordarte que la vida, incluso después de perder, insiste. El duelo aquí no desaparece: se transforma en savia. Te dice que puedes volver a respirar, aunque el aire aún huela a ausencia.

Después aparece el verano, y duele distinto. El calor saca a flote cicatrices que parecían cerradas. La intensidad del sol recuerda lo que falta: compartías fiestas, viajes, voces que hoy no están. Y aunque el mundo parezca celebrar, tú caminas con la sombra de alguien que ya no podrá regresar. Pero el verano también enseña: se aprende a bailar con el vacío, a mojarse de sudor y lágrimas hasta entender que vivir, aun quemando, es un acto de fidelidad con quien se fue.

Finalmente, llega el otoño,
el tiempo de los balances.
Las hojas caen y entiendes que soltar
no es perder: es permitir que la raíz respire.
El duelo en otoño es memoria dulce,
un álbum que ya no corta como vidrio,
sino que acompaña como un fuego
bajo la leña. Es el tiempo de comprender
que cada caída trae consigo la semilla
de un nuevo comienzo,
aunque nunca vuelva a ser igual.

El duelo, como las estaciones,
no se puede negociar: se atraviesa.
Y en ese tránsito uno se descubre distinto, más frágil, sí, pero también más humano.

Porque quien atraviesa su invierno,
reconoce el milagro de cada primavera.

Quien soporta su verano,
aprende a agradecer la calma del otoño.

Y quien vive todas las estaciones del duelo, descubre que dentro de sí siempre habrá un pequeño jardín, donde incluso lo que duele puede florecer.

Fernando D'Sandi