14/07/2025
A veces, sentimos esa certeza inquebrantable: la vida es, simplemente, lo que es. Se despliega en su perfección inherente, un flujo constante y amoroso de la Fuente. Sin embargo, como seres humanos, nos hemos vuelto maestros en el arte de la complicación. Creamos infinitas interpretaciones sobre lo que "debería ser", lo que nos "falta" o lo que nos "duele". Y así, nos embarcamos en el agotador trabajo de tratar de "descomplicarnos" desde esa misma maraña mental.
Nos hemos apartado de la simpleza, de esa sabiduría innata que sabe que todo es perfecto en su manifestación. Perdidos en el laberinto del malestar, cada camino parece vano, cada esfuerzo se siente inútil. Pero hay un punto de inflexión. Cuando el alma se cansa de luchar, cuando nos entregamos por completo a lo que es, el velo se corre.
En ese instante de rendición, de abandono de la resistencia, se despliega ante nosotros el espectáculo sublime de la vida. Es tan potente, tan abrumadoramente hermoso y pleno, que la mente olvida por completo los supuestos "bienestares" que buscaba afanosamente en el estado de malestar. Nos damos cuenta de que aquello que anhelábamos ya estaba aquí, siempre, esperando ser reconocido.
El Camino de la Alegría es un acompañamiento amoroso para recordar esta simpleza. No se trata de añadir más conceptos, sino de soltar las ilusiones que nos alejan de nuestra verdadera naturaleza de gozo y abundancia. Es la invitación a rendirnos a la perfección de la vida tal cual es, y permitir que la alegría natural de tu Ser se revele.