21/07/2022
Hablemos del adiós. No del hasta luego, del ya iremos viendo, del quien sabe... NO. Hablemos del adiós. Del adiós para siempre.
Nos da una pena infinita hacer daño a quien queremos con toda el alma. Llevamos pasando mucho juntos, te amé muchísimo, y tú, me sigues amando. Pero hace ya un tiempo, que sé que se terminó. Y tú, también, pero no quieres verlo. Ni yo quiero decirlo en voz alta, por si se hace real.
Y así, van pasando los días. Cada vez tolero menos cosas, estoy más irascible, me parece mal cualquier gesto por tu parte y no te trato como debiera. Y el tira que libras, nos hace daño a los dos.
Llego a casa sin querer llegar y lo alargo al máximo. Tú me esperas alli, con miedo a que llegue porque cualquier roce, desatará el huracán. No hay nada para cenar. Déjame tumbarme ahí. No tengo ganas de hablar. Estoy cansada, no me rayes. En serio no entiendes que no tngo ganas de que me des la chapa? Lo siento. Joder, quita los pies de ahí que ya sabes que no lo soporto. Mira tío me voy a la cama, duerme en el p**o sofá. Lo siento de nuevo, no debí hablarte así. Joder. No me toques, en serio. Ya, ya sé que solo querías abrazarme, pero hoy no tengo el día. Ni ayer. Ni mañana.
Dormimos a años luz de distancia, dándonos la espalda. Y con los ojos abiertos. Sé que estás llorando, y sé que sabes que yo también. Y no sé dónde cojones he metido el valor para decirte que se acabó. Ni siquiera, cuando a veces me lo dejas a huevo y me preguntas si me pasa algo. Contesto que no te pongas pesado, que son cosas del curro, que se me pasará. Sabiendo los dos que nunca se me dio bien mentir.
Voy a romperte el corazón. Muchísimo. Y no sé cómo hacerlo. Te miro y noto que me muero cada vez que lo hago. Me vienen a la cabeza todas las cosas buenas que pasé junto a ti. Y a la vez, deseo con todas mis fuerzas no volver a tener que compartir más tiempo contigo. Y por eso me siento un monstruo. Porque erróneamente pienso que no mereces que te haga daño. Cuando el daño te lo estoy haciendo manteniéndote en esta situación.
Y así día tras día. Alargando la agonía de quienes saben que lo que fue un sueño, se ha tornado en pesadilla.
Y entonces, un día llego. Y me empiezas a contar tus historias, las cuales, me importan una mi**da, y de nuevo me veo escuchándote y odiándote sin quererlo, y no puedo más, y lo suelto de golpe, un ya no te quiero que digo tan bajito que se oye desde la otra parte del mundo, allí donde se estrellan todas las ilusiones que en algún momento nos hicieron felices. Y haces como que no lo has oído. Y hago como si no lo hubiera dicho. Y cae al suelo. Eso que llevas en el pecho y que late a ratos. Cae al suelo. Y en silencio, se oye la guerra gritar. Rabia, desolación, no me lo creo, furia, hija de p**a, lo siento, dolor, no me hagas esto, no puedo más, hija de p**a, dios cómo duele, joder que mi**da, joder lo siento.
Y un abrazo. Y millones de lágrimas que se mezclan. Por favor no me dejes. Por favor otra oportunidad. Por favor.
Es jodidamente difícil, hablar del adiós para siempre.
Pero lo jodidamente difícil de verdad, es decirlo. Y mantenerlo.